Chapter 17

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Capítulo 17:

       Pasión en una prisión.
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La tensión entre Will y Ford había alcanzado su punto de ebullición. Cada mirada, cada roce, era una chispa que encendía el fuego que ambos sabían que no podrían apagar. La mansión, con sus pasillos oscuros y habitaciones llenas de secretos, parecía más pequeña, más claustrofóbica, atrapándolos en un juego del que ninguno podía escapar.

Ford había conducido a Will hasta su habitación, cerrando la puerta tras ellos con un silencio que era más ensordecedor que cualquier sonido. Will, con el corazón latiendo frenéticamente, sabía lo que venía. Lo sentía en cada fibra de su ser, y aunque una parte de él quería resistirse,pero lo deseaba y se culpaba por eso, lo ansiaba con una desesperación que lo culpabilizaba.

Ford se acercó lentamente, sus ojos fijos en Will con una intensidad que lo hizo retroceder hasta que su espalda chocó contra la pared. No había escapatoria. Ford lo tenía exactamente donde lo quería, y ambos lo sabían.

-Te has vuelto tan dócil, Will -murmuró Ford, su voz suave como un susurro venenoso mientras levantaba una mano para acariciar el rostro de Will-. ─Tan dispuesto a hacer lo que sea para complacerme,que dulce...─

Will tragó saliva, sintiendo que su cuerpo respondía al toque de Ford de una manera que no podía controlar. Sus palabras se enredaban en su mente, haciéndole olvidar cualquier pensamiento de resistencia. No quería luchar. No podía.

-Soy... tuyo -respondió Will, apenas reconociendo su propia voz. Era una afirmación, una aceptación de lo inevitable.

La sonrisa de Ford se ensanchó, y en un movimiento rápido, lo empujó contra la cama, inclinándose sobre él con una mezcla de dominio y deseo. Will sintió cómo su mundo se reducía a ese momento, a la presencia imponente de Ford, a la sensación de estar completamente bajo su control.

-Lo sé -dijo Ford, inclinándose para rozar los labios de Will con los suyos, un gesto que lo dejó temblando de anticipación-. Eres mío, Will. Siempre lo has sido, y siempre lo serás.─

El beso que siguió fue como una tormenta, feroz y devorador, dejando a Will sin aliento. Cada caricia, cada movimiento, estaba cargado de una pasión que lo consumía desde dentro. Ford sabía exactamente cómo manejarlo, cómo hacerlo suplicar sin necesidad de palabras. Will se aferró a él, perdiéndose en la vorágine de emociones que lo arrastraba cada vez más cerca del abismo.
Ford quito y deslizó cada prenda de su chico, al tenerlo desnudo delante de él, tan dócil le editaba de sobremanera, Ford guió las manos temblorosas de Will a sus ropajes y Will entendió, Quito cada broche de la chaqueta elegante, hasta la corbata de un color fantástico, al terminar en aquella sección, fue hacia los pantalones ajenos.
Al tener desnudó delante a un hombre grande fue un espasmo de vergüenza y sus hombros se tiñeron de carmesí.

Ford no le dio tregua. Sus manos exploraron el cuerpo de Will con una familiaridad que le hizo recordar todas esas noches perdidas, todas esas veces en las que había sido suyo, en cuerpo y alma. Y ahora, más que nunca, esa realidad era ineludible.

Justo cuando el deseo se había vuelto insoportable, cuando ambos estaban a punto de cruzar la línea que los separaba del punto de no retorno, Ford se detuvo. Will, con la respiración entrecortada, lo miró con desesperación, buscando en sus ojos la razón de esa pausa repentina.

Ford lo miró fijamente, su mirada cargada de una posesión que era casi sofocante.

-Nunca olvides, Will... -susurró Ford, su voz baja pero firme, mientras sus dedos se hundían en el cabello de Will, tirando suavemente para forzarlo a mirarlo a los ojos-. Todo lo que eres, todo lo que serás, me pertenece. No puedes escapar de mí, porque sin mí... -se inclinó aún más cerca, sus labios rozando los de Will con una promesa peligrosa-. No eres nada.. ─ al culminar aquella frase, mordió el lóbulo de Will, quien gimio ante esta acción.
La respiración de Will se detuvo ante esas palabras, su cuerpo temblando bajo el peso de la declaración de Ford. No había escapatoria, no había otra opción. Estaba atrapado, y Ford lo sabía, disfrutando del control absoluto que tenía sobre él.

El momento estaba cargado de tensión, cada segundo se sentía como una eternidad, y justo cuando , Ford sonrió de manera triunfal, sin permitir que Will escapara de su dominio.

El silencio entre ellos era ensordecedor, lleno de promesas siniestras y deseos reprimidos, mientras el suspenso se apoderaba del aire. Ford se retiró levemente, dejando a Will en un estado de confusión y deseo insatisfecho, sabiendo que este juego aún no había terminado.

-Esto es solo el comienzo -murmuró Ford, su voz grave llenando la habitación antes de dejar que la tensión y el suspenso colgaran en el aire como una amenaza latente.
Y con esas palabras llegó la acción.

Ford llevo sus manos a los muslos pálidos de Will, mordió y succiono cada trozo de piel.

La preparación fue casi nula al Ford percatarse que Will ya estába lubricado.

Lo cual no fue sorpresa, no es la primera vez que tenían este reencuentro tan íntimo.

De rodillas delante de Ford se encontraba Will quien tomaba hasta la última gota que había sido derramada en su boca.

Los gemidos y gruñidos bajos y por parte de Will fuertes, llenaban la gran habitación,Ford empujaba cada vez más dentro de Will, quien se removia en la cama, agarrando las sabanas.

Varias posiciones fueron hechas en aquella cama, Ford lleno el interior de Will una vez más.

Sin decir una palabra, Ford se acercó, sus ojos fijándose en Will con una intensidad que lo dejó sin aliento. No había escapatoria, lo sabía, y Ford lo sabía también.

—Eres mío, Will —murmuró Ford, su voz baja y peligrosa mientras lo empujaba contra la cama—. Siempre lo has sido.─

Will no pudo decir nada, su cuerpo respondía al toque de Ford, cediendo sin resistencia mientras este tomaba el control. No había lugar para dudas, solo para la pasión ardiente que había estado esperando liberarse.

Ford lo besó con fuerza, reclamándolo como suyo mientras sus manos recorrían el cuerpo de Will con una urgencia que no admitía objeciones. El calor entre ellos creció rápidamente, y en cuestión de momentos, Ford lo había despojado de cualquier rastro de resistencia.

El acto que siguió fue rápido, feroz, lleno de una necesidad desesperada que no dejaba espacio para palabras. Will se aferró a Ford, dejándose llevar por la intensidad del momento, sintiendo que su conexión con él era tan inescapable como el destino.

Cuando el clímax se acercó, Ford se detuvo, mirándolo con ojos llenos de satisfacción al llenar una vez más a Will, después de mucho tiempo.

—Nunca lo olvides, Will,te amo—susurró Ford con una sonrisa oscura mientras lo mantenía cerca

Con esas palabras, Ford selló su control, y en ese momento, Will  sonrió aunque no pudiese escapar de todo el control de Ford, sonrió por este momento guardandolo en su corazón, Will beso a Ford y este envolvió sus manos a los costados de la cadera de Will.

Y así cansados y exhaustos, se envolvieron en las sabanas suaves de la gran cama, dejándose guiar por los dueños.

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