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Lute esperó. Sabía que iba a suceder. Tenía que suceder. Así que esperó.
ーEstá bien… ¿qué carajo?
Allí estaba. ーLo juro, este es el mejor lugar para encontrar un buen equipo en el infierno.
ーLute, no nací ayer; esa es una maldita sex shop.
ーEs una kink shop.
ー¡Es la misma puta cosa, perra! ーAdam se giró para mirarla con enojoー ¿Cómo que tienen el mejor equipo?
ーEs una tienda específicamente para gente que quiere acostarse con exorcistas, Adam; este lugar se enorgullece de su autenticidad. ーHizo un gesto hacia la puertaー Ya he estado aquí antes, ¿bien? Es donde conseguí mi uniforme del hotel. Todo está hecho con alas en mente y tienen máscaras.
ーEspera, ¿en serio? ーMiró hacia el edificioー ¿Tienen uno como el mío?
ーTal vez. No busqué demasiado, no era una prioridad en ese momento, pero tienen una variedad bastante grande. ーSe encogió de hombrosー Puede que encuentres uno que te guste aún más.
Adam se burló, cruzando los brazos sobre el pecho. ーComo si fuera así. Yo tenía la mejor máscara de todas, lo sabes.
ーBien. ーLute se metió las manos en los bolsillos y se dirigió hacia la puertaー Bueno, de todos modos tenía pensado volver a este lugar, así que voy a hacer compras. Puedes esperar aquí fuera si vas a ponerte como una perra con esto.
ー¡Oye, que te jodan, Danger Tits! ¡Es totalmente normal sentirse raro por una tienda de perversiones!
ーA veces, realmente eres el hombre más básico de la creación ーrespondió ella, abriendo la puerta y entrando.
Por supuesto, un pequeño detalle que había olvidado era que Charlie había llamado específicamente con anticipación la última vez para asegurarse de que la tienda estuviera vacía. Ese no era el caso hoy, ya que había algunos imps y hellhounds deambulando, examinando la mercancía. Algunos la miraron abiertamente, específicamente, a su halo, porque incluso los mejores exhibidores todavía tenían cables obvios o brujería infernal brillante para mantener el halo suspendido. No era así con el de ella.
ーCaray. ¿Crees que así es como se siente una vaca cuando entra en una carnicería? ーse quejó Adam, y de repente, casi todos parecían absortos en sus compras.
ーEstá… bien ーdijo, dándose la vuelta y dirigiéndose hacia una parte de la tienda en la que no había otros clientesー Debería haberlo visto venir, la verdad.
