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Capítulo 439: Conducta codiciosa.

En Filadelfia, Estados Unidos.

Xiong Zhi sacó su pistola semiautomática veintidós. Si bien el arma era pequeña, era destructiva y tenía mucho poder. Esta pistola lo había salvado de numerosas situaciones peligrosas.

De toda la experiencia de sus peligrosas misiones anteriores, Xiong Zhi tenía un mal presentimiento sobre esto. Como una bestia, podía olerlo en el aire.

Ning Xi se escondió en un rincón y ella pudo sentir que algo andaba mal también, observando con atención la chica, Xiong Zhi respiró hondo y entró en el arsenal desértico y oscuro.

- Extraño, ¿por qué el jefe nos pediría que nos reuniéramos aquí? –

Un rato después de que Xiong Zhi hubiera entrado, un pequeño automóvil pasó zumbando y se detuvo. La puerta de pasajeros se abrió después de que el automóvil estuvo estacionado, y salió uno de los secuaces más confiables de Lu Tingxiao, Shi Xiao.

Pronto, otros dos matones bajaron y siguieron a Shi Xiao detrás.

- Líder, ¿por qué cree que el jefe nos reunió aquí? ¡Este lugar parece un arsenal abandonado! –

- Mmm... Recuerdo este arsenal. Debería ser el sitio de una pandilla de la mafia italiana. ¿Tiene el jefe alguna relación con las pandillas de la mafia italiana? –

Se miraron dubitativos el uno al otro.

- ¿Pandillas de la mafia italiana? –

Shi Xiao parecía un poco confundido. Estos dos hombres suyos fueron muy influyentes en Filadelfia. De lo contrario, Shi Xiao no los habría mantenido como sus secuaces. De todas las personas, estarían bien informadas sobre la distribución del poder en el área.

- Mmm, mafia italiana, pero el arsenal ya ha sido abandonado y no debería servir de nada ahora. –

Uno de los hombres asintió con la cabeza ante esta declaración.

- El jefe nos reunió en el arsenal abandonado de una pandilla de la mafia italiana. –

Murmuró Shi Xiao, con expresión tensa. Preocupado.

- ¡Tengan cuidado, actúen en consecuencia! –

Sus instintos le decían que estuviera en guardia. Shi Xiao luego entró en el arsenal con sus dos hombres.

En la esquina, Ning Xi se acercó sigilosamente detrás de ellos y entró también.

El arsenal estaba oscuro, lleno del hedor a cerveza rancia. Ninguna luz del exterior no podía entrar, por lo que tanto Ning Xi como el grupo de hombres de Shi Xiao no podían ver con claridad.

- ¡Ten cuidado! –

Shi Xiao dijo en voz baja y grave a sus hombres.

Oyeron el clic de una pistola recargándose y los dos hombres se sintieron incómodos. ¿Podría ser que no fuera el jefe quien había reunido a Shi Xiao aquí?

- ¡Saca tu teléfono para encender la luz! ¡Mira lo que está sucediendo! -

Instruyó Shi Xiao.

- ¡Si jefe! -

Dijo uno de los hombres, sacando su teléfono y encendiendo el modo de linterna.

Cuando la luz atravesó los puntos oscuros del arsenal, los ojos de Shi Xiao se abrieron de par en par. Xiong Zhi estaba tirado en el suelo, magullado y ensangrentado.

- ¡Xiong Zhi! -

Instintivamente, Shi Xiao se adelantó para ayudar a Xiong Zhi a levantarse.

- ¡Maldita sea... hay... un espía! -

Gritó Xiong Zhi, reconociendo a Shi Xiao.

- ¡¿Espía?! –

Shi Xiao se puso aún más nervioso, su agarre en su arma era cada vez más firme en sus sudorosas palmas.