El comienzo de todo

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LISA

Nunca pensé que estaría sentada en el consultorio de una psicóloga. Mientras miraba alrededor de la habitación, no podía evitar sentirme fuera de lugar, como si estuviera invadiendo un espacio que no me pertenecía. La Dra. Park Rose , una mujer de cabello Rubio y sonrisa serena, estaba sentada frente a mí, esperando pacientemente a que hablara.

 Park Rose , una mujer de cabello Rubio y sonrisa serena, estaba sentada frente a mí, esperando pacientemente a que hablara

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El silencio se sentía pesado, y me di cuenta de que ella no iba a presionarme. Finalmente, después de lo que parecieron minutos interminables, tomé una respiración profunda y dije:- "No sé por dónde empezar."

-La Dra. Park asintió, su expresión comprensiva. -"No te preocupes, Lisa. Podemos tomarnos el tiempo que necesites. Este es un lugar seguro para ti."

Sus palabras me relajaron un poco, aunque aún me sentía nerviosa. Había pasado semanas pensando si debería venir o no, pero al final, el peso de mis emociones se había vuelto demasiado para manejar sola. Necesitaba ayuda, aunque admitirlo me costara tanto.

-"Es... difícil"- comencé, tratando de encontrar las palabras adecuadas.- "No me siento como yo misma. Hay días en los que me cuesta levantarme de la cama, y todo parece... vacío."

-La Dra. Park asintió de nuevo, sin juzgar, solo escuchando. Su presencia era tranquila, y aunque no me sentía del todo cómoda, había algo en su actitud que me hacía querer continuar.- "¿Cuánto tiempo has estado sintiéndote así?"- preguntó suavemente.

-"Desde hace meses, pero ha empeorado últimamente"- admití, sintiendo una punzada de vergüenza al decirlo en voz alta.- "No sé por qué me siento así. No debería... tengo una vida normal, pero no puedo evitarlo."

-"Lo que sientes es válido, Lisa"- dijo la Dra. Park, su voz llena de comprensión.- "A veces, nuestras emociones pueden volverse abrumadoras, y es importante reconocerlo. Estoy aquí para ayudarte a entender lo que estás experimentando y para trabajar juntas en encontrar formas de manejarlo."

Esas palabras me hicieron sentir una mezcla de alivio y vulnerabilidad. Por primera vez en mucho tiempo, sentía que alguien entendía, que no estaba sola en mi lucha. Aun así, la idea de abrirme por completo me asustaba.

La Dra. Park me ofreció un pañuelo, y fue entonces cuando me di cuenta de que tenía los ojos llenos de lágrimas. No recordaba la última vez que había llorado frente a alguien. -"Está bien sentirte así, Lisa"- dijo ella, su tono reconfortante.- "No estás sola en esto."

Las lágrimas comenzaron a caer, y aunque era doloroso, también era un alivio. Durante tanto tiempo, había guardado mis emociones, tratando de ser fuerte, de mantenerme entera. Pero en ese momento, con la Dra. Park escuchándome, me di cuenta de que no tenía que cargar con todo sola.

 Park escuchándome, me di cuenta de que no tenía que cargar con todo sola

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Enamorda de mi PsicologaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora