capitulo 5

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Capítulo 5: "La pesadilla que no cesa"

Senju estaba en su habitación, sumida en la irritación. Desde lo que pasó con Sanzu, no podía dejar de pensar en ese idiota que era su hermano. Después de todo lo que sucedió en ese departamento, solo sentía que el momento se repetía una y otra vez en su cabeza, como si estuviera atrapada en una pesadilla sin fin.

- Maldito idiota -, masculló Senju, irritada, mientras encendía un cigarro y daba una larga calada. Necesitaba despejar su mente un rato, sin contar que después tenía una reunión de toman y luego tenía otras cosas que hacer. Y, sobre todo, esperaba no tener que vérselas con Sanzu, al menos por un rato.

Miró a su gatita peluda y esponjosa, que estaba acurrucada en el sofá, y le preguntó -¿Qué debo hacer, Kitty? - La gata respondió con un suave maullido, como si estuviera ofreciendo su propia opinión sobre la situación. Senju sonrió ligeramente, sintiendo un momento de tranquilidad en medio de su frustración.

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Sanzu emergió de un callejón oscuro, después de haber cobrado una deuda pendiente de un hombre que debía dinero a Kanto Manji. Con un gesto brusco, guardó el fajo de billetes en su bolsillo y luego se quitó los guantes de cuero, que tenían algunas gotas de sangre en la palma. Las gotas rojas parecían brillar en la luz tenue del callejón, y Sanzu las miró con una expresión indiferente antes de meter los guantes en su chaqueta.

Sanzu se dirigió a la base de Kanto Manji, caminando con una confianza que no sentía del todo. Fumaba un cigarro con una expresión despreocupada, pero en realidad, su mente estaba en otro lugar. No podía sacar de su cabeza a Senju y lo que había pasado entre ellos en su departamento.

La imagen de Senju, con su mirada intensa y su cabello despeinado, se le aparecía una y otra vez en su mente. Sanzu se sentía incómodo, como si no pudiera escapar de la sensación de que había hecho algo malo.

Mientras caminaba, el humo del cigarro se disipaba en el aire, pero la ansiedad que sentía en su pecho no se disipaba. Sanzu se preguntaba qué había pasado realmente en ese departamento, y por qué Senju lo había afectado de esa manera.

La base de Kanto Manji se encontraba en un edificio abandonado en el borde de la ciudad, un lugar donde nadie se atrevía a entrar. Sanzu conocía el camino de memoria, y se dirigió hacia allí con una mezcla de resignación y ansiedad.

Al llegar a la entrada, Sanzu se detuvo un momento, mirando hacia arriba. La estructura del edificio parecía ominosa, como si estuviera esperando algo. Sanzu se encogió de hombros y entró, dejando atrás la luz del día y sumiéndose en la oscuridad que lo esperaba.

- Hey, Sanzu... pensé que te ibas a tardar más, ¿eh?-, dijo Ran, mirándolo con una sonrisa burlona. -¿Qué pasó con tu oponente? ¿No aguantó estar mucho rato contigo o qué?-

Sanzu se detuvo en seco, su mirada fulminante hacia Ran. - Cierra la boca, Haitani - le espetó, su voz baja y peligrosa.

Ran se rió, sin parecer intimidado por la reacción de Sanzu. - Oh, vaya, vaya. Parece que alguien está de mal humor hoy- dijo, sacudiendo la cabeza. - ¿Qué te pasa, Sanzu? ¿Te duele la cabeza de tanto pensar en cómo vas a pagar tus deudas?-.

Sanzu se acercó a Ran, su rostro tenso y su mirada furiosa. - Te dije que cerraras la boca, Haitani -, repitió, su voz cada vez más baja y peligrosa.

Ran soltó una carcajada. - ¡Como sea! Esta noche, yo y Rindou, junto con otros chicos, estamos pensando en ir al club nocturno que está cerca de aquí. ¿Te unes a nosotros?-, preguntó, con una sonrisa pícara.

Sanzu se detuvo un momento, pensando en la propuesta de Ran. Por un lado, no estaba de humor para salir, pero por otro lado, quizás era justo lo que necesitaba para distraerse de sus problemas. - Sí... no vendría mal salir un rato-, dijo finalmente, con una voz neutral.

Ran se rió de nuevo, satisfecho con la respuesta de Sanzu. - ¡Genial! Estaremos allí a las 10 pm. No te retrases, Sanzu -, dijo, dándole un golpe en la espalda.

Sanzu se encogió de hombros, sin decir nada más. Sabía que no podía evitar la compañía de Ran y los demás para siempre, pero al menos podía intentar divertirse un rato. La noche prometía ser interesante.

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Senju se miró al espejo, satisfecha con su reflejo después de haber escogido su atuendo para esa noche. Saldría con sus amigas a un club nocturno, y aunque no era su lugar favorito, estaba dispuesta a dejar atrás sus preocupaciones y pasar un buen rato.

Se había puesto un vestido pegado al cuerpo que resaltaba sus curvas provocadoras, y que era lo suficientemente corto como para mostrar sus piernas largas y tonificadas. Los tacones altos que llevaba completaban su look.

Después de aplicarse un poco de labial rojo, se puso una chaqueta negra que le daba un toque de elegancia a su atuendo. Se miró de nuevo al espejo, y se sintió contenta con su reflejo. Estaba lista para salir y divertirse.

Con un último vistazo al espejo, Senju salió de su habitación, lista para reunirse con sus amigas y dejar atrás sus preocupaciones. La noche prometía ser emocionante.

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La música resonaba en el lugar, una mezcla de ritmos electrónicos y voces distorsionadas que parecían envolver a todos en una atmósfera de energía y diversión. Las luces eran oscuras y estroboscópicas, lo que hacía que el lugar pareciera un laberinto de sombras y colores. La multitud era densa, con personas de todas edades y estilos bailando y riendo juntas.

En la zona VIP, Sanzu se encontraba sentado en uno de los sillones de cuero negro, rodeado por los Haitanis. Tenía un vaso de whisky en la mano, que bebía lentamente mientras observaba la escena que se desarrollaba a su alrededor. La música era tan fuerte que parecía vibrar en su pecho, y la oscuridad de la zona VIP hacía que se sintiera como si estuviera en un mundo separado del resto del club.

Mientras que Senju hablaba y reía con sus amigas, bebían unos tragos y se divertían en el club nocturno. Sin embargo, a pesar de la apariencia de diversión, su mente aún no podía dejar de pensar en ese momento con Sanzu. La sensación de incomodidad y confusión que sentía cada vez que pensaba en él era como una sombra que la seguía a todas partes.

Y para empeorar las cosas, se enteró por una amiga que Takemichi había vuelto con su novia hina, lo que la hizo sentir aún peor. Se sentía como si el universo estuviera conspirando en su contra, recordándole todo lo que había salido mal en su vida.

En verdad, ese no era su día. Todo parecía estar saliendo mal, y la sensación de frustración y tristeza que sentía era abrumadora. Senju trató de sacudirse la sensación, concentrándose en la música y la diversión que la rodeaba, pero no podía evitar sentir que algo estaba muy mal.

Senju comenzó a tomar tragos tras tragos, sin siquiera importarle que tan fuertes eran. La verdad es que necesitaba borrar esos sentimientos por un momento, olvidar la sensación de tristeza y frustración que la había estado consumiendo desde que se enteró de que Takemichi había vuelto con hina.

El alcohol parecía ser la única solución para calmar su mente y su corazón, y Senju se dejó llevar por él. No pensaba en las consecuencias, no pensaba en nada más que en el momento presente y en la necesidad de escapar de sus pensamientos.

~ODIO Y DESEO~ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora