Los días transcurrían con rapidez, y pronto llegó el Día del Maestro. Laura, siempre detallista y afectuosa, quería hacer algo especial para aquellos docentes que habían dejado una huella en su vida. Mandó hacer llaveros personalizados, cada uno pensado cuidadosamente para reflejar la personalidad de sus amigos y mentores. A cada uno les entregó su pequeño obsequio, acompañado de una nota agradeciéndoles por su apoyo y cariño durante el ciclo escolar y en los años anteriores.
Sin embargo, el llavero que había preparado para Santiago era distinto. Quería que él la recordara con algo significativo. Laura siempre había dicho que Santiago le recordaba a un personaje de una de sus películas favoritas, y por eso mandó hacer un llavero con la imagen de ese personaje. Junto con el llavero, le entregó una carta en la que expresaba cuánto lo apreciaba y lo agradecida que estaba por todo lo que él había hecho por ella.Santiago recibió el regalo con una sonrisa, aunque, como era de esperarse, no hizo demasiados comentarios al respecto.
Esa noche, Laura le contó a Santiago que Nicolás, el profesor que había conocido en la colonia a la que se había mudado antes, la había invitado al festival del Día del Maestro en su escuela. Laura, con entusiasmo, mencionó que sería su acompañante. Sin embargo, la respuesta de Santiago no fue la que ella esperaba. Su tono cambió repentinamente, y simplemente le dijo: "Vete con cuidado."A la mañana siguiente, Laura decidió pedirle opinión a Santiago sobre su vestimenta para el evento. Le mandó fotos de dos vestidos diferentes, preguntándole cuál le quedaba mejor. Santiago respondió: "Con los dos te ves bien, pero no crees que están muy zancones?"Confundida, Laura le preguntó qué significaba "zancones". Santiago explicó que se refería a que eran muy cortos. Laura, defendiendo su elección, respondió: "No, están bien y me hacen sentir divina." Santiago finalmente cedió: "Si te sientes cómoda, está bien."
Más tarde, Laura le preguntó a Santiago si tenía planes para ese día. Él le respondió que sí, pero que serían hasta la tarde. Laura, con esperanza, le preguntó si podía verlo antes, a lo que Santiago se negó rotundamente. La negativa de Santiago dejó a Laura un tanto desanimada, pero no quiso insistir.
Esa noche, mientras Laura disfrutaba de la fiesta, compartió algunas historias en redes sociales. Santiago respondió a una de ellas, diciendo que se veía bien y que esperaba que estuviera disfrutando del evento. Laura, contenta de recibir un comentario positivo, le contó que los otros docentes habían sido muy amables con ella y que se sentía a gusto en el ambiente. Sin embargo, la conversación tomó un giro inesperado. Santiago le envió un mensaje enojado, acusándola de estar comparando su actual preparatoria con la de Nicolás, insinuando que Laura tenía un mejor concepto de una escuela en la que ni siquiera había asistido a una sola clase.
Sorprendida y un poco confundida, Laura intentó calmar la situación. Le preguntó a Santiago si estaba bien, a lo que él respondió afirmativamente, pero añadió que solo eran sus celos los que hablaban. Aún más desconcertada, Laura le recordó: "Santiago, tú siempre has dicho que solo somos amigos. ¿Celos de qué?" Santiago aclaró rápidamente: "No me refería a celos personales, sino a los celos de mi escuela. Siento que esta escuela te ha enseñado mucho, como para que tengas un mejor concepto de otra."Laura respiró hondo y trató de explicarse: "Santiago, no estoy comparando nada.
Solo te estaba contando cómo me iba en la fiesta, no tenía intención de comparar." Terminó la conversación con un simple: "Buenas noches, espero que mañana te encuentres bien."Al día siguiente, con la tensión aún palpable, Laura decidió enviarle un mensaje a Santiago preguntándole si se encontraba mejor.Santiago, avergonzado, admitió que sí y le pidió disculpas por su comportamiento de la noche anterior. Explicó que había estado bebiendo y que sus palabras no reflejaban realmente sus sentimientos. Laura aceptó sus disculpas y, con curiosidad, le preguntó: "¿Qué querías decir con que tenías celos? ¿Tenías celos de mí?"
Santiago se apresuró a negar la idea: "No, Laura, no son celos hacia ti. Era más una reacción instintiva. Me preocupaba que te sintieras más cómoda en otro lugar, y pensé erróneamente que estabas haciendo comparaciones."Laura reafirmó que nunca había mencionado nada sobre las escuelas y que solo quería compartir su experiencia de la fiesta. Santiago, con un tono más sereno, le prometió que no volvería a malinterpretar sus palabras.
Laura aceptó su disculpa y, aunque la conversación había sido incómoda, sintió que había sido necesaria para aclarar las cosas. Ambos sabían que su relación era especial, compleja y llena de momentos como este, en los que los sentimientos y los malentendidos se entrelazaban, pero siempre había un espacio para el perdón y la comprensión.