Uno

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2° Parte 😟😭

La felicidad es una presencia que puede ausentarse.
Laura M.V.

25 Enero, 1867, Nicolás

1991 líneas hundidas en la pared, equivalentes al número de días que llevó aquí encerrado, midiendo el paso del tiempo a través del cielo por la ventana entre rejas; cuando la Luna se posa igual que mi primer día en esta celda, rascó la pared con una diminuta piedra que antes era de mayor tamaño, pero se acabó desgastando.

Siempre compruebo mi reflejo, las ya incambiables ojeras bajo mis ojos apagados, que demuestran mi irregular sueño, para el que no tengo un horario establecido; pierdo el tiempo releyendo toda mi estantería de grandes libros- que solo me recuerdan a cuando enseñaba a Margarita a leer-, durmiendo días seguidos, haciendo ejercicio como el pequeño espacio me lo permite, y tomando largos baños, en los que intento adivinar cómo son las cosas fuera de esta cárcel, que paso con Max, si Margarita cambio, en Sempiterno y mi huerto, en los pueblerinos y en los niños con los que jugaba al fútbol; pero lo que mas me preocupa, con diferencia, es que todos me hayan olvidado, hayan seguido sus vidas, que se que es lo que se merecen, pero sobre todo temo haber perdido a Margarita y su amor por mi.

Mis ojos se abren tras horas, y me mareo al levantarme, pero eso no importa: después de más de cuatro años, alguien abre la puerta de mi alcoba; me sudan las manos, se me acelera el corazón, me siento nervioso, pero sin fuerza o valor, pues temo que no traigan entre sus noticias mi libertad.

Tras varios segundos luchando con el cerrojo, unas manos de anchos dedos con anillos que reconozco por su oro y grabados con gemas, empujan la puerta, que vacila tras tanto tiempo sin moverse.

Me tapo la cara con mis huesudas manos cuando le oigo acercarse con su habitual amargura.

-Nicolás- sonrío inevitablemente al volver a escuchar una voz dirigiéndose a mi-. Vas a salir- levantó la cabeza y saltó hacia mi padre, reverenciandome ante él y descubriendo de nuevo la Magia que es reír.

- Oh gracias... gracias... - mi voz sale ronca y masculina.

- No he terminado- me aparta con brusquedad, y vuelvo a adoptar mi lado protector, cubriéndome disimuladamente la cara-. Saldrás de aquí para contraer matrimonio con una princesa del norte de Europa: Tanya- mis pensamientos se eclipsan durante un tiempo con esta noticia, que determina una importante parte de mi futuro.

Noto la ansiedad ascendiendo por mis piernas y un sofoco ahogándome; y es esta sensación tan horrible, la que detrás de mi sonrisa reluciente y mis atuendos con colgándooslos de oro y mi alto título, me define. La mayoría de veces era invocada por las vocecillas insultantes rememoradas en mi cabeza una y otra vez cuando algo o alguien me atormentaba, y entonces las lágrimas, el oxigeno, las ideas, los suspiros y los gritos ahogados, exigían soledad para poder liberarse sin ser notada su presencia por nadie que no fuese yo.

Mi cerebro solo recrea a Margarita, mi amada, sus sonrisas, su cuerpo esbelto, sus palabras, el efecto que causa todo de ella en mi.

Mi padre sigue mirándome con esos ojos fríos e inexpresivos de cualquier sensación ajena al sufrimiento, ira o tristeza; sus labios han parado de moverse, ya no habla, aunque ya hacia tiempo que solo escuchaba el descontrolado latir de mi corazón y sentía el ardor de mis lagrimas en mis párpados y mis pulmones vacíos.

La mano del rey aprieta mi hombro con rudeza, haciendo que le mire.

- Ella ya está preparando todo; mañana irás a visitar a una modista con especial talento, que también atiende a hombres y su taller está aquí, en la ciudad- sus pupilas se dilatan al verme caer al suelo bajo tanta presión.

Nací con oportunidades, decisiones que tomé erróneamente y me llevaron hasta aquí: marioneta que dona sus hilos al ya haber proclamado su rendición de fuerza.

Florecientes bajo la luna [EN PAUSA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora