Capítulo 11: Haciendo de niñera.

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PDV Amy:

Oí el timbre sonar. Bajé las escaleras y abrí la puerta para encontrarme con Vainilla y, detrás, una tímida Cream.

Dirás, ¿en qué momento pasó esto? Pues déjame decirte que hace un par de días, Vainilla me había avisado que iba a ir a una cita con Vector, por lo que me pidió que la cuidase. No me sorprendió, ya que era parte del trato, pero me sentí confusa al ver una segunda figura detrás de la coneja adulta. Levanté una ceja con cara de "y este quién es". Ella me sonrió nerviosa.

-Verás, es que justo hoy una amiga mía se encuentra en un compromiso por lo que, de manera inesperada, lo dejó a mi cargo. Y, pues, no sabía qué hacer con él. Así que, si no te molesta, podrías cuidar también a Charmy.- Me suplicó juntando sus manos. Yo simplemente rodé los ojos para luego asentir.

-¿Por qué no? Cuantos más mejor.- Acepté. Pobre de mi, tan ingenua.

-Perfecto. En fin, adiós Cream, Charmy y muchas gracias Amy. Hasta luego niños, regreso a las seis. No hagan ninguna trastada.- Se despidió rápidamente y salió corriendo de ahí.

Yo me quedé parada en el umbral preguntándome por qué tenía tantas prisas por salir de ahí. En serio, a veces soy muy tonta cuando me lo propongo.

Los niños entraron a la casa y yo cerré la puerta detrás de mi. Bueno, solo son 2 horas, no sería tan difícil, ¿no?

Media hora después.

YA NO PUEDO CON ESTOS DOS, SE LLEVAN PEOR QUE EL AGUA Y EL FUEGO. A ver Amy, respira. Me encontraba tirándome de las púas mientras intentaba inútilmenteque los dos chicos dejasen de pelear.

-¡DEVUÉLVEME MI MUÑECA!- Chillaba Cream.

El otro le sacó la lengua. -Oblígame.- Empezaron a correr por toda la habitación destrozando todo a su paso.

Me encerré en el baño, incapaz de enfrentarlos ni siquiera durante un minuto más. Cogí mi celular y marqué a Sonic para que me ayudase. A estas alturas del cuento me daba igual si era SA91 o no, me era imposible lidiar con estos dos sola. Lo que iba a ser un domingo tranquilo se había convertido en la tercera guerra mundial. Esperé y esperé... hasta que oí esto:

Hola, ¿qué tal? Si estás escuchando estoy seguramente comiendo, o durmiendo, o comiendo... ¿ya he dicho durmiendo?

Colgué y, por puro instinto, llamé a la última persona que pensé que iba a llamar.

-¿Shadow?

-¿Qué ocurre?- Escuché un bostezo al otro lado de la línea y la vergüenza me invadió.

-¿Te he llamado mientras dormías? Perdón, perdón, perdón.- Repetía sin cesar hasta que oí su voz rasposa por el teléfono.

-Esta bien, no pasa nada. ¿Te ocurre algo?

-No, bueno, sí. Se supone que hoy tenía que hacer de canguro de una niña dulce y tierna, pero nadie me avisó que su acompañante sorpresa sería el hijo de Satanás.- Exageré.

-¿Y...?

-Necesito que me ayudes, porfa.- Supliqué. Oí un suspiro.

-Si sabes que cuidar niños no es lo mismo que cuando jugábamos a las casitas, ¿no?

-Por favor. Estoy encerrada en el baño porque me tienen harta.- Me quejé alargando la última palabra.

-¿Amy harta? Esto tengo que verlo. Voy para allá.

Colgó y yo me quedé mirando el móvil divertida. Me encantaba que hubiese recuperado esa chispa que tanto me gustaba de él. Durante aquel día en el cementerio, no volvió a ser el niño que tanto anhelaba, pero tampoco era el gruñón que tanto detestaba. Y me agradaba que hubiese cambiado, pero conservando sus mejores rasgos. Prometimos apoyarnos mutuamente, y eso era exactamente lo que íbamos a hacer.

Destino (ShadAmy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora