red desire

12. dream

El blondo se encontraba en la oscuridad del cuarto, sus ojos rubí brillaban más que nunca mientras asechaba al semialbino atado en el suelo.

Se acercó para tomarlo del cuello y empezar a ahorcarlo, más no como mero fin recreativo, su mano se apretó más y más ignorando los golpecitos que este le daba para que lo soltara.

Reaccionó hasta que Shoto dejó de moverse, lo había asfixiado por completo...lo tiró al piso y un humo rojo comenzó a cubrir toda la habitación.

Entonces le llegó una gran sed, sed de sangre, de lastimar.

Se levantó rápidamente algo sudado, volteando instantáneamente a la cama donde el semialbino ya estaba durmiendo cómodamente como un bebé.

Había sido un sueño, uno raro y desagradable.

Salió al balcón a tomar algo de aire, tratando de despejar su mente mientras observaba las estrellas y los árboles.

Volteó a ver la luna, aún estaba en cuarto creciente.

-¿Que haces despierto?- le cuestionó el semialbino desde las puertas del balcón

-nada, se me fue el sueño, bastardo entrometido- respondió

-mmm, ¿No te duele nada?-

-no, estoy bien-

-bueno, si necesitas algo dímelo- pidió dándose media vuelta

-pensandolo bien, si quiero algo- comentó

-¿Qué?-

-ven aquí- le llamó con un ademán

Se acomodó para rodear el cuello del semialbino con sus brazos para poder darle besos en el cuello, sintiendo a este aoegarse más a él, colocando su rodilla entre sus piernas para empezar a presionar.

El blondo pasó sus manos lentamente por el cuerpo del semialbino dándole a entender que era aquello que quería.

-¿Podemos ir adentro?- cuestionó a Katsuki

-sí, ve a acostarte en la cama- ordenó viendolo caminar delante de él, simplemente sentándose en aquel lugar

El blondo comenzó a caminar hacia él mientras quitaba lentamente sus prendas tirandolas por dónde pasaba, sentándose sobre el semialbino nuevamente, empujando su torso sobre la cama para besarlo.

Ató sus manos al respaldo de la cama con ayuda de su pantalón de pijama, para después estirarse y tomar una vela entre sus manos.

Eran velas aromaticas, que estaban dentro de un bote de cristal, pero la cera ya estaba algo derretida, así que la podría usar sin problema alguno.

Comenzó a derramar la cera sobre el torso del semialbino, sintiéndolo retorcerse bajo a él, aunque sin protestar nada.

-¿Y esto porque es?- cuestionó

-porque sí, se me pegó la gana y ya- respondió volviendo a frotarse con Shoto, quien tenía los cristalizados soltando jadeos de su boca

-quema- pronunció en un leve gemido

-lo sé, pero parece que no te molesta- comentó al sentir el miembro del semialbino comenzar a despertar

-además, disfruto hacerte llorar principito- colocó su pulgar en sus labios rozándolos, pasando de allí al cuello del otro.

-lo noté desde el primer momento en que me pusiste las manos encima- respondió entrecortadamente debido a la ligera falta de oxígeno -no voy a rehusarme a nada de lo que pidas- continuó