Y en un abrir y cerrar de ojos, el 19 de enero había llegado nuevamente. Esta vez, sin embargo, el día prometía ser especial, porque Laura había decidido celebrar de una manera distinta. A diferencia de los años anteriores, este año había recordado el cumpleaños del profesor Santiago y estaba decidida a sorprenderlo.
Laura salió de su trabajo temprano, con una excitación contenida. Sabía que tenía poco tiempo, pero estaba decidida a hacerlo todo bien. Primero, se dirigió a una papelería cercana. Allí, entre papeles de colores y cintas, encontró una caja de regalo que parecía perfecta para la ocasión. Con la caja en la mano, se dirigió a su siguiente destino.
El siguiente paso era crucial: recoger el pastel. Laura había preparado un pastel especial para Santiago, un pingüino grande relleno de fresa y cubierto con una suave capa de chocolate. Pasó por su casa, donde cuidadosamente metió el pastel en la caja de regalo. Luego, añadió dos detalles más: un perfume que había escogido pensando en Santiago, y una camiseta con una imagen que solo ellos dos entendían. Era un símbolo de la conexión especial que compartían, un recuerdo de momentos importantes y complicidad.
Laura llegó a la casa de Santiago con el regalo en mano, sintiendo una mezcla de nervios y emoción. El profesor, que acababa de llegar de su jornada laboral, se sorprendió al ver a Laura en la puerta con una sonrisa radiante."Hola, Santiago. Feliz cumpleaños", dijo Laura, extendiendo el paquete.
Santiago, visiblemente asombrado y emocionado, tomó la caja y la abrió lentamente. El pastel, el perfume y la camiseta salieron a la vista, y la expresión de su rostro cambió de sorpresa a una profunda gratitud. No era solo el regalo en sí, sino el pensamiento y la consideración que Laura había puesto en cada detalle.
"Laura, esto es... increíble", dijo Santiago, intentando encontrar las palabras adecuadas. No podía ocultar la emoción en su voz. "Nunca me esperaba algo así."Laura sonrió, aliviada y feliz de ver su reacción. "Espero que te guste. Quería que supieras lo mucho que valoro nuestra amistad y todo lo que haces."
Santiago, tocado por el gesto, la abrazó brevemente pero con una calidez y afecto que hicieron que el momento fuera aún más especial. Aunque el abrazo fue breve, estuvo lleno de sentimientos genuinos. Era un pequeño acto que simbolizaba el aprecio y la conexión que ambos compartían.
El día concluyó con una sensación de alegría y satisfacción. Laura se fue a casa con el corazón ligero, sabiendo que había hecho algo significativo para alguien que realmente le importaba. La celebración del cumpleaños de Santiago se convirtió en un recuerdo especial, y el regalo que Laura le había dado se sumó a la colección de momentos valiosos en su relación. Con felicidad y gratitud, ambos terminaron el día sabiendo que habían creado un recuerdo inolvidable juntos.