2-Mediumnidad (2)

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Volví a casa después de pasar la mañana con Ian en su casa, pero tenia que volver a casa, no podía pasar mas tiempo alli, pero me divertí y valió la pena, después de todo, ya no necesitaba guardar secretos ni decir más mentiras.

Iba caminando hacía casa, no faltaba mucho, solo unas cuantas calles.

De repente un grito muy agudo a tan solo unos pasos de mis me saco de mis casillas y dándome el susto de la vida.

–¡MIAU! – El grito era de un gato negro que paso justo enfrente de mi, sentía como la sangre abandonaba mis mejillas y el corazón me salia de pecho a golpes, se detuvo a unos cuantos metros de mi pero había algo peculiar en el: tenía un ojo color miel obscuro y el lo otro gris opaco, me pareció muy extraño por que ¿cuantas veces has visto un gato de diferente color de ojos?.

El gato desapareció de mi vista de un salto y continúe con mi camino buscando con la mirada al gato de ojos bicolor.

–¡Elías!...– oí gritar una voz conocida, no pude reconocerla inmediatamente pero sabia que ya la había oído.

–Aquí arriba... –me dijo la voz, esta vez creo que ya había reconocido la voz, era la voz de la persona que siempre me encontraba sin importar en donde estuviera.

–¡Ulises!– dije mirando al techo de la casa que estaba a mi lado –¡¿Qué haces ahí arriba?!.

Era mi amigo fantasma Ulises, estaba en la orilla del tejado de la casa sujetándose de una antena de televisión, el era tan alto como yo o tal vez un poco mas bajo, tenía cabello negro y la piel blanca, ojos café obscuro casi negros, y traía su chaqueta negra y su pantalón de mezclilla azul marino.

Dio un salto del techo para aterrizar rodando detrás de mi, si Ulises no hubiera muerto, estoy seguro que seria muy bueno para el parkour pero claro, al ser fantasma es mas fácil por que eres más ligero, no te puedes romper los huesos y por supuesto: ya no te puedes volver a morir.

–Nada, solo estaba viendo algo desde arriba pero lo perdí de vista... y tú ¿donde estabas?, te estuve buscando por todas partes.

El no era alguien que tuviera una muy buena memoria, de hecho tenia una memoria como para llorar pero no era un factor importante para el o para mi, lo compensaba con su inteligencia, lealtad y amistad.

–Ulises, te había dicho que iba a ir a casa de Ian... –dije cuando me interrumpió.

–Aaaaah, si es cierto, tu amiguito vivo –dijo con un tono sarcástico, levanto una ceja y se cruzó de brazos.

–¡Otra vez vas a empezar con lo mismo de siempre?!, ya habíamos quedado que también tengo derecho a tener amigos vivos o ¿tú no conoces a alguien muerto? –le respondí molesto por comportarse de esa forma, Ulises a veces podía llegar a ser... Un poco... Molesto o mejor dicho un idiota y un patán, era demasiado sobreprotector conmigo, a llegado a tal grado de sus celos (porque esa es la palabra que describe a la perfección lo que Ulises siente por Ian: CELOS) que incluso lo estuvo acosando un tiempo para saber mas sobre el y saber si era alguien con quien debía juntarme y creo que el esperaba que fuera una mala influencia pues cuando supo la buena persona que es Ian, se puso incluso mas celoso de el.

–No pues si... Conozco a algunos fantasmas pero... –contesto apenado al ver que su comportamiento me había molestado.

–Ves?... Ay esta, yo también tengo derecho a estar con mis amigos vivos... o bueno... Amigó.

–No pero yo tengo CONOCIDOS, no amigos... –dijo enfatizando la palabra "conocidos".

–Púes perdóname pero eso, ya no es mi culpa.

Atrapado Entre Espíritus Donde viven las historias. Descúbrelo ahora