v e i n t i t r e s

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Narrador Omnisciente

— Vení más para acá —la pelinegra vió por la cámara como él rodó los ojos en fingida frustración haciéndola reír. Se dió cuenta que estaba siendo un poco pesada, aunque ella prefería el término detallista.

— Nunca le des la oportunidad a una fotógrafa de sacarte fotos, —se habló a sí mismo— dale Candela apretá el botón, me canso —se quejó como un nene chiquito dando unas pisadas fuerte. Ella no le dió ni cinco de artículo acomodando su cabello a un costado lanzando un piquito para la foto, escrachando a su compañero.

Se volteó a verlo con una tímida sonrisa— Te prometo que es la última —ladeó su cabeza— es que no salgo bien y no me gusta ninguna, pero a la vez quiero tener una foto acá —soltó un suspiro acomodando su cabello nuevamente, pero no le gustaba nada de ella esa noche, quizás tenía que haberse escuchado cuando en un principio no quería salir a bailar. Pero ahora se da cuenta de que escucha más a su compañero de al lado que a ella misma.

— Si estás bien ¿Qué no te gusta?—expresó viendola de arriba a abajo, más allá de sonar cansado por la situación dió a entender que le molestaba que ella pensara así, se veía increíblemente bien esa noche y le enojaba que ella no se viera como él la veía— Te lo hice saber hoy cuando salimos

— Si bueno, sos hombre —le restó importancia al discurso que escuchó molestándolo, trató de hacerse la loca. En el fondo le encantaba oír cosas así de él— Solo necesito hacer ésto —le dió para que sostenga su celular, tiró su cabeza para abajo con todo su cabello y con ayuda de sus manos revolvió desde la mitad a sus puntas generando fricción alborotandolo.

— Había tantas y ésta me tocó —murmuró bajo viendo a sus costados, a la gente no le parecía importar tal acto, estaban en la suya. El lugar era grande, en todo el pasillo iluminado habían varios espejos grandes, algunas chicas que suponía eran amigas, también estaban por el mismo motivo. Era un espacio más calmado alejado de la multitud, en donde ibas a ver qué tan desastroso estabas o simplemente necesitar un poco de paz.

— Te escuché —se levantó de golpe llevando todo su cabello para atrás con cara de orto, ger arrugó su frente viendo la gran melena frizada de la chica que no estaba para nada ordenada, sonrió divertido— ¿Quedó?

— Si, —ella sonrió— horrible quedó, a ver tené' ésto —le devolvió su celular y se acercó a ella. Levantó sus manos y las llevó a su cabello ordenandolo mientras ella quedaba quietita viéndolo desde arriba en silencio. Él intentó armar una línea pareja que dividiera ambos lados y cada lado de éste intentó volver a salvar algunos bucles en el cual fue participe.
Nunca se lo hizo saber pero se quemó bastante los dedos hasta que le pudo agarrar la mano.

— ¿Ahora sí quedó? —su voz suave lo hizo salir del trance de acariciarle el cabello aún cuando ya había terminado. Le encantaba tanto darle esa muestra de cariño, que lo hacía inconscientemente ya.

— Amigo, soy increíble por favor no te lo toques más, debería ser estilista, que capo soy —la ánimo cuando vió su cara poco convencida, ella suspiró y volvió a posar.

“Que bipolar es, me encanta, aunque también es preocupante, por las dudas debería estar preparado tal vez empeora y...”

— Quiero aprovechar la luz nada más y el espejo es lindo, déjame —lo hizo regresar en si y como si hubiera escuchado sus pensamientos se excusó viendolo a través del espejo— Y porque estás lindo —fue suficientemente audible para que él la escuchara. Él sonrió de costado agrandándose, de pronto se le subió el autoestima a mil dándole ganas de sacarse todas las fotos que ella le pida. Podría ser que también sea un poco bipolar.

𝘼𝙏 𝙉𝙄𝙂𝙃𝙏 : ̗̀➛ 𝘎𝘦𝘳𝘮á𝘯 𝘜𝘴𝘪𝘯𝘨𝘦𝘳Donde viven las historias. Descúbrelo ahora