Capítulo 4

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—Per—

—Es suficiente, Mal. Es la cuarta vez que lo repites —suelta una cansada Evie delineandose los ojos —. Per salió un momento en la noche, solo eso.

—¡Solo eso! —la observa indignada —. Nuestra duendecilla estaba muy enferma anoche, me levanto en la madrugada a ver cómo se encuentra mi hermana, ¿Y qué encuentro?.

—Aquí vamos de nuevo —suelta un suspiro cansado sin dejar de maquillarse.

—¡Una cama vacía! —continúa mi hermana ignorando el comentario de nuestra amiga —, ¿Y en dónde estaba la duendecilla? Caminando por todo Auradon supuestamente enferma y con una diminuta pijama.

—¡Sé que me equivoqué! ¡Lo siento! —la miró a los ojos —. No debí preocuparte así.

—Oh, ahora es que vienes a disculparte.

—Esta es la octava vez que se disculpa —interrumpe Evie.

—¿Cómo puedes saber eso? —Mal intenta restarle importancia a su comentario.

—Porque duermo aquí y me desperté casi a las seis de la mañana porque alguien estaba gritando como una histérica cuando Per entro.

—¿Y quién cuenta cuántas veces fueron? —suelta un bufido.

—Yo, yo las cuento. Porque no hay otra cosa que hacer a las seis de la mañana —liquida Evie haciendo que Mal por fin se siente.

—¿Al menos nos vas a decir a dónde fuiste? —el tono de la peli morado es dócil.

Evie dió la estocada final a esa discusión.

—Ya te dije, fui a caminar un rato en el bosque, ví las estrellas y luego volví.

Resumo omitiendo rotundamente la aparición de Ben.

—¿Y ya te sientes mejor? —la peli azul está recogiendo sus cosas de la cama.

—Como nueva —le dedico una sonrisa a ambas.

—Sensacional. Ahora, por todos lo que más quieran, cambiemos de tema —pone las manos en su cintura —. ¿Qué tal luzco? —hace una pequeña pose.

Lleva puesto un vestido azul con detalles negros ligeramente ceñido al cuerpo.

—Fantástica. ¿Qué tal me veo yo? —imito su acción.

—Siempre me ha encantado como ese pantalón de cuero luce tan bien en ti —me halaga —. Además, ese top de cuadros verdes y morados que te diseñe, queda perfecto. Soy muy buena cosiendo.

—Eres fabulosa —le dedicó una sonrisa.

—No se porque están tan preocupadas por su aspecto. Vinimos hasta aquí por una misión, no para presumir lo bien que se ven —suelta Mal levantándose de la cama.

—No se tu, pero yo lo tomaré como un cumplido —dice Evie mientras se aplica brillo labial.

Asiento dándole la razón.

—Mal, no es que hayamos olvidado el plan o algo así. ¿Recuerdas la historia que mamá nos contó, de como entró a esa tonta fiesta cuando fue a hechizar a Aurora? —mi hermana asiente —. Esto es casi igual, hay que dejar una primera impresión que no puedan olvidar.

Érase Una Vez Un SueñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora