capitulo 25

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Animadamente el pequeño Ciel sacude ambas manitas, sonriendo ampliamente mientras se despide de sus padres antes de ingresar al jardín de infantes. Quería quedarse más tiempo con ellos dos pero se abstuvo de pedirlo, no podía estar enmedio de los dos si su deseo es que ambos adultos se vuelvan mucho más cercanos.

Ciel creía firmemente que entre Kostya y Rossi podría desarrollarse una genuina, hermosa relación solo tiene que ser paciente para que eso llegue y dar pequeños empujones si es necesario para que esa relación sea solvente.

‹Tal vez estoy siendo un entrometido y egoísta en querer que ellos dos desarrollen una especie de relación más intimidad. Puedo darme cuenta que a Rossi no le desagrada mi padre, al principio era muy distante ni siquiera permitía que padre hiciera algo por él. Mucho menos le agradaba que lo tocará. Sin embargo con el pasar de los días conviviendo eso fue desapareciendo.

Ha Rossi ya no le incómoda que su espacio personal sea invadido ya sea por padre, o por mí. Por eso pienso y tengo la esperanza de que mi padre podrá llegar al corazón de Rossi. Mi padre será quién le ayude a cicatrizar su heridas porque no soy tonto, puedo darme cuenta que Rossi esconde un gran dolor.

Espero que sane y si puedo ayudar también ayudaré, todo por seguir viendo su hermosa sonrisa así como la de mi padre. Puedo verlo en esos ojos brillantes, ha él le gusta Rossi. Con solo ver su mirada embobada cada vez que mira fijamente a Rossi puedo darme cuenta de ello. Y creo que no soy el único, mi tío Axel también se ha dado cuenta porque en varias ocasiones le ha ayudado a mi padre.

Tanto mi tío como yo queremos que mi padre siga así de alegré, con su mirada brillante y no a punto de volverse un abismo. Desde que apareció Rossi el aura de padre ya no es melancólica, no se encuentra perdido y ya no sonríe para hacerme saber que está bien aunque era muy consiente que no era así, sin embargo eso ya no es así. Él ya no finge estar bien porque enserio lo está.›

Ciel corrió hacía ellos dos no podía solo entrar tenía que darles otro fuerte abrazo, se sentía extrañamente muy feliz como un niño con dos padres. Padres que han venido a dejarlo al jardín. Siempre había querido esto y ahora que sucedió no sabe cómo actuar o que hacer con tanta alegría.

—¿Qué pasa?—Rossi baja a la altura de Ciel, acariciando las regordetes mejillas del pequeño.—¿Te duele algo?

Si por algún milagro mi pequeña ardilla aún esta viva, espero que se lleve muy bien con este bello pequeñín. No quiero ilusionarme pero no negaré que estoy esperando buenas noticias de la investigación realizada por Jes. Rezo cada día para que esa posibilidad se vuelva una esperanza y que luego esa esperanza se vuelva una realidad.

—No es nada.—Sonríe.—Solo estoy muy feliz.—Mira a su padre.—Gracias, padre.—Abraza la pierna de Kostya.—Te quiero.

«¿En serio estás bien? ¿No te duele algo?...o, ¿solo estás demasiado emocionado porqué por fin pudiste cumplir tu deseo? Poder ser llevado al colegio por dos padres como los demás niños.» Frota su mano sobre el cabello de Ciel.

‹Aunque fingía no importarle yo lo sabía, sabía que mi pequeño le daba mucha envidia mirar a los demás niños siendo llevados y recogidos por sus dos padres. Ciel siempre veía a través de la ventana como todos ellos eran abrazados por sus madres, deseando un día también poder disfrutar un momento como ese, correr a los brazos de sus dos padres.›

En eso momentos Kostya solo podía apretar sus dientes y volver sus manos en un puño, impotente. No podía hacer nada al respecto, solo ser paciente hasta que llegará en día en que volvería encontrarse con esos ojos lilas. Papá de Ciel. Solo entonces haría hasta lo imposible para que ambos se conocieran y convivieran juntos solo que no se esperaba que Rossi los encontrará primero.

¿Perdonarte? jamásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora