Capítulo 3

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"Días libres"

Te despiertas sobresaltada. De inmediato empiezas a analizar con inquietud la extraña habitación en la que estás, pues no recuerdas con precisión donde exactamente es que te encuentras en ese momento. Mientras das parpadeos nerviosos, las lagañas del sueño se van quitando, ayudándote a reconocer la oficina de tu jefe y también a reconocer las situación de la noche anterior.

Te habías quedado dormida después de trabajar toda la noche en el papeleo atrasado. De alguna manera los ásperos papeles habían sido tan cómodos y suaves que en cuanto te recargaste en ellos habías caído completamente inconsciente.

Empiezas a tallarte los ojos mientras das un gran bostezo para quitarte las últimas lagunas de sueño. Diste un estirón hacía atrás, haciendo crujir tu espada en el proceso. Cuando terminaste volviste la mirada hacía el escritorio.

Un suspiro de frustración escapo de tus labios. Aunque pasaste toda la noche trabajando, no conseguiste terminar con todo el papeleo. ¿Para qué siquiera había papeleo en el infierno de todos los lugares? La gente mataba en las calles y a nadie le importa, pero por supuesto que necesitas tener todos tus papeles en orden o si no te meterías en problemas.

Realmente empezabas a pensar que todos los malditos abogados y políticos terminaban en este lugar. No había otra razón para tener tanto papeleo que de todas maneras desecharían en algún momento.

Miras el reloj para darte cuenta de que es bastante temprano. Como ya era habitual desde que la empresa de Vox empezó a expandirse, habías adquirido cierta costumbre de levantarte temprano e ir a la oficina para preparar café y limpiar todo para cuando Vox llegará. En aquellos tiempos él era más amable y incluso podías darte el lujo de llamarlo 'amigo' algunas veces, pero desde que los Vees se habían unido algo había cambiado en Vox, él se volvió arrogante y grosero, muchísimo más insoportable de lo que jamás fue.

Decides no darle vueltas al asunto y buscar tus cosas para irte de una vez. Es tu día libre y como tal no tienes ninguna necesidad de estar en las oficinas ese día, tampoco la noche anterior, pero no querías tener problemas con Vox cuando se ve así de enojado.

Te levantas del escritorio y sales de la habitación. Cruzas por el elegante y excéntrico pasillo hasta el ascensor que te dejaría en el primer piso desde dónde finalmente podrías irte a casa, pero cuando estás por tocar el botón para llamar al ascensor tu nariz empieza a escudriñar el aire, sintiendo un aroma familiar y agradable.

Sigues el aroma del café hasta la cafetería privada de Vox. No puedes evitar sorprenderte cuando encuentras a tu jefe ahí, sentado sobre uno de los sillones con una taza de café en las manos y luciendo como si le hubiera atropello un tren.

"Tal vez sea resaca" Piensas luego de recordar lo borracho que parecía la noche anterior. Y considerando que se fue con Valentino, este seguramente le hizo beber más solo para tenerlo fuera de sí y que así sea más fácil para él manipularlo para que cumpliera cualquier capricho que la polilla tuviera.

Dudas en sí debes pasar a saludarlo, considerando como está ahora y lo propenso que es a enojarse no te gustaría arriesgarte, pero por otro lado, ha pasado bastante tiempo desde que se saludan tan temprano. Seguramente la última vez que lo viste tan temprano en la mañana fue cuando su cabeza aún era cuadrada.

— Buenos días. — Saludas, entrando en la habitación. Vox no parecía haberse dado cuenta de que alguien más estaba ahí ya que al sonido de tu voz él reaccionó asustandose y casi dejando caer la taza de café en la costosa alfombra.

— ¡¿Q-qué mierd...?! Oh... Solo eres tú. — Él dice, sonando agresivo y calmandose una vez que te reconoce.

— Está bastante temprano hoy.

— Si, cualquier cosa es mejor que estar con Valentino por la mañana. — Él murmura algo que apenas puedes entender.

— Y... bueno... ¿Cómo amaneció hoy? ¿Tuvo una gran noche?

— En lo absoluto. — Vox contesta con un quejido, tomándose del cuello con dolor. — No pude dormir mucho y la maldita reunión es al medio día.

— Bueno, en ese caso podría ayudarlo con sus deberes del día. Así usted puede tomar una siesta y estar listo para la reunión. — Propones, sintiendo algo de pena por el pobre diablo que tiene que soportar a Valentino.

Vox te mira con ojos entrecerrados, dándose cuenta en ese momento de algo.

— ¿Qué carajos haces aquí? Es tu día libre, no deberías estar en la oficina. — Él dice antes de darle un gran sorbo a su café.

— B-bueno... En realidad dormí aquí. — Admites, haciendo que Vox te mire con una ceja levantada.

— ¿Dormiste aquí? No creí que tu casa sea tan horrible como para que prefieras dormir en una oficina. — Él se burla.

— No fue por elección propia. — Gruñes entre dientes. — Habría ido a casa, de no ser porque ALGUIEN me hizo trabajar en el papeleo atrasado de haces semanas y terminarlo en solo una noche.

Vox parece algo avergonzado ante eso. Él desvía su mirada, tratando de no verte. Por supuesto que notas su reacción, lo que te parece aún más extraño.

— Puedes tener el día libre mañana... — Dice de repente, aun sin atreverse a darte la mirada.

— ¿Mañana puedo tener el día libre también? — Cuestionas, todavía sin creerlo.

— Eso fue lo que dije, ¿Estás sorda o qué? — Él gruñe, algo molesto y con unas curiosas líneas rojizas debajo de sus ojos.

— Vaya, que amable.

— No te hagas ideas erróneas, TN. — Vox se apresura a intervenir en tu línea de pensamiento sobre él siendo amable. — No te quiero tener aquí mañana porque vendrán unos importantes visitantes. Voy a traer a otra chica mucho más sexy para no tener que exponer a posibles inversores a tu horrible rostro.

— ¡¿Eh?!

— ¡Así como lo escuchaste! Ahora lárgate, quiero disfrutar éstos dos maravillosos días sin tu asquerosa presencia rondando por aquí. — Él dice, echándote del lugar rápidamente.

Te quedas en la puerta de la cafetería, algo aturdida.

"Sabía que no debía esperar que fuera amable. Que estúpida." Piensas mientras te das la vuelta para caminar hacia el ascensor, con algunas lágrimas de rabia saliendo de tus ojos.

[...]

La puerta hizo un horrible chillido mientras la abrías. Entraste en el apartamento, a cada pisada que dabas un poco de polvo se levanta. No era raro que el lugar estuviera tan sucio y en malas condiciones. No se trataba de que fueras perezosa, sino más bien que casi nunca tenías tiempo para limpiar. Apenas llegas del trabajo te echas en la cama a dormir y cuando despiertas a penas tienes tiempo para ducharte y volver a la oficina.

Ahora, con tus dos días amablemente concedidos, seguramente podrías darle un par de horas a limpiar este lugar, tal vez incluso podrías usar la bañera y darte una larga ducha de espuma. Pero por ahora no puedes hacer nada más que pensar en dormir.

Apenas llegas a tu habitación te echas en la cama, ni siquiera te molestas en cambiarte de ropa o quitarte los zapatos. Estás demasiado cansada.

Tus ojos se cierran en cuestión de segundos, dejándote en un sueño profundo y seguramente el primero en mucho tiempo que durará más de cuatro horas seguida.

Realmente necesitabas éstos días libres.

[Fin del capítulo 3]

𝐀𝐬𝐢𝐬𝐭𝐞𝐧𝐭𝐞 𝐦𝐚𝐥 𝐩𝐚𝐠𝐚𝐝𝐨 || Vox x T/N Donde viven las historias. Descúbrelo ahora