Alexander Rybak - SuomiGreta
Estoy tratando de asimilar qué pasó y cómo pasó.
No entiendo nada, hace poco estábamos disfrutando de una velada tranquila y ahora estamos en un hospital.El doctor solo nos pudo decir que Daphne, Kristen, Hanae están bien, pero sin embargo Giovanni, Luca y Emiliano no corrieron con la misma suerte porque aparte de haber inhalado bastante humo, sufrieron varias quemaduras de primer grado.
Emiliano sufrió quemaduras desde el hombro hasta el brazo de la mano derecha.
Las quemaduras de Luca fueron en el hombro y en el trapecio de espalda y las de Giovanni fueron en ambas manos y en la costilla.
Mis padres estaban bastante preocupados y no era para menos, Emiliano y Kristen estuvieron a punto de morir.
Decidí salir y respirar un poco de aire, hemos estado tanto en los hospitales que ya los odio.
—Greta —dice Matteo apareciendo con dos vasos de cafés en la mano
Te traje esto, llevas varias horas aquí y esto te vendría bienAcepto el café y le dedico una sonrisa de boca cerrada
—Greta... yo... yo... —trata de decir pero le interrumpo
—Matteo por favor no es el lugar, ni el momento—Solo quería saber cómo estás
—¿Cómo voy a estar Matteo? Estoy cansada, cansada de tantas tragedias y cansada de tantos hospitales
—bebo el café que me trajo y me siento en el banco que tengo al ladoMatteo hace lo mismo y bebe su café. El silencio era tranquilo hasta que él volvió a hablar
—¿Cuando dejarás de odiarme?
—¿No te cansas? —dejé el vaso de café en el banco y me levanté, dispuesta a irme pero Matteo me agarró del brazo impidiéndomeloMe di la vuelta y le miré fijamente a los ojos
—Solo fue una noche, una noche que no significó nada para mí. Greta yo te amo, yo nunca te traté mal, ni mucho menos fui malo contigo.
Sigo mirándole fijamente a los ojos mientras sigue hablando
—Cometí un error, lo sé. Estaba borracho y me dejé llevar. Lo siento Greta
¿Crees que realmente merezco ese odio? ¿Cuántas veces tendré que pedirte perdón? ¿Cuántas veces Greta? Para que pueda obtener tu perdón
Una sonrisa amarga se formó en mis labios.
—¿Crees que te odio?
—Se que me odias, aunque intentes negarlo
—Déjame decirte un par de cosas Matteo
Al principio sí te odié, te odié con todas mis fuerzas pero con el tiempo dejaste de importarme y mi odio hacia ti se fue —me detuve por un momento, saboreando la ironía de su pregunta, antes de dejar que la verdad, fría y afilada, lo alcanzara.—El odio implicaría que aún me importas. Pero lo que hiciste... —bajé la voz, dejando que cada palabra cayera con el peso que merecía—. Mató cualquier emoción que alguna vez sentí por ti.
Ahora solo me das lástima y ¿sabes por qué?
Porque perdiste Matteo, perdiste todo y ahora estás solo, pudiste quedarte con Azzurra y tener al bebé pero ni eso supiste cuidar—Así que no te engañes. El odio sería demasiado esfuerzo. Y tú... tú no vales tanto, ya no.
Lo observé en silencio, viendo cómo mis palabras le caían como golpes invisibles. Al principio no dijo nada, pero su cuerpo lo traicionó. Su mandíbula se tensó y pude ver cómo sus manos se cerraban en puños, como si estuviera tratando de contenerse, de no romperse justo frente a mí.
Cuando mencioné a Azzurra y al bebé, sus pupilas se dilataron, mostrando una mezcla de pánico y arrepentimiento.
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Quizás en otra vida
RomanceDaphne Rossi es una chica cálida con mucha empatía y cariñosa que vivía con sus padres y su hermanita Dana en Francia. Pero lo que no sabía es que volverán a país natal y dejará todo atrás, sus amigos, su instituto y a su novio. Se irán a Italia don...