Capitulo 7: Doble vida.

819 121 55
                                    

Katsuki caminaba por los pasillos de la secundaria, sus manos estaban metidas en los bolsillos, y la mirada fija en algún punto indeterminado del frente

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Katsuki caminaba por los pasillos de la secundaria, sus manos estaban metidas en los bolsillos, y la mirada fija en algún punto indeterminado del frente.

Sentía cómo el bullicio de los estudiantes se convertía en un ruido lejano, un zumbido constante que no lograba penetrar la muralla de pensamientos que lo rodeaba. Últimamente, mantener su temperamento bajo control se había vuelto una tarea más difícil de lo usual, especialmente cuando se trataba de Izuku Midoriya.

Había algo en los ojos de Izuku, en su forma de ser, que hacía que Katsuki se sintiera atrapado en una lucha interna. Cada vez que cruzaban miradas en clase o que Izuku le dirigía una sonrisa tímida al pasar, Katsuki sentía cómo una oleada de emociones contradictorias se arremolinaba en su pecho. Era como si dos mundos estuvieran en constante colisión dentro de él: uno, lleno de ira y frustración, y el otro, de una inesperada ternura que lo desarmaba.

En la escuela, los cambios en su comportamiento no habían pasado desapercibidos. Katsuki ya no lanzaba insultos con la misma facilidad de antes, y sus burlas hacia Izuku habían disminuido significativamente.

Ahora, cuando Izuku cometía un error en clase o se tropezaba en los pasillos, Katsuki sentía una mezcla de frustración y un deseo de protegerlo que no lograba comprender del todo. Sin embargo, sus acciones hablaban más que sus pensamientos. 

Cómo aquel día, al ver a Izuku luchando con una pila de libros, se acercó sin decir nada y le quitó algunos de las manos.

—Joder, siempre eres un desastre, ¿no? —murmuró Katsuki, evitando la mirada de Izuku mientras tomaba los libros. Izuku parpadeó sorprendido, sus enormes ojos verdes brillando con una mezcla de gratitud y confusión.

—G-Gracias, Kacchan —respondió con una pequeña sonrisa, sin saber muy bien cómo reaccionar ante el gesto de amabilidad de su antiguo amigo.

Katsuki gruñó algo ininteligible y siguió caminando, pero no pudo evitar una sonrisa pequeña y satisfecha. Este pequeño acercamiento le hacía sentir que, quizás, había esperanza para redimir sus acciones pasadas. La amabilidad de Izuku siempre había sido una constante, algo en lo que Katsuki no se había fijado hasta ahora, y era como un faro en la oscuridad que comenzaba a iluminar su camino.

Desde hace unos días, Katsuki había comenzado la constumbre de dejar un jugo de durazno en el pupitre de Izuku cada mañana. No sabía exactamente por qué lo hacía, pero había algo en ese gesto silencioso que lo hacía sentir conectado con él, como si estuviera dejando un pedacito de su verdadero yo a la vista, pero sin decir una palabra. Así que sí, cada mañana, Izuku encontraba el jugo en su pupitre y miraba a su alrededor, como esperando encontrar al responsable. Aunque nunca decía nada, Katsuki notaba la sonrisa que se formaba en sus labios al descubrir el regalo.

Mientras tanto, en el mundo virtual, las cosas no eran menos complicadas. Las conversaciones con MigthyBoy seguían siendo acercamientos aún más íntimos, cada mensaje estaba cargado de una cercanía que Katsuki no había esperado. A través de la pantalla, podía sentir la calidez y la inocencia de Izuku. Aunque aún no se lo había confesado directamente el descubrimiento de su identidad, sabía que era él, y eso solo hacía que sus sentimientos se volvieran más confusos.

On- Line  || Bakudeku.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora