Atrapado Entre Espíritus

1-por donde inicio (2)

–Eso espero joven Elías –me dijo la maestra.

La clases se tornaron eternas durante todo el dia, mi nivel de aburrimiento estaba por los cielos pero finalmente al terminar las clases me dirigí a la puerta de la escuela junto con Ian pues mi madre me había dado permiso para ir a dormir a casa de Ian lo cual a el y a mi nos encanto.

–¡Hey gusano! No olvides tu Perfume –oí gritar a Alan con sus amigos desde el balcón del salón justo arriba de nosotros y en su mano tenia un tercer huevo putrefacto.

Me recordó la rabia que sentí cuando me humillo en la entrada de la escuela con los otros dos huevos y lo volvería a hacer pero esta vez enfrente de todos, no permitiría que lo hiciera pero que podría hacer.

Sentí aun mas rabia al pensarlo voltee y me fije en el huevo que descansaba en la palma de Alan, quería que Alan estuviese en mi lugar y ser el al que le caiga el huevo y repentinamente...

¡PLOCK! El huevo exploto en la mano de Alan, llenándolo a el y a sus complices de huevo podrido y ese era mas apestoso que los otros dos huevos juntos. El huevo no pudo haber explotado solo, se que alguien tuvo algo que ver y en mi mente ya tengo al primer sospechoso.

No pude contenerme al presenciar la escena y la risa salio de mi garganta antes que pudiera hacer algo para contenerla, mi risa paso a ser una carcajada y al parecer no soy el único que le causo gracia pues Ian también se hecho a reír y los que estaban a nuestro alrededor siguieron nuestros pasos y empezaron a reír con nosotros.

–¡Esto aun no a acabado rarito!¡pagaran por reírse, tú y tu amiguito!– dijo mientras yo e Ian reíamos sin parar a carcajadas.

Tome a Ian del brazo y salí corriendo de allí jalando a mi amigo por la puerta de la escuela. Cuando ya había avanzado una buena distancia me tranquilice y solté a Ian del brazo.

–Viste eso Elías?!! –dijo entre sonrisas y una risa burlona– no se como paso pero fue grandioso no puedo creer que sea tan idiota para aplastar el huevo en su propia mano y todavía ¡A la maestra!

Efectivamente, el huevo exploto de tal manera que también cayo en la maestra de matemáticas que estaba saliendo del aula y solo de reflejo observaba a Alan, Ivan y Cristóbal llenos de huevo.

–Me encantaría ser mosca en la pared para ver como castigan a ese trío de idiotas – dije de forma burlona y con una risa.

–A mi igual, sería aun mas fabuloso verlos limpiando todo el pasillo por romper el huevo y aparte terminaron apestando tan horrible que ni mi loción sería capaz de quitar ese hedor –me dijo Ian.

En ese entonces estábamos ante una avenida con bastantes vehículos en movimiento y en eso un pequeño perro que no se veía muy grande tan solo de unos cuatro meses de edad aproximadamente cruzaba la calle sin mirar a los lados, solo caminaba, no corría, solo caminaba cuando un camión de carga pesada conducía a una gran velocidad, lo único que pude hacer de reflejo fue cerrar los ojos y encoger los hombros, no podía salvarlo estaba demasiado lejos, lo único que pude hacer fue oír su quejido de dolor y el conductor fue tan desgraciado que ni siquiera fue para detener el camión y creo que incluso acelero.

El perro murió inmediatamente y solo volteamos a vernos con una cara de sorpresa Ian y yo, en eso estaban saliendo de la puerta de la escuela Alan y sus amigos.

–¡Ay que te pasa rarito?!...–dijo Alan mientras salia de la puerta junto con su séquito de seguidores –¿viste un perrito morir?! Porque no vas a hablar con el para que se pueda ir he? rarito?!!– dijo con un tono burlón y se empezó a reír seguido de sus amigos.

Ian y yo seguimos nuestro camino hacia la casa de Ian sin decir una sola palabra e ignorando todas las burlas que oíamos gritar por parte de esos idiotas, pero Ian estaba muy confundido pues no entendía por que Alan había dicho eso y no sabia la razón del porque me molestaban pues nunca se atrevió a preguntar teniendo miedo que me ofendiera y me enojara con el y le dejara de hablar por que yo era su único amigo como el también era mi único amigo.