Once

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Holiis!! Quería decirles que este es el último cap. de la primera parte y que después todo va a cambiar MUCHO 😭 espero q disfruten de este capítulo y del resto del libro :) graciasss les amo!! ❤️❤️

13 Agosto, 1862, Nicolás

-Oh dios mío... - volteo la cabeza, en un movimiento que hace mi cuello crujir.

Max tiene una mano en el estómago, y la cabeza echada hacia atrás, con un hilillo de baba pendiendo de sus labios y barbilla; su pierna se dobla, haciendo caer su rodilla en mi coronilla. Un Sol maduro nos proporciona luz, ya de un color anaranjado brillante, que indica el atardecer, y que dormimos casi un día entero.

-Max.¡Max! - le toco el hombro repetidas veces, con mas fuerza de cada vez, hasta que él abre los ojos, intenta levantar la cabeza y falla en el intento.

- Hm... maldita resaca- ríe vigorosamente, y sus mejillas se tiñen de un color melocotón, y sus dientes relucientes actúan como paredes al hacer resonar sus carcajadas entre su paladar y garganta.

-Max, no vuelvas a hacer algo así, ¿entendiste? - sigue riendo y me mira asintiendo, fijando su mirada en un punto muerto de mi-. Debo irme, Max. Nos vemos- le observo:el rostro pálido con enormes bolsas moradas bajo sus párpados-. Maximilian- me mira con ojos vagos-, te quiero, y deseo que te cuides; promételo.

-Que cariñoso estás hoy- el silencio solo se interrumpe con sus risas risueñas y melodiosas de siempre-. Si, lo prometo- concluye con tono serio al comprobar que yo esperaba esa respuesta.
    Asiento y le regalo una de mis mejores sonrisas laterales, mientras mis ojos le señalan la servilleta escrita en el suelo, y el se arrastra hasta ella.

Le doy la espalda y mis piernas se mueven velozmente, cruzando la puerta de la vivienda de Max, y me empujan con ímpetu a través de las calles de indigentes.

Vuelvo a  atravesar  fácilmente el portón de entrada del Palacio, y ya mi cuerpo se enzarza en una batalla contra el cansancio, el viento- que me quiere llevar hasta el suelo desde la celosía- , y la sangre que se derrama por mis dedos y pies descalzos.

El suelo ya se encuentra a más de veinte metros, no puedo caer, solo debo agarrar la piedra blanquecina que soporta mi ventana y trepar hasta el interior de mi alcoba.

Mi pierna se transforma en un ángulo de perfectos 90° , los dedos de mi mano derecha se ciernen entre una rama capaz de soportar mi peso; y la izquierda agarra la esquina de mi ventana que queda a mi alcance.
"Tres, dos, uno..."

Me deshago de todas las ataduras de mi cuerpo en la celosía, colgando de una mano en la ventana. Empujó con esfuerzo todos mis músculos hacia allí, hasta que mi rodilla se apoya en la piedra, al igual que mis mano; observo la ventana abierta de mi dormitorio, a escasos centímetros de mi rostro, y sé que solo tengo suficiente vitalidad para realizar un movimiento: cierro los ojos y mi frente se desliza hacia el interior de mi cuerpo, llevando consigo al resto de mi cuerpo, que al caer sobre el suelo hace un ruido sordo.

Me rasco la oreja y sonrío,orgulloso de mi mismo, y debo tomarme mi tiempo para valorar mis logros, porque se que nadie más lo hará.

La sangre de mi piel cae sobre la maqueta del suelo, y los cojines dispersados por la sala tiñen su tela blanca, ahora con pequeñas motas rojizas. Giro delicadamente el pomo desgastado de mi puerta, tras la que el extenso pasillo se deja ver ante mi; tenso la mandíbula, para soportar la tentación de girar  la mirada hacia la derecha, y llorar desconsolado ante el brillo de las perlas reflejarse en mis pupilas.

Atravieso con pocos paso el ancho del pasillo y entreabro la primera puerta color nuez, sin darle importancia a la franja de luz de debajo de esta.

El cuarto se ilumina por unas velas de cera marrón que se esparcen por el suelo del baño sin mucha labor en ello; la corona de diamantes del rey cae rodando por la alfombra del baño, desde su cabeza, fuera de mi campo de visión; los diamantes chirrían contra el suelo de baldosa hasta que la corona detiene su movimiento.

Florecientes bajo la luna [EN PAUSA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora