—Bueno, bueno, bueno, por lo menos no finges que estás dormido —comentó Ohm, con voz sedosa—. A lo mejor es que estás empezando
a sentirte casado.—¡Y un cuerno! —Fluke con gran dificultad, retiró los ojos de sus pectorales y del triángulo de vello que se formaba entre los dos músculos del pecho.
—Cuando amanezca, te garantizo que no tendrás ninguna duda de que me perteneces.
—¡Yo no te pertenezco! —gritó Fluke, enfurecido.
Ohm sonrió, casi como si fuera una amenaza.
—Durante las próximas tres semanas, vas a ser mío.
—Me das miedo cuando me miras así —murmuró Fluke .
—Eres un chico muy guapo y quiero hacer el amor contigo. Y nada tiene que ver en eso la emoción o el temperamento —le dijo Ohm con devastadora frialdad, mientras se bajaba la cremallera del pantalón.
Fluke se incorporó en la cama, como movida por unos hilos invisibles.
—Ohm...
Ohm se quitó los pantalones y se quedó de pie, con tan solo los calzoncillos negros, que no lograban ocultar lo suficiente su masculinidad.
Las mejillas de Fluke se encendieron y retiró su mirada.—¡Ohm... no! —suspiró Fluke.
—¿Por qué suspiras? —le preguntó, mientras se quitaba los calzoncillos y los dejaba caer al suelo.
Se acercó a la cama y tiró de la sábana, a la que Fluke se había agarrado con fuerza.
—Dejémonos de palabras —le dijo y se metió en la cama.
—Por favor Ohm, aquí no, esta noche no —suplicó Fluke, poniéndose al otro lado de la cama.
Ohm lo agarró con sus poderosas manos y se lo puso encima.
Fluke notó la dureza de su miembro.
—Si piensas que no vas a cumplir un acuerdo con un Thitiwat, estás muy confundido. Quiero disfrutar de lo que me pertenece, porque para eso lo he pagado.
—Seguro que no tienes las ideas muy claras —sugirió Fluke, casi sin respiración, percibiendo el calor de su cuerpo a través de la camisola—. Seguro que todavía estás enfadado conmigo... y no querrás hacer algo de lo que después te puedas arrepentir...
—Quiero hacer el amor con mi esposo, Flukie... no quiero cometer ningún crimen —le dijo Ohm con ironía.
—Si esperas hasta mañana por la noche, haré todo lo que quieras —le propuso Fluke, desesperado.
Fluke frunció el ceño y lo miró a los ojos.
—¿Cuántos vasos de vino te has bebido en la cena?
—Yo...yo... —tartamudeó Fluke, mientras se quitaba de encima de él.
—Madre di Dio... ¿qué llevas puesto? —le preguntó Ohm.
Fluke se encogió de hombros.
Ohm empezó a reírse a carcajadas. Le agarró el pelo con una mano y, poniendo un gesto cínico, le dijo:
—Me pregunto quién diablos te ha dicho que lo que no se ve es mucho más tentador.Fluke apretó los dientes. Sus ojos verdes destellaban desprecio.
—¡Está bien, adelante, tómame y acabemos de una vez! —le instó con desprecio—. Pero no me pidas que yo te siga el juego.
Ohm lo miró con sus ojos dorados, llenos de satisfacción.
—Me encantan los retos.
Fluke se quedó con la boca abierta, al no ser esa la respuesta que había previsto.
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Segunda oportunidad
FanfictionFluke pensó que nunca más volvería a ver a su marido, Ohm Thitiwat, hasta que apareció otra vez en escena con noticias que lo hicieron tambalearse. Su matrimonio no había sido anulado y Ohm quería pasar con él la noche de bodas que nunca pasó. Ohm...