Capítulo XXIX

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Estar Bien

—No tenemos que ir si no quieres

—Está bien Aga, vamos

—No, no está bien que te haga eso. Se supone que debería consolarte no pegarte

—Esta bien, yo tuve la culpa, no debí hacer ni decir todas esas cosas

—Si de verdad te quisiera, no te diría eso

Ya no le dijo nada. Había tardado aproximadamente veinte minutos en volver en sí y lo primero que vió fue a ella llorándole encima. Lo que hizo no estuvo bien, pero tenía miedo. Tenía miedo y estaba triste, eso era todo lo que le había pasado, se acumuló tanto que le explotó y causó un desastre. Le había dolido ver a su madre, le dolió separarse de su hermana pero Damián tenía razón, él no podría ofrecerle nada y viviría mejor con ella.

¿Se mereció ese golpe? Claro que sí, había sido irracional y Damián solo había intentado ayudarlo. Por eso cuando la niña le dió su recado, se levantó rápido y se preparó para salir.

Agatha no paraba de decirle que el amor no se demuestra así, incluso ahora en la calle camino a dónde siempre quedan de verse. Por eso decidió dejar de contestarle porque ya no quería excavar más en el asunto. Damián le había invitado y tenía que mostrarse sonriente, feliz, aún si por dentro se sentía triste y lloraba todavía por todo lo que pasó en la mañana en cuestión de menos de una hora, ya tenía tiempo por la tarde para llorar después.

Cuando Damián llegó, traía a Adam con él y fue suficiente para quitarse a Agatha de encima con sus palabras que ahora no necesita ni quiere oír. Su novio le había dado la mano y la tomó, caminó con él en silencio, porque temía que algo malo saliera de su boca.

La comida rápida no era la mejor opción para desayunar quizás pero ahí fueron a parar los cuatro. Los niños claro estaban felices, pero él, simplemente se limitaba a mirar por la ventana de vez en cuando o su plato. Está bien, tal vez no fue la mejor de las ideas ir a un lugar con tantos niños que solo le hacían recordar lo que había pasado. Sintió una sacudida en su lado derecho, que fue suficiente para sacarlo de sus pensamientos y voltear a ver a quien le llamaba.

—Hey ¿Cómo te sientes?— Se llevó una papa frita a la boca —Creo que lo de la mañana fue algo... difícil

—Estoy mejor— Mentira. Subió su codo a la mesa y recargó la cabeza en su mano —Perdón por todo

—Creo que nadie debería disculparse— Miro al chico, sonrió —Espero y no estés molesto conmigo, sabes que te amo ¿Cierto? haría cualquier cosa por ti

—No estoy molesto, además que fui yo quien te hizo enojar, no debí comportarme de esa manera. Supongo que tienes razón y le irá mejor con ella que conmigo— le dedicó una sonrisa cansada, quiere estar tranquilo, en paz con él, Damián no necesita verlo llorar, no quiere otro golpe.

—Entonces estamos bien— Bajo la mirada a sus papas fritas, ya se las había acabado, frunció el ceño —Creo que iré por más de estas mierdas ¿Quieres algo? ¿Un helado tal vez o más nuggets? Déjame pagarte por lo de hoy

Al no obtener respuesta del chico rodó los ojos, siempre era lo mismo con él, realmente lo quería pero era desesperante que tardara en contestar preguntas tan sencillas. Le dió un beso en la frente antes de levantarse de la mesa color amarillo chillón en la que estaban. Cuando Adam se dio cuenta de que su hermano ya estaba bastante lejos miró a Alejandro.

—¿Qué te pasó en la cara?— Siempre lo regañaban en la escuela cuando hacía preguntas impertinentes pero era bastante confuso saber cuando estaba siendo impertinente.

Price: Damián I (Beta)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora