—¿Por qué insistes tanto en ese tema?
—¿Por qué no hacerlo?
Kam se recostó de la silla luciendo cansado, una sonrisa irónica escapó de sus labios.
—Es increíble —comentó—, tu madre evitaba a toda costa el que me vieras, pero aquí estamos… huyendo juntos.
—Kam…
—Soy todo lo que está mal en esta vida —confesó, él me miraba a los ojos como si ya no pudiese hacer nada más.
—¿Eres un asesino? ¿Traficas armas, drogas, personas? —pregunté sin quitarle la mirada, pero no respondió— ¿Eres un violador? ¿Pedófilo? ¿Ladrón?
Esperé por su respuesta, pero nuevamente no me la dio.
Una chica se acercó y dejó la comida en la mesa, yo ni siquiera la miré. Kam sí la detalló muy bien.
—Disfruten —comentó antes de irse.
—El que calla, otorga —le dije a Kam cuando la chica se fue.
Me dispuse a comer al ver que no recibiría una respuesta de su parte, pero mientras lo hacía pensé “¿Si todo lo que mencioné es verdad? ¿Si es peor que mi tío? ¿Por qué mi mamá no quería que nos viéramos?”. Tantas preguntas y ninguna respuesta.
La ansiedad me iba a consumir.
—Come, luego nos iremos —en medio del silencio, eso fue lo que dijo.
Al terminar me levanté y lo seguí todo el camino sin decir nada más, había determinando un plan: escaparía con él y listo, no iba a indagar en su vida, no iba a preguntar ninguna otra cosa. ¿Qué me importaba quién era? Él solo era una persona devolviendo un favor, solo estaba siendo agradecido.
Y si mi madre no me quería cerca de él era por algo, así que al alejarme lo más que pueda de mi tío, también me alejaría de Kam.
—¿A dónde iremos? —pregunté cuando estábamos en el taxi, con mi nariz limpia y tapaboca puesto.
Kam me sorprendió cuando se acercó demasiado a mí y pegó sus labios de mi oreja, incluso puso una mano en mi muslo. Por el espejo retrovisor vi que el conductor nos miraba con una mueca de reproche en su rostro.
—Solo nosotros podemos saber qué haremos a continuación —susurró—. Él nos dejará en Cátale, pero no nos quedaremos allí, caminaremos hasta encontrar un hotel viejo, sin cámaras de seguridad y pocos clientes, probablemente tenga que ser en un motel ¿De acuerdo?
Tenerlo tan cerca de mí, y hablando en aquel tono tan bajo, generaba en mi estómago una sensación parecida al miedo combinado con los nervios, no era desagradable, era extraño.
—De acuerdo —susurré.
—Pasaremos la noche ahí y luego buscaré maneras de comunicarme con una persona que nos ayudará a salir del país.
—¿Lo haremos?
—¿Salir del país? —asentí a su pregunta— Sí, ese es el plan desde el principio.
—¿Puedo hacerlo?
—Así sea ilegalmente, te sacaré de aquí —prometió—. Estarás tan lejos de tu tío que en algún momento se te olvidará su existencia.
Me dejé llevar por la emoción que me generaron sus palabras y me moví como pude hasta rodear su cuello con mis brazos.
Alguien estaba pensando en mí. ¿Sabes desde cuándo nadie lo hacía? La última vez fue cuando mi madre estaba viva.
Ni siquiera yo me preocupaba por mí misma.
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El ángel de Kam ©
Romance¿Qué harías si un hombre herido entra a tu casa a escondidas y luego te pide que lo salves? Samantha simplemente quería botar la basura y regresar a la comodidad de su hogar, pero, al entrar, una persona con un aspecto preocupante la sorprende rogán...