La Reina quiere Consorte

Caricia del Delirio

Las lagrimas brotan por una razon

Si no es para limpiar el alma

Es para que no nos mate el rehencor

Habia llegado nuevamente, esa maldita fase de su celo, se disponia a cruzar la esquina hacia su alcoba cuando sus piernas no soportaron su peso mas tiempo. Lo peor de esos dias es que sus emociones y sentimientos estaban a flor de piel, aun aquellos que habia sepultado desde hacia tanto.

Podia oir los susurros en la aldea, cada vez que pasaba, las viejas chismosas no paraban de inventar mas cosas, que se pudrieran en el infierno todos y cada uno de ellos. La garganta se le secaba de la rabia, su rostro ya se habia acostumbrado a mostrar siempre la molestia que le causaba el resto del mundo.
Se habia acostumbrado a defenderse solo, desde el primer incidente no pasaba un solo celo en el cual alguien no se le insinuara y que tambien terminara con la cara reventada de los golpes que Katsuki les propinaba. Sin embargo, como una sombra maldita cada que caia inconsiente, el rostro enmascarado de aquel que miraba como era violado por sus cerdos se burlaba de su impotencia desde lo alto.
La ansiedad lo carcomia como gusano y la angustia que sintio ese dia se quedaba hasta que pasaba el ciclo, los supresores no servian de mucho contra las alucinaciones, su madre muchas veces tuvo que sedarlo para que no destruyera tanto su habitacion como su propio cuerpo.
Cada que su mente se la jugaba de vuelta, sentia un profundo asco hacia su casta, hacia su cuerpo, se maldecia por haber sido debil, por no haber seguido al estupido Deku y jugarle la broma de haber desaparecido, de no haber sido que el ingenuo lo siguio buscando por horas seguro se hubiera muerto.

Maldecia cada centimetro de su piel que desprendia su aroma, maldecia su vientre por exigirle saciara su deseo de engendrar un hijo, maldecia este maldito mundo por haberse dividido en generos fuertes y debiles.
Con todo esto por sus ojos bailaban gruesas gotas salinas, se habia desplomado como un puto omega en celo y lo peor es que corria el riesgo que algun otro lo encontrara y las fuerzas ya lo habian abandonado como para luchar en contra del acto que seguro vendría luego.
Se estaba asfixiando con el terror que habia empezado a recorrerle las entrañas, necesitaba supresores o hiba a alertar a todo el Ooku, empezo a entrar en panico cuando con la mente embotada distinguio una luz que se acercaba, tenue, fragil, lenta, supuso debia ser algun guardia, habia auyentado a sus criados molestos asi que solo llegaban a darle ropa y comida en lo minimo que se requería, por lo que estaba totalmente solo.
Intentó hacer acopio de fuerzas y levantarse de donde estaba para llegar a la seguridad de sus aposentos, sin embargo un dolor agudo en su vientre lo hizo volver a doblarse, un sollozo escapo de sus labios imaginando que de nuevo tendria que pasar la pesadilla, su olor atraeria al resto y empezarian a tocar su cuerpo con descaro, dejarian las marcas de sus manos, dientes y asqueroso aroma sobre el y lo peor, como omega le gustaria, les pediria mas, mas hasta que su barriga estuviese llena de su blanco semen, mas hasta que se le chorrearan el culo y las piernas de su semilla.

Las lagrimas le salieron pero no se daba por vencido, siguio arrastrandose mientras la luz se dirigia hasta donde estaba, el enojo le empezo a subir por la garganta cuando sintio una mano posarse suavemente en su cabeza y a punto estuvo de lanzar un improperio cuando volteo su rostro y diviso vagamente a quien pertenecían las caricias.

- ... Hey ... Hey! - Oyó y trato, de enfocar mejor su rostro, respirando enrtecortadamente, sentia que en cualquier momento se hiba a desmayar - ... Que estas haciendo ahi? Mmm?... Donde estan tus criados? - la voz era tranquila pero cauta, firme pero comprensiva, como si se acercara a un gato asustado.