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El aullido resonó a través del bosque, haciendo que los pájaros alzaran el vuelo en una explosión de plumas y graznidos alarmados. Katsuki Bakugou se irguió, sus músculos tensos bajo la piel dorada por el sol. Sus ojos escarlata escudriñaron el claro, buscando cualquier señal de amenaza.
Nada. Solo el susurro de las hojas mecidas por la brisa y el distante murmullo del arroyo.
Relajó levemente su postura, pero mantuvo todos sus sentidos en alerta máxima. Como el nuevo líder de la manada Explosión, no podía permitirse ni un segundo de descuido. Demasiados ojos estaban sobre él, esperando el más mínimo error para cuestionarlo.
—Maldita sea —gruñó entre dientes, pasándose una mano por el cabello rubio cenizo—. ¿Dónde demonios está Kirishima?
Como si lo hubiera invocado con el pensamiento, un lobo de pelaje rojo brillante emergió de entre los arbustos, trotando alegremente hacia él. En un parpadeo, el animal se transformó en un joven de cabello puntiagudo del mismo tono escarlata.
—¡Aquí estoy, jefe! —exclamó Kirishima con una sonrisa afilada—. Perdona la tardanza, me entretuve siguiendo un rastro interesante.
Katsuki arqueó una ceja—. ¿Ah sí? ¿Y qué descubriste, idiota?
La sonrisa de Kirishima se ensanchó—. Creo que tenemos visitantes en nuestro territorio. El olor me resultó familiar, pero no logré identificarlo del todo.
El alfa frunció el ceño, una chispa de preocupación encendiéndose en su pecho. Visitantes inesperados rara vez eran buenas noticias, especialmente con la tensión que se respiraba últimamente entre las manadas vecinas.
—Muéstrame —ordenó, su voz cargada de autoridad.
Kirishima asintió y se transformó nuevamente en lobo. Katsuki lo imitó, su cuerpo contorsionándose en una marea de músculos y huesos hasta adoptar la forma de un imponente lobo de pelaje rubio cenizo. Juntos, se internaron en la espesura del bosque.
Mientras corría, dejando que Kirishima lo guiara, Katsuki no pudo evitar que su mente divagara. Habían pasado apenas tres lunas desde que asumió oficialmente el liderazgo de la manada, tras la jubilación de su padre. A pesar de haber sido preparado toda su vida para ese momento, la realidad del cargo lo había golpeado con la fuerza de un ariete.
Las responsabilidades lo abrumaban. Las expectativas lo sofocaban. Y por si fuera poco, estaba esa maldita presión por encontrar pareja.
—Un alfa fuerte necesita un omega a su lado —le repetía constantemente su madre—. Alguien que complemente tu fuerza con sabiduría y compasión.
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Oneshot's BakuDeku
FanfictionOneshot que se me ocurren. Mpreg. Omegaverse. Fantasía. Fem.