Prólogo

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"Asistente mal pagado"

Las imágenes y mensajes pasan rápidamente por la tablet en tus manos. El audífono en tu oído también está sonando fuertemente con la voz de tu jefe. Estaba enojado, como de costumbre, por alguna tontería.

— ¡Esa mierda debía estar lista hace media hora! — Te grita a través del audífono. El sonido que provoca te obliga a alejar un momento el objeto de tu oreja.

— Lo sé, señor. — Dices, comenzando nuevamente a pasar por los mensajes y correos en la tablet a velocidades increíbles. — Las cámaras del estudio se dañaron durante la última transmisión, los técnicos dijeron que no podían arreglarlas así que pedí desde la fabrica unas nuevas, pero tardaran dos horas en llegar y estar listas.

— ¡¿Dos horas?!

— Eso tardarán en traerlas e instalarlas. — Explicas, pero eso no satisface a tu jefe quien suelta alguna maldición y te insulta de manera brusca.

— ¡¿Qué hay con las cámaras de repuesto?! — Cuestiona.

— Las cámaras de repuesto fueron tomadas por el señor Valentino... Se las llevó debido a que las suyas fueron destruidas durante la filmación de su última película. — Respondes, recordando con vergüenza como los camarógrafos de Valentino habían venido a ti pidiendo las cámaras de repuesto debido a que las suyas habían sido brutalmente destruidas, incluso te mostraron la filmación de la película donde en algún momento uno de los actores se salió de control y acabó provocando un desastre en el estudio.

Valentino realmente debía dejar de usar esa mierda roja en sus actores. Ya era la quinta o sexta vez en el mes que ocurría un incidente así y seguramente no será la última.

— No puede ser... ¡¿Otra vez?!

— El señor Valentino mandó un correo, dijo que lo sentía por lo de las cámaras y que se lo recompensará en la noche. — Informas, cosa que esperas al menos sirva para enfriar un poco el temperamento de tu jefe.

— Ese imbécil... — Lo escuchas murmurar. — Diles que se apuren y en cuanto las cámaras estén listas, informame. — Dice, volviendo a un tono de voz más calmado. — Y pide mas repuestos, el doble o el triple, pero que esto no se vuelva a repetir.

Y las comunicación se corta abruptamente, no sin antes que tu jefe, Vox, hubiera dado una amenaza sutil.

Suspiras antes de volver tu mirada a la tablet, donde decenas de otros pendientes esperan a que vayas a atenderlos. Es jodido, pero ya sabías que este trabajo no iba a ser fácil. Al menos había buena paga, énfasis en el 'había' ya que desde que el poder de los Vees empezó a aumentar tu trabajo también lo hizo a un punto en que la paga ya no costea todo el trabajo que tenías que hacer.

Habías entrado a trabajar con Vox en una época donde todavía no era plano. Si, llevas en esto muchísimo más tiempo del que te gustaría admitir.

Fuiste testigo de la unión de los Vees y de cómo poco a poco fueron escalando en poder hasta finalmente consolidarse como (posiblemente) los Overlords más predominantes del infierno. No los más poderosos, pero sin duda los más populares e influyentes.

Pasaste de trabajar siete horas en un pequeño apartamento que servía como estudio a pasar más de doce horas en un gigantesco edificio donde casi todo dependía de que dirigieras y organizaras todo tu sola. Casi que tenías que dormir en ese lugar.

— Necesito café. — Murmuras mientras masajeas tu frente.

— ¡Señorita TN! — Y como no podía faltar ya había aparecido otro problema del cual debías encargarte. — ¡Las luces están fallando!

— Sheet. — Maldices.

Sales corriendo hacia la zona de grabaciones, mientras por tu audífono tratas de comunicarte con los incompetentes técnicos y electricistas que seguramente tienen mejor paga y mucho más tiempo libre que tú.

Esto solo es una rutina, una muy agotadora rutina que se repite día a día, semana tras semana y mes tras mes sin descanso alguno.

— Esto no es... verdad. — Susurras, viendo las luces parpadeantes y los cables caídos en el techo.

Sin duda necesitas unas vacaciones.

[Fin del prólogo]

𝐀𝐬𝐢𝐬𝐭𝐞𝐧𝐭𝐞 𝐦𝐚𝐥 𝐩𝐚𝐠𝐚𝐝𝐨 || Vox x T/N Donde viven las historias. Descúbrelo ahora