capitulo 22

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Las semanas siguientes a la muerte de Yooyeon estaban llenas de un dolor palpable. Los medios de comunicación y los programas de variedades reflejaban la tragedia con una serie de homenajes y tributos. Los idols se unieron en luto, vistiendo de negro y expresando sus condolencias al grupo, ofreciendo su apoyo en momentos tan duros. A pesar del aparente respeto y solidaridad pública, la angustia de Seoyeon seguía siendo un peso abrumador.

Un día, mientras Seoyeon estaba en casa, su teléfono sonó. Era una llamada de los padres de Yooyeon. Con manos temblorosas, contestó, sabiendo que cada llamada era un recordatorio doloroso de su pérdida.

La voz de la madre de Yooyeon era fría y dura. “Todo esto es tu culpa. Tú y tu relación desviaron a nuestra hija. Ella estaba feliz antes de conocerte. ¿Cómo te atreves a enfrentarte a nosotros?”

Seoyeon sintió cómo una oleada de furia y tristeza la invadía. “No tiene sentido echarme la culpa. Yooyeon estaba pasando por un momento difícil y traté de hacer lo mejor para ella. No puedo cambiar lo que pasó. La amaba y la cuidaba.”

El padre de Yooyeon tomó el teléfono. “¡Esa es la cuestión! Ella estaba confundida por tu influencia. Si hubieras sido más consciente de lo que estaba haciendo, tal vez ella seguiría aquí.”

Seoyeon apretó los dientes, conteniendo las lágrimas que amenazaban con caer. “Yooyeon fue una persona maravillosa, y la amaba profundamente. No tengo palabras para expresar cuánto lamento su pérdida. Si necesitan culpar a alguien, por favor, dirijan su ira hacia la realidad de la situación y no hacia mí. No hay nada que pueda cambiar lo que pasó, pero lamento profundamente que esto haya terminado así.”

La conversación terminó con un silencio incómodo, y Seoyeon colgó el teléfono, temblando. No podía dejar de pensar en las palabras de los padres de Yooyeon, las cuales parecían hundirla más en su dolor. El sentimiento de culpa era insoportable, y los ataques constantes la dejaban emocionalmente exhausta.

A pesar de las condolencias y el apoyo que recibía de sus compañeras de grupo y de otros en la industria, el vacío dejado por Yooyeon parecía imposible de llenar. Cada día se enfrentaba a la dura realidad de su ausencia, mientras el mundo seguía adelante y los recuerdos de momentos felices se mezclaban con el dolor persistente.

La empresa tomó medidas inmediatas para asegurar el bienestar de Seoyeon tras la tragedia. Decidieron proporcionarle un psicólogo especializado, que la visitaba regularmente para ayudarla a lidiar con su dolor y el trauma. Estos encuentros se convirtieron en una parte crucial de su rutina diaria, aunque no eran suficientes para aliviar completamente su angustia.

El psicólogo la guiaba a través de técnicas de afrontamiento, tratando de ayudarla a procesar su dolor y a encontrar formas de sobrellevar su dolor emocional. A pesar de los esfuerzos, Seoyeon seguía luchando con un sentimiento abrumador de culpa y tristeza.

Además de la terapia, la empresa decidió que debería tomar medicamentos para manejar sus ataques de ansiedad y depresión. Estos medicamentos, aunque necesarios, venían con efectos secundarios que a veces intensificaban su sensación de desconexión y fatiga.

Para garantizar su seguridad y bienestar, Seoyeon estaba bajo una estricta vigilancia. Las personas del personal y de seguridad estaban encargadas de monitorear sus actividades y asegurarse de que no se pusiera en peligro a sí misma. Cada vez que se alejaba de su entorno conocido, la empresa organizaba a alguien que la acompañara para estar al tanto de su estado.

A pesar de todos estos esfuerzos, a menudo se sentía atrapada entre la necesidad de ser fuerte para su grupo y el peso de su dolor personal. Las visitas al psicólogo se convirtieron en una rutina necesaria, aunque no siempre eran suficientes para manejar la profundidad de su dolor. El proceso de recuperación era lento y a menudo desalentador, pero ella estaba decidida a seguir adelante, en honor a la memoria de Yooyeon y por su propio bienestar.

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Los días se arrastraban pesadamente para Seoyeon. A pesar de los esfuerzos por mantener una apariencia de normalidad y el apoyo constante del psicólogo, ella encontraba un pequeño refugio en el mirador, el lugar que solía compartir con Yooyeon. Allí, Seoyeon se sentaba sola, mirando el horizonte mientras el sol se ponía, a menudo hasta que se hacía de noche.

El mirador se había convertido en su santuario personal, un espacio donde podía permitir que el dolor y la tristeza fluyeran libremente. Se sentía cercana a Yooyeon allí, como si su presencia aún estuviera en el aire. Seoyeon pasaba horas sentada en el mismo banco de siempre, con las lágrimas deslizándose por sus mejillas mientras revisaba viejas fotos y recordaba los momentos felices.

Cuando las miembros del grupo, preocupadas por su bienestar, lograban encontrarla, a menudo la veían en una profunda tristeza, con los ojos enrojecidos y la expresión abatida. La preocupación de las chicas era evidente, pero también sentían una mezcla de impotencia y dolor al ver a Seoyeon tan quebrada. La mayoría de las veces, ellas la acompañaban en silencio, brindándole el consuelo que podían y tratando de mostrarle que aún tenían su apoyo.

Uno de esos días, Hyerin, que había notado que Seoyeon no había vuelto a la casa para las comidas y que no había respondido a sus llamadas, decidió ir al mirador en busca de ella. La encontró en su lugar habitual, con la cabeza baja y las lágrimas cayendo sin parar.

"Seoyeon unnie" dijo Hyerin con suavidad, acercándose a ella. "Sabemos que estás pasando por mucho, pero no tienes que hacerlo sola."

Seoyeon levantó la vista, sus ojos llenos de dolor y arrepentimiento. "No puedo dejar de sentir que fallé... que no hice lo suficiente para protegerla”.

Hyerin se sentó a su lado tomándola de la mano en un gesto de apoyo. "No es tu culpa," dijo, tratando de ofrecer consuelo. "Estamos aquí para ti. Vamos a salir de esto juntas."

Seoyeon asintió lentamente, dejando que las palabras de Hyerin se filtraran en su corazón adolorido. Aunque el dolor seguía siendo inmenso, en ese momento, la presencia de su amiga y el apoyo incondicional que le brindaban se convirtieron en una luz tenue en la oscuridad de su dolor.

Contra el mundo - Seoyeon x Yooyeon (TripleS) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora