05

39 5 0
                                    

𝗝𝗔𝗦𝗢𝗡

La chica rubia había casi corrido donde se encontraba el grupo de Jason, a pocos pasos de ella, una chica de cabello oscuro caminaba hacia ellos con una postura firme. La primera les había interrogado. Ella sostenía un cuchillo, les observaba con impaciencia, tenía un aspecto feroz y peligroso, sin embargo, ella no era quien más le producía inquietud.

La chica a su lado era casi de la misma altura que la rubia, tenía un complexión atlética y sus ojos eran terriblemente profundos, dando la impresión de haber vivido demasiado, lo cual era una exageración, porque debía ser apenas un año mayor que él. Su expresión, era sobria y neutral, casi se sentía expuesto, como si ella pudiera saber mucho más de lo que él podía recordar. Llevaba un cuchillo sostenido de un cinturón a sus caderas, permaneciendo ocultó e incluso así lograba intimidarlo.

Leo se aclaró la garganta, volviéndose a mirarlo al responder la pregunta de la rubia. Tal vez, no era el único que se sentía cohibido ante la presencia de la azabache. Leo observaba a la chica con demasiada impresión y con un aspecto alelado.

—Se lo llevaron unos... tornados

—Venti —corrigió—. Espíritus de la tormenta.

De inmediato se arrepintió de haber dicho aquello, no tenía idea de cómo lo sabía, pero la chica rubia habría fruncido el entrecejo y había vuelto a interrogarlo con menos tranquilidad que la que había usado antes. La chica a su lado, lo observó con una expresión de desconfianza al tiempo que su mano se posicionaba sobre la empuñadura de su cuchillo.

Explicó de la manera que mejor pudo, pero los ojos grises e intensos marrones de ambas chicas dificultaban su tarea. El chicho del carro de se acercó a ellos, nada parecía mejorar, igual que ellas, los observó coléricamente.

—¡No, no, no! Ella me dijo que él estaría aquí. Me dijo que, si venía encontraría la respuesta.

—Annabeth —gruño el chico—. ¡Mira!

Hasta entonces, había detallado que le hacía falta un zapato, su pie lucía bien, pero se encontraba como si se hubiera convertido en un carbón.

—El chico con un zapato. Él es la respuesta.

—No, Butch —insistió—. No puede serlo. Me han engañado. ¿Qué quieres de mí? ¿Qué has hecho con él?

Annabeth permaneció con una expresión frustrada y cargada de odio, considerando si volverse hacia atrás era mejor idea o si de hacerlo o si quiera moverse, terminaría aniquilado por la azabache quien lo observaba con firmeza.

—Resolveremos esto más tarde —habló por primera vez poniendo orden a la situación.

Se sorprendió de reconocer un tono suave en su voz, pero mantenía un atisbo de liderazgo en su timbre.

—Debemos llevarlos al campamento, los espíritus podrían volver —resolvió concordando con Butch y adoptando una postura regia.

—De acuerdo, resolveremos esto más tarde —observó rencorosamente a Jason, caminando decididamente al carro.

—¿Qué mosca le ha picado? ¿Qué pasa? —preguntó Piper, recibiendo una mirada de soslayo por la chica.

¿Cómo era que se llamaba? No lo había dicho, estaba seguro. Estaba bastante atento como para no advertir en su nombre. Leo concordó con Piper, ambos fueron interrumpidos por Butch, pidiéndoles que se dieran prisa.

—No pienso ir a ninguna parte con ella —señaló a Annabeth—. Parece que quiere matarme.

La chica soltó una risa nasal negando con sutileza con su cabeza, llamando su atención de nuevo. Leo y Piper también la observaban. Tenía una manera natural de atraer la atención, similar de quienes suelen liderar.

𝗚𝗿𝗲𝗲𝗸 𝗧𝗿𝗮𝗴𝗲𝗱𝘆 ² | HoODonde viven las historias. Descúbrelo ahora