Capítulo 3

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—Per—

Corremos hasta la entrada de los dormitorios.

Me recuesto de la pared respirando forzoso.

—Si queremos dominar el mundo hay que hacer más ejercicio —bromea Carlos respirando igual que yo.

—Si mi madre me viera justo ahora, me líquida —comenta Evie arreglando su cabello.

Sonrió pero no puedo reír por la falta de aire.

La picazón ha cesado pero ahora siento el cuerpo caliente, quizás corrí demasiado.

Mal recobra la compostura y se dirige a nuestra habitación sin mirar atrás.

Está enfadada con Jay, gracias a su estupidez sonó la alarma y estuvieron a punto de atraparnos.

—¿Te encuentras bien? —me pregunta Carlos.

—Si, solo un poco cansada —digo recobrando poco a poco el aire en mis pulmones.

—No me refiero a eso —entrecierro los ojos sin entender —. Durante la bienvenida estuviste callada, no hiciste ninguno de tus comentarios sarcásticos habituales y eso que tuviste oportunidades —interroga Carlos.

—Es que creo que atrapé un resfriado, y no me siento muy bien —miento.

La razón de mi silencio es que estaba muy ocupada admirando a mi príncipe, casi rey. Fue una oportunidad que no podía desperdiciar hablando.
Pero eso no puedo decirlo.

Carlos se acerca a mi, pone su mano en mi frente y la despega rápidamente.

—Tienes fiebre.

Imitó su acción sorprendida por lo caliente que está mi frente.

—Parece más grave que un resfriado —intento bromear pero a ninguno le hace gracia.

—Ven, tienes que descansar —Evie toma mi brazo y me guía hasta la habitación.

Me despido de los muchachos con la mano y una sonrisa tratando de calmarlos.

Eso me recuerda a cuando Ben se despidió así de mi está tarde. Es tan hermoso.

Entramos a nuestra habitación y Mal se encuentra en la ducha.

El sonido del agua caer es completamente nuevo para nosotros.

—A penas salga Mal te metes a darte un baño, eso ayudará a bajar la fiebre —ordena Evie y me limito asentir.

Mi amiga busco un pañuelo y comienza a limpiar el maquillaje de mi rostro con suma delicadeza.

El sonido del agua cesa y a los segundos Mal abre la puerta, ya tiene su pijama puesta.

—¿Sucede algo? —cuestiona en cuanto nos ve.

—Per, tiene fiebre —anuncia buscando una toalla en uno de los clóset, me la entrega apuntando hacia el baño —. Ve.

Obedezco a la peli azul y me meto en el cómodo lugar.

Cierro la puerta y empiezo a desvestirme.

—¿Desde cuándo tiene fiebre? —escucho la voz de Mal.

—No lo sé, Carlos le tomo la temperatura cuando ella le mencionó que estaba resfriada.

—Pero...

Tocan la puerta.

—¿Cómo está Per? —la voz de Carlos resuena en la habitación.

—No pudimos irnos tranquilamente a nuestra habitación sabiendo que está enferma.

—Esta tomando un baño, eso ayudará a bajar la fiebre —dice Evie —. En este lugar debe de haber una cocina, iré a prepararle un té.

Érase Una Vez Un SueñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora