Capitulo 16

32 2 0
                                    

—No era cercano a tu madre, ni siquiera un poco —susurró, pero lo escuché bastante bien—. A los empleados se les investigaba antes de traerlos a trabajar con nosotros, tu madre no estaba casada con tu padre, pero se encontraron viejas cuentas en las redes sociales donde estaban ellos dos juntos. Si investigas a tu padre no vas a encontrar nada porque él cambió su nombre, pero fue una suerte encontrar a tu madre porque eso nos ayudó a tener algo de ventaja.

»Contratamos a tu mamá para chantajear a tu papá, la tuvimos tantos años por esa razón, pero mientras investigaba a tu mamá te encontré a ti.

—Kam —susurré, tan cansada de todo esto.

—Escúchame —pidió—, te encontré y… yo me obsesioné ¿Okey? Estoy muy consciente de que estoy obsesionado porque… no es normal la manera en la que quiero tenerte.

—¿De qué estás hablando?

—Tenías seis y yo doce años cuando te conocí, a esa edad ya estaba involucrado en todo esto porque mi padre nunca me dejó… ser como los demás, entonces te miré y pensé en ese momento —él ya no me miraba a los ojos, él estaba inmerso en sus pensamientos mientras yo sentía que todo era irreal— “vaya, esa niña parece un ángel”. Samantha… yo no podía dejar de mirarte, y no en plan romántico, como “oh, me enamoré”, lo siento, pero yo no sabía nada de amor en ese momento, yo me obsesioné, quería tenerte a como diera lugar.

Escucharlo me generó una sensación de perdida, como si no supiese en dónde estaba y el cómo había llegado hasta allí. La persona que estaba frente a mí era completamente desconocida, ¿Lo había visto antes? No recordaba, porque la persona frente a mí no era el Kam que se acercaba lentamente para no asustarme, él no era el chico que compartió conmigo las buenas experiencias que vivió con mi mamá, él de verdad no era.

—¿Puedes… alejarte un poco, por favor? No puedo respirar —jadeé.

Kam dio un paso hacia atrás, pero hasta allí.

—Nunca te hice daño, Sam, tampoco lo haría.

—¿Entonces qué quieres que hagamos? —Jadeé nuevamente—¿Que esté a tu lado por siempre porque estás obsesionado y no puedes estar un momento sin mirarme?

—Samantha, ya no es solo mirarte —confesó—, desde que sé lo que se siente estar a tu lado no me puedo permitir una vida en la que no sea así.

—¿Entonces qué harás? ¿Secuestrarme?

—Me diste permiso a retenerte.

—Ya no.

—Igual lo haré.

—No te perdonaré —le aseguré.

—¿Ahora rompes tus promesas? —indagó agitado.

—¿Siempre has sido un mentiroso? —rebatí, sintiéndome asustada al no saber dónde me había metido.

Kam regresó el paso que había dado hacia atrás, yo no retrocedí.

—Te diré algo —susurró, contándome un secreto—, no te lo tomes a mal, pero Sam, tú estás tan loca como yo…

—¿Ah?

—Eres tan mentirosa como yo —dio un paso más, estando a nada de rozar la punta de sus zapatos con los míos— y ya estás comenzado a depender de mí como yo lo hago de ti.

—Me niego, no es así —fue lo que dije—, me niego completamente porque yo no soy igual que tú.

—¿Ah, no? —una sonrisa burlona se asomó en sus labios— Bien, hagamos algo.

El ángel de Kam ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora