1. Una gran vida.

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RECOMENDACIÓN: Leer la primera parte de la historia (Corona de Sangre, parte 1: "Sin omega") que se encuentra en mi catálogo de historias BL.




- ¡Despierta, maldito infeliz! ¿Cómo pudiste eludir a todos?

El sonido de los gritos propinados contra mis pobres oídos, me alertó que ese no iba a ser el mejor de mis días. Despertar de esa manera era lo que menos me agradaba, pero también algo usual en mi vida.

- ¿No hay café? – Pregunté aún sin abrir los ojos.

- Ja, ja, ja. ¿Café? ¿Podrá soportarlo tu estómago?

La voz estridente de mi mejor amigo, volvió a resonar en mis tímpanos y llegó hasta mi cerebro, dotándome de la perdida de toda cordura.

¿Era muy temprano o muy tarde?

No quería abrir los ojos porque hacerlo significaba que nuevamente debía emprender la condena que significaban mis obligaciones.

- Necesitas un asistente, yo ya no puedo hacer este trabajo. – dijo e inmediatamente sentí un peso hundiéndose en uno de los extremos del colchón.

Automáticamente abrí los ojos y me encontré con las reminiscencias vacías de una habitación para nada lujosa. Era una pocilga de la peor clase.

- ¡Este trabajo es insalubre! Al igual que este lugar.

Mi amigo pateó una lata que se encontraba cerca de su pie o al menos fue lo que deduje al escuchar el aluminio retorcerse.

- ¡Vamos, Saran! Este es un trabajo fabuloso.

Saran bufó molesto y se levantó de la cama.

- Te esperan en una reunión, el presidente exige la presencia de todos sus empleados jerárquicos ¡Elige tú, que tan importante es eso!

Salté de la cama e inmediatamente busqué mis prendas por el suelo alfombrado, sin darme cuenta que mi amigo había abandonado el lugar.

Cuando alcé la cabeza y no lo vi, salí corriendo detrás de él.

- ¿Me dejarás aquí? – Protesté mientras me terminaba de acomodar el pantalón.

- En cinco minutos, me voy de este cochinero. Estaré en el estacionamiento. Si es que a ese espacio descampado, puede llamársele estacionamiento. – Se quejó.

- De acuerdo.

Diez minutos después estaba sentado en el asiento del copiloto, mirado como mi amigo maniobraba su ostentoso auto deportivo, por uno de los barrios más conflictivos de la ciudad.

- Realmente necesito un asistente – reí, pero mi amigo no respondió. - Lo lamento...

- ¿Cuánto más piensas seguir comportándote como un rockstar.? ¡Eres patético!

Se notaba en su rostro, estaba molesto.

- ¿Rockstar? Yo solo vivo la vida.

- Vives mal tu vida. – me corrigió.

- Eso depende del observador. No entiendo porque soy tan cuestionado por todos. – Argumenté reclinándome sobre el fino cuero del asiento.

- ¡¿No lo entiendes?! ¿Dónde pasaste la noche? O tal vez debería preguntar: ¿Con quién pasaste la noche? ¿Lo recuerdas acaso?

CORONA DE SANGRE (Parte 2: "Con Alfa")Donde viven las historias. Descúbrelo ahora