𖦹 𝐂𝐡𝐚𝐩𝐭𝐞𝐫 𝐈𝐗 𖦹

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Sombras que Susurran

La tensión entre Felix y Hyunjin era palpable mientras se alejaban de la cueva. Cada paso que daban parecía resonar en la tierra, como si el propio bosque estuviera registrando sus movimientos. El silencio que los rodeaba no era natural; era como si los árboles y la tierra estuvieran conteniendo la respiración, esperando el siguiente acto de un drama antiguo.

Hyunjin no pudo evitar mirar a Felix de reojo, notando cómo su expresión endurecida contrastaba con el Felix que solía conocer. Este Felix era alguien que había estado luchando en las sombras, enfrentando peligros que nadie más podría comprender. Aún así, había algo en su mirada, algo que Hyunjin no lograba descifrar del todo. Era como si una parte de él ya estuviera resignada a un destino que Hyunjin desconocía.

Finalmente, llegaron a un pequeño claro donde los árboles formaban un círculo natural. La luz de la luna roja caía justo en el centro, iluminando una figura que, al principio, Hyunjin creyó que era solo una sombra. Pero pronto se dio cuenta de que se trataba de un hombre, alto y de presencia imponente. Vestía una capa oscura que fluía como humo a su alrededor, y su rostro estaba parcialmente cubierto por una máscara. Solo sus ojos, fríos y penetrantes, eran visibles.

—Veo que has decidido regresar, Felix —dijo el hombre con una voz que resonaba como el crujido de ramas secas.

Felix se tensó de inmediato, y Hyunjin sintió cómo su cuerpo se preparaba para actuar si era necesario. La forma en que el hombre hablaba sugería una familiaridad que a Hyunjin no le gustaba.

—No vuelvo por voluntad propia —respondió Felix, dando un paso adelante—. Sabes bien que este ciclo no puede continuar. Nosotros ya rompimos el altar y detuvimos el ritual.

El hombre dejó escapar una risa suave, casi burlona.

—El ciclo es más antiguo que cualquier intento de romperlo, Felix. Un simple altar destruido no es suficiente para detener lo que viene. Tú lo sabes mejor que nadie.

Hyunjin observaba en silencio, sin entender completamente de qué hablaban, pero sintiendo que algo terrible se estaba gestando en esas palabras.

—No dejaré que lo arruinen todo de nuevo —dijo Felix, con la voz llena de una determinación que hacía temblar a Hyunjin.

El hombre encapuchado dio un paso hacia ellos, la luz de la luna revelando más detalles de su rostro: una piel pálida como la de un cadáver, con cicatrices profundas marcando su mejilla izquierda. Pero lo más perturbador era la sonrisa tranquila que dibujaba sus labios, como si ya hubiera anticipado cada movimiento de Felix.

—No puedes huir de tu destino —susurró, y su tono hizo que el aire se volviera más frío—. Y tú tampoco —añadió, mirando a Hyunjin con una intensidad que lo dejó paralizado.

En un abrir y cerrar de ojos, el hombre extendió su brazo, y de su mano brotaron sombras que se movían como serpientes hacia ellos. Felix reaccionó rápidamente, empujando a Hyunjin fuera del alcance de las oscuras corrientes. Ambos cayeron al suelo, rodando por el césped húmedo, pero antes de que pudieran levantarse, las sombras rodearon a Felix, sujetándolo con fuerza.

—¡No! —gritó Hyunjin, intentando alcanzarlo, pero una barrera invisible lo detuvo.

Felix luchaba contra las sombras, pero era evidente que estaban drenando su energía. A pesar de eso, mantenía su mirada fija en Hyunjin, como si intentara transmitirle un mensaje silencioso, algo más allá de las palabras.

—No te involucres más —logró decir Felix entre dientes, su voz temblando por el esfuerzo—. Esto no es tu batalla…

Pero Hyunjin se negó a aceptarlo. La idea de dejarlo solo en ese momento lo aterrorizaba. El miedo dio paso a una determinación feroz. Sabía que, aunque no comprendía del todo lo que estaba ocurriendo, no podía abandonar a Felix.

Sin pensarlo, Hyunjin corrió hacia el hombre encapuchado, tratando de romper la barrera con todas sus fuerzas. Pero en cuanto sus manos tocaron la pared invisible, una descarga lo atravesó, haciéndolo retroceder con un grito ahogado. Cayó de rodillas, sintiendo cómo la desesperación lo consumía.

El hombre soltó una carcajada oscura.

—Es inútil. Este ciclo ha existido por siglos, y seguirá existiendo con o sin ustedes.

Hyunjin se levantó, tambaleándose, pero no se rindió. Observó el círculo de luz de la luna en el suelo, y de repente, algo dentro de él despertó. Sin saber exactamente por qué, se dirigió al centro del claro, justo donde la luz rojiza caía con mayor intensidad. Al llegar, sintió un calor abrasador, pero no retrocedió.

El hombre encapuchado frunció el ceño, como si algo inesperado hubiera ocurrido.

—¿Qué estás haciendo? —preguntó con una mezcla de curiosidad y alarma.

Pero Hyunjin no respondió. Se concentró en la energía que sentía bajo sus pies, en el poder latente que vibraba en el suelo, como si estuviera conectado a la luna misma. Cerró los ojos y dejó que esa energía fluyera a través de él, convirtiéndose en un canal para algo que no comprendía del todo.

Entonces, la barrera se debilitó, y Felix, aprovechando el instante, liberó una oleada de poder que disipó las sombras que lo retenían. Sin perder tiempo, corrió hacia Hyunjin, quien todavía se encontraba en el centro del círculo. Lo tomó por la cintura y lo sacó de allí justo cuando una explosión de luz carmesí llenó el claro.

El hombre encapuchado se cubrió el rostro con un grito de frustración mientras la energía se dispersaba en todas direcciones. Cuando la luz se desvaneció, el claro quedó vacío, como si nada hubiera ocurrido, salvo por los latidos acelerados de Hyunjin y el brazo firme de Felix aún rodeando su cintura.

—No sé qué hiciste, pero lo detuviste por ahora —murmuró Felix, con una mezcla de alivio y admiración.

Hyunjin apenas pudo responder, su cuerpo temblando aún por la intensidad de lo que acababa de experimentar.

—No voy a dejarte solo en esto —fue lo único que logró decir, sus ojos encontrando los de Felix con una resolución renovada.

Felix no dijo nada, pero la manera en que lo miró, con una mezcla de gratitud y tristeza, dijo más de lo que cualquier palabra podría expresar. Sabía que el camino que se avecinaba sería más peligroso que nunca, y que las sombras que los acechaban no descansarían hasta cumplir su propósito. Pero por primera vez, Felix sintió que no estaba completamente solo en esa batalla.

吸血: 𝐕𝐀𝐌𝐏𝐈𝐑𝐄 [𝐋𝐢𝐱𝐣𝐢𝐧]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora