STRAY KIDS Y TÚ

🍄Einsundsechzig🍄

—Tenemos que hablar.—Dijo Felix entrando al cuarto.

—¿Sobre qué?—Susurró Hyunjin, acercándose a Felix.

—Oye, necesito la verdad.—Susurró Felix.

—¿A cerca de...?

—De ella.—Susurró, acostándose en la cama de Changbin, siendo seguido por Hyunjin.

—¿Qué sucede con ella?

Ambos estaban frente a frente.

—¿Por qué siempre estás con ella?—Preguntó, mientras lo miraba.

—¿Celoso?—Preguntó con burla.

—Hyunjin.—Susurró con reproche.

—Estoy bromeando.

—¿Vas a contestar?

—¿Qué verdad? Oye espero que no sea lo que creo que estás pensando.—Susurró.

—Contesta.

—¿Qué quieres que conteste?

—Que no la amas como a mí.—Susurró con ojitos de perro triste.

—Dios, eso jamás, Felix.—Susurró, acariciando el rostro pecoso del menor.—¿Por qué lo dices?

—Casi no pasamos tiempo juntos.—Dijo triste.

—Te lo compensaré como quieras.—Susurró para luego darle un pequeño beso.

—¿Por qué pasas tanto tiempo con ella?

—Es como tener a una hermana pequeña, eso me gusta.

—¿Entonces es mi cuñada?—Susurró con una sonrisita.

—Sí.

Ambos rieron bajo.

—No pienses cosas que no son, cariño.—Le dio otro beso y luego lo abrazó.

—Perdón.—Dijo Felix.

—No pidas perdón, no lo hagas, no hay razón.

—Es que...

—¿Es que, qué?

—Me pone celoso.

—Lo sé, pero ya no hay razón, okay?

—Okay.

Ambos se quedaron dormidos en la cama de Changbin luego de una sesion de besos tranquilizadores.

Changbin había entrado al cuarto, pero como los vió a los tres dormidos decidió dormir esa noche en el cuarto de Felix.

Eran las nueve de la mañana cuando despertaste, hacía un poco de frío por lo que te hiciste bolita en la cama.

—Lea.—Alguien te habló.—Lea, haste para allá.—Volvió a decir.

Te hiciste hacia un lado en la cama y sentiste que alguien se metió en tu cama.

—Espera, espera.—Dijiste adormilada.—¿Quién eres?—Preguntaste buscando a la persona.

—Soy Felix. Anda, abrazame, tengo frío.

Tanteaste la cama buscando el cuerpo ajeno y cuando lo encontraste lo abrazaste.

—Ay, estás calientita.—Dijo Felix mientras se acurrucaba más contra ti.

—Sí, sí, volvamos a dormir.

Lo abrazaste más y se quedaron dormidos de nuevo, hasta que dieron las nueve y media, pues el sol los deslumbraba.