red desire

29. potion

Un peliazul con lentes se asomó al lado de Uraraka, viendo a los presentes sentados en un sillón

-buenas tardes, bienvenidos- saludó a cada uno tendiendoles la mano

-supongo que necesitan servicios o algo así-

-sí, pero no están seguros en qué- explicó Uraraka

-mmm...- se acercó a analizarlos a los tres con sus dones de bruja, percatandose de algo singular

-tú, tienes algo diferente, es como si fueras dos esencias distintas- explicó mirando al rubio

-soy un mestizo, mitad vampiro, mitad hombre lobo- respondió

-en la lista de cosas improbables, tu estás en primer lugar- se sorprendió

-tus feromonas son diferentes, son más fuertes que las de un vampiro común, tal vez sea por tu inmunidad a ellas...- dijo Iida analizando al contrario también

-bueno...las usaron para hacer una especie de perfume...para corromper a los vampiros- externó

-bingo- gritó Uraraka -es por eso que están aquí, Iida podría hacer un antídoto, con un poco de ayuda y porsupuesto tu adn-

-sí, sería algo complejo, pero no imposible- expresó acomodando sus anteojos

-¿Y va a ser tardado?- cuestionó -mis padres están en peligro-

-podrias dejar tu sangre mientras nosotros trabajamos en ello- explicó Iida

-no, si la utilizan mal...- el ojiazul habló

-los hechiceros tenemos juramentos y ética ¿Sabes?- dijo algo ofendido por la desconfianza contraria

-pero si quieres sentirte más seguro, podemos hacer un juramento con magia- explicó la castaña

-bien, tampoco es como si pudiera pasar algo peor- accedió

-no sé si se enteraron de que comenzaron a atacar el lado norte del distrito, los vampiros enloquecen y se matan entre ellos, ¿Eso es de lo que hablas?- cuestionó Iida

-sí...tendran que darse prisa-

-eso tendrá un costo extra- aclaró Uraraka

-te daré lo que sea que quieras, solo ayúdanos con esto- pidió Shoto

-suena a un buen trato, también tenemos un dirigible, podríamos distribuir el antídoto desde allí- propuso la chica

-nos comunicaremos con esto- les tendió un radio Aizawa

-oh, hechizo de larga distancia, muy bien hecho- elogió

-obviamente está bien hecho- se jactó el pelinegro

-ahora, ¿Podrías permitirme extraer tu sangre?- cuestionó Iida llevando una jeringa y una liga

El rubio se quedó quieto ante aquella aguja, su experiencia mientras estaba secuestrado fué bastante traumática.

El semialbino tomó su mano, sintiendo al contrario apretarla más fuerte cuando comenzaron a sacarle sangre.

-con esta jeringa será más que suficiente- concluyó el peliazul limpiando y poniendo un vendaje alrededor de aquel piquete

-bien, tenemos que ir a salvar a mis padres ahora- respondió Bakugou

-¿Tienes idea de dónde puedan estar?-

-no...tienen una cabaña oculta, pero sería muy obvio que estén allí- explicó

Mientras tanto, en el castillo de AFO se encontraba Miruko frente a su amo, después de que este se quejara de lo que estaba ocurriendo en su reino, su imperio estaba devastado, había tenido muchas perdidas.