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Capítulo 446: Yo también tengo reglas.

Xiong Zhi tenía los puños cerrados con fuerza, sus venas azules sobresalían a través de su piel. Con la orden de su jefe, si no pudiera cumplir y sobrevivir a esto, ¡no podría enfrentarse a su jefe Lu Tingxiao!

- Tranquilo, no te muevas ahora, no es tu turno de morir todavía. Pero si no vas a cooperar... las cosas se complicarán. Después de todo, tenemos mucho tiempo en nuestras manos, estúpidos cerdos. ¡El juego acaba de comenzar, jajaja! –

Dijo el hombre calvo con aire de suficiencia, como si estuviera destinado a salir de esta situación como un ganador.

- Shi Xiao, ese es tu subordinado. El jefe dio órdenes para proteger la seguridad de la Sra. Ning. ¡Incluso si no estás ayudando, no dejes que tu subordinado lo estropee! –

Xiong Zhi ignoró la advertencia del hombre calvo y le gritó a Shi Xiao.

Las cejas de Shi Xiao se fruncieron. Aunque no le agradaba la estúpida mujer, no quería que muriera.

- ¡No lo hagas! –

Shi Xiao le gritó al hombre de la camisa blanca.

- ¡Maldita sea! –

El hombre de camisa blanca escupió en el suelo con una mirada feroz en su rostro.

- ¡No me molestes ahora! Líder Shi Xiao, me trajiste aquí al arsenal para encontrarme con el Jefe, ¡pero mira lo que ha sucedido! ¡Es una trampa! ¡Estamos casi muertos aquí! ¡Ella es solo una actriz! ¡Debería sentirse honrada de que mi vida pueda ser cambiada por su muerte! –

En realidad, no estaba específicamente en contra de Ning Xi. Mientras pudiera vivir, no tendría ninguna duda incluso si le pidieran que matara a Xiong Zhi o incluso a Shi Xiao en este momento.

- No te preocupes, tienes tus reglas, yo también tengo las mías. –

Sonrió Ning Xi y sacó una pistola de la caja.

- ¡Estúpido cerdo, estás buscando problemas! Las reglas del juego han cambiado. ¡No te atrevas a tocar las armas, déjalas ahí! –

Gritó Alice mientras se levantaba.

- Mi querida Alice, no te preocupes por ella. Las armas no tienen balas, todos los cargadores están vacíos. –

Se jactó el calvo, riendo mientras todo estaba bajo su control.

Al ver su indiferencia, Alice se encogió de hombros y volvió a sentarse.

- ¿Saben que se trata de una pistola Beretta 92F italiana? –

Ning Xi dijo a la ligera mientras sacaba la revista.

-Tienes razón, es una Beretta italiana, pero ¿qué pasa con ella? El juego terminó hace mucho. Ya no importa si puedes reconocer las armas o no. Te va a matar uno de los tuyos... Hahaha, ya estoy emocionado de solo pensarlo. Mirándolos estúpidos cerdos matándose unos a otros, derramando sangre por todos lados, ¡¿qué maravilloso es eso?! –

El calvo echó la cabeza hacia atrás y se rio como un psicópata.

Ning Xi negó con la cabeza.

- El punto principal de esta pistola es que puede usar las mismas balas... -

Antes de que pudiera terminar, el hombre de camisa blanca cargó contra ella como el viento.

- ¡Maldita bruja, vete al infierno! –

Rugió el hombre de camisa blanca.

- Como la mayoría de las pistolas pequeñas... -

Ning Xi murmuró para sí misma, al mismo tiempo que saltó. Con todos mirando increíblemente, ella golpeó su rodilla en el abdomen del hombre.

¡Puaj!

Su rostro tuvo espasmos cuando un líquido viscoso fue excretado de su boca y cayó hacia atrás por el impacto del ataque de rodilla de Ning Xi.

Antes de que pudiera golpear el suelo, Ning Xi lo agarró por el hombro, con un puñado de su camisa en su mano.

¡Bam!

Sin darse cuenta de lo que acababa de pasar, Ning Xi lo había arrojado al suelo.

Al mismo tiempo, Ning Xi tenía algunas balas en la mano y en un abrir y cerrar de ojos, cargó la revista que sostenía todo el tiempo con asombrosa precisión.