Chapter 19

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Capítulo 19:
Bajo Vigilancia
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Will se despertó en la amplia cama, sintiendo el frío recorrer su piel desnuda. La sensación lo hizo temblar ligeramente, y cuando abrió los ojos, se encontró completamente expuesto. El calor de la noche anterior se había desvanecido, dejándolo solo con la realidad incómoda de su desnudez. Se giró lentamente, sintiendo sus mejillas arder de vergüenza al darse cuenta de que Ford estaba de pie frente a él, completamente vestido, con una expresión que mezclaba diversión e ironía.

-¿Te avergüenzas ahora, Will? -dijo Ford, su voz suave, pero cargada de ese tono burlón que siempre lograba que Will se sintiera diminuto-. No es la primera vez que te veo así, y debo admitir que no te sienta nada mal─ hablo con una sonrisa.

Will apartó la mirada, tratando de cubrirse con las sábanas, pero Ford lo detuvo, tomando su mentón con firmeza y obligándolo a mirarlo a los ojos. La intensidad en la mirada de Ford era casi insoportable, y aunque había una chispa de deseo en ella, su principal sentimiento parecía ser la satisfacción de tener el control.

-Deberías estar acostumbrado a esto -continuó Ford, soltando una risa suave que resonó en los oídos de Will como un eco de su vergüenza-. Pero supongo que es parte de lo que me gusta de ti, tu inocencia, aunque tan frágil, sigue presente.─

Will no respondió, incapaz de encontrar las palabras. Sabía que Ford tenía razón; no era la primera vez que lo veía así, pero nunca dejaba de sentirse vulnerable bajo su fría mirada.

Ford dejó de reírse y su rostro se endureció un poco. Sus ojos recorrieron lentamente el cuerpo de Will, disfrutando de la imagen que tenía frente a él, pero finalmente suspiró, apartando la mirada.

-Tengo una cena de negocios, William -dijo, su tono volviéndose serio-. Pero quiero que recuerdes algo mientras estoy fuera. No hagas nada que no debas. No quiero que te metas en problemas, ¿entiendes? Soos ni mano derecha te vigilará, y sé que no te ayudará, porque conoce las consecuencias de desobedecerme, y conoce su lugar aquí. Él me dirá todo lo que hagas y lo que no hagas─.

Will asintió en silencio, su garganta apretada por la tensión. Ford se acercó un poco más, bajando la voz a un susurro mientras sus dedos rozaban la clavícula de Will.

-Si desobedeces, sabrás que siempre hay consecuencias, William. Y no querrás que me enfade, ¿verdad?─

El corazón de Will latió con fuerza en su pecho. Sabía lo que significaban las palabras de Ford, y no podía evitar sentir un escalofrío de miedo recorrer su columna vertebral.

-No, no quiero -susurró, apenas audible.

Ford sonrió, satisfecho, y le dio un último vistazo antes de apartarse y darle un beso en la frente.

-Buena decisión. Ahora, pórtate bien mientras no estoy.─

Con eso, Ford se levantó de la cama y salió de la habitación, dejando a Will solo con sus pensamientos.

El silencio en la habitación era abrumador. Will se quedó inmóvil por un momento, escuchando cómo los pasos de Ford se alejaban hasta que todo quedó en calma. No sabía cuánto tiempo pasó antes de que decidiera moverse. Se levantó lentamente, sintiendo cada músculo tenso mientras procesaba las amenazas veladas de Ford.

Decidió que lo primero que necesitaba era una ducha. Se dirigió al baño, donde la gran bañera de mármol lo esperaba. El agua caliente llenó el espacio, creando una neblina reconfortante a su alrededor. Will se sumergió, dejando que el calor relajara su cuerpo mientras cerraba los ojos y trataba de aclarar su mente. Tomó un jabón aromático y, con movimientos suaves, limpió su piel, disfrutando del aroma que impregnaba el aire. Al salir, su cuerpo blanco resplandecía, al salir se tomó un momento para apreciar el contraste con las ropas elegantes y sueltas que escogió ponerse, del gran armario.

Ya vestido, Will volvió a la habitación, y su mirada se dirigió a un gran mueble al otro lado. Abrió un cajón y, para su sorpresa, encontró un álbum de fotos. Sabía que Ford había dejado a Soos, el mayordomo y amigo suyo en secreto, vigilando la puerta, pero la curiosidad fue más fuerte. Se sentó en el borde de la cama y comenzó a hojear el álbum.

Las primeras fotos mostraban a Ford y Stanley, mucho más jóvenes y llenos de una alegría que ahora parecía perdida. Luego, encontró imágenes de dos niños: Dipper y Mabel. Gemelos, hijos del otro hermano de Ford, con características claras de los Gleeful. Dipper, con la marca de la Osa Mayor en su frente, mostraba una expresión fría, mientras que Mabel irradiaba un egocentrismo inquietante, siendo apenas unos niños de que ¿Siete? Will sintió un escalofrío al observarlos. Aquellos niños no eran dulces; su intensidad lo hacía dudar de su propia percepción.

Cerró el álbum y miró hacia la puerta, consciente de que Soos lo esperaba afuera. La relación entre ambos siempre había sido secreta. Soos, con su carácter amigable, había sido un apoyo silencioso en los momentos más difíciles, cuando Ford descargaba su frustración de manera pasional o psicológica sobre Will. A pesar de la advertencia de Ford, Will no podía evitar sentirse reconfortado al saber que Soos estaba cerca, su amigo, su primer amigo.

Finalmente, decidió salir. Al abrir la puerta, se encontró con Soos, quien lo miró con una sonrisa cálida y preocupada.

-Will -dijo Soos en un tono bajo, utilizando su nombre completo con la misma familiaridad de siempre-. ¿Estás bien? El señor parecía estar calmado..─

Will asintió, aunque sabía que Soos podía ver la verdad en sus ojos. Los dos se dirigieron al comedor, donde se sentaron a desayunar. Soos, a pesar de la prohibición de interactuar demasiado con Will, no pudo evitar conversar con él en tono amable. Era como si la amistad que compartían, a pesar de todo, fuera indestructible.

Mientras hablaban, Soos estaba consciente de que eran observados por Ford, que desde su reloj, miraba atentamente cada gesto, cada palabra intercambiada. La manera en que Will se expresaba, con una confianza y libertad que rara vez mostraba, hizo que Ford apagara el dispositivo con una sonrisa en los labios. Sabía que esa noche tendría una conversación seria con Will. Pero por ahora, su reunión de negocios requería su atención.

Después del desayuno, Will decidió salir al patio. Se sentó en una silla junto a una mesa, disfrutando de una taza de té al lado de el estaba Soos, que tenía una tetera en sus manos. La conversación entre ambos fluía con naturalidad,Will quien había traído consigo el álbum hablo con una sonrisa cada detalle. Will intentaba disfrutar de todo el momento posible, pero no podía sacudirse la sensación de la advertencia, incluso si el no estába.

Mientras el día avanzaba lentamente, Will volvió a la habitación, su mente luchando por encontrar una salida, pero sabiendo que, por ahora, solo podía esperar. Esperar a que Ford regresara, a que le diera una nueva instrucción, porque, en el fondo, ya no sabía cómo vivir sin que Ford le dijera qué hacer.

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Pobre Will ni un momento tiene solito 😔

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