Capítulo 7

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"Deseada (no) libertad"

Abriste la puerta de tu apartamento y la cerraste justo detrás de ti después de que entraras. Caminaste a pasos lentos hasta la cocina donde te sentaste en el viejo y desgastado comedor para dos personas que apenas habías podido utilizar estos días.

Ahora que habías llegado a casa y la adrenalina de haber renunciado se te acabó, por fin fuiste consciente de lo que habías hecho, lo que habías dicho y a quien se lo habías dicho. Y no solo eso, que de por sí haber tratado de esa manera a Vox le ponía una recompensa bastante jugosa a tu cabeza, sino también porque lo habías hecho delante de todos esos reporteros hambrientos de polémicas que seguramente ya estaban con sus equipos sacando la siguiente gran noticia sobre una empleada don nadie golpeando a uno de los más influyentes overlords.

Te tomaste unos segundos para respirar antes de comenzar a golpearte la cabeza contra el comedor.

¡¿Que se suponía que ibas a hacer ahora?!

Estaba claro que Vox no dejaría pasar este incidente. Estabas prácticamente muerta y lo peor era que ni siquiera tenías la oportunidad de huir. Más de la mitad de la ciudad estaba bajo el control de los Vees, lo que también que nadie te ayudaría no importaba cuanto dinero les ofrecieras, porque si, la gente en el infierno haría lo que fuera por dinero, pero tampoco serían tan tontos como para ponerse del lado malo de los del (tecnicamente) mas poderoso de los tres Vees.

Mientras pensabas en que podías hacer, el teléfono en tu bolsillo comenzó a vibrar. Al principio eso te paralizó del miedo, pero cuando no se detuvo ni siquiera después de unos minutos decidiste por fin averiguar qué estaba pasando.

Había decenas de mensajes y llamadas. Fuiste etiquetada por montones de personas en cientos de videos e imágenes diferentes que hablaban sobre ti y tu desastroso incidente con Vox, incluso había un hashtag sobre eso.

#empleadagolpeavox

Decenas de edits se apilaron por montones en cualquier aplicación que abrías. Estaba claro que a Vox no le estaba gustando nada esta situación porque había personas quejándose de que sus posteos estaban siendo borrados, pero incluso Velvet había estado compartiendo videos así que no había mucho que el televisor pudiera hacer en esa situación. Ya todo el infierno se había enterado y eso que ni siquiera habían pasado más de treinta minutos desde que sucedió todo.

Mientras seguías deslizándote a través de las noticias de repente tu teléfono se apagó, dándote un buen susto, cuando se volvió a encender fue solo para mostrar la imagen de una llamada entrante de Vox. Instintivamente dejaste caer el móvil y te alejaste lo más que pudiste en ese plazo de unos pocos segundos. El teléfono siguió sonando desde el suelo, pero no hiciste ni siquiera amago de tomarlo.

Dejaste el teléfono sonando en el piso y te fuiste a tu habitación. No querías tomarlo y de todas maneras Vox dejaría de llamar en algún momento, ¿No? No, no lo hizo.

Han pasado al menos dos horas, el teléfono sigue sonando y estas totalmente enfadada de aquel tono de llamada que antes te parecía genial. A este punto incluso has comenzado a cuestionarte porque no silenciaste el móvil o simplemente porque no lo apagaste.

Con pereza te pones de pie y caminas hasta donde dejaste el maldito aparato, lo tomas y revisas solo para asegurarte de que sigue siendo Vox quien te llama. Contestas y como era de esperar eres recibida por un grito enojado.

— ¡¿Tienes una maldita idea de lo que has hecho?! — Era Vox, gritando como siempre, pero esta vez no estabas dispuesta a quedarte callada y ser la paciente y dulce asistente que siempre estaba acatando órdenes en silencio.

— Renuncie, ¿Acaso no me escucho? ¿O hasta para eso necesita que lo haga yo? — Hablas con veneno en tu voz.

— ¿Q-que...? ¡¿Qué carajos es lo que te pasa?! — Te cuestiona. — Nunca te ha molestado que te llame de cualquier manera. Siempre lo hago y nunca te importo, ¿qué es diferente ahora?

— ¿Que nunca me importó? ¡¿Que le hizo creer que nunca me ha importado?! — Responde con un pequeño quiebre en tu voz. — He trabajado para usted durante más de veinte años. He estado con usted en sus malos y buenos momentos, soportando todas sus estupideces e incluso he trabajado gratis para ayudarlo a salir adelante... Todo el tiempo creí que me consideraba una amiga, al menos una empleada confiable, pero solo soy un mal chiste para usted. — Explicas. — Todos sus comentarios me han estado destrozando por dentro... Me duele demasiado viniendo de alguien a quien consideraba un amigo cercano, pero ahora veo que no es así.

— P-pero... — Lo escuchas tratar de hablar, pero es incapaz de formular una oración coherente y simplemente dice tartamudeos sin sentido durante unos segundos. — ¿U-un amigo? ¿Soy tu amigo? — Logra decir después de unos segundos, sonando feliz y esperanzado.

— No lo eres y ahora veo que jamás lo fuiste. — Respondes de manera contundente. — Te deseo lo mejor, Vox. Ten un bonito día.

Luego de tu despedida cuelgas el teléfono, no sin antes escuchar a Vox tratar de detenerte sin éxito alguno. Como era de esperar te llamo de nuevo, pero ya no estás dispuesta a seguir escuchándolo y bloqueas su número sin pensarlo dos veces. Ahora él no puede llamarte, pero todavía tiene otros medios por los cuales espiarte. Con aquel pensamiento en mente es que te das una vuelta rápida por el apartamento, buscando todos los electrodomésticos marca Voxtech que tenías para tirarlos a la basura.

Para cuando el departamento estuvo limpio ya era de noche, así que no tuviste otra cosa que hacer que no fuera dormir. Cerraste los ojos y te dejaste caer en el precioso sueño que tanto necesitabas. Ya mañana podrías hacerte cargo de las consecuencias.

[Fin del capítulo 7] 

𝐀𝐬𝐢𝐬𝐭𝐞𝐧𝐭𝐞 𝐦𝐚𝐥 𝐩𝐚𝐠𝐚𝐝𝐨 || Vox x T/N Donde viven las historias. Descúbrelo ahora