capitulo 7

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Capítulo 7: El abismo del deseo

Senju miró a su alrededor con un dolor de cabeza agudo. La habitación era desconocida y la luz del sol que se filtraba por la ventana le hacía daño en los ojos. Se sentía mareada y confundida, con una fina sábana que cubría su cuerpo. Suspiró, intentando recordar lo que había pasado la noche anterior. - No debí beber tanto - se dijo a sí misma, masajeándose las sienes. Su cabeza dolía como si mil demonios estuvieran bailando en su interior.

Sanzu entró a la habitación con un vaso de agua fresca y una pastilla en la mano. - Veo que ya despertaste - dijo con una voz neutra, sin sonreír.

Senju lo miró con una mezcla de desconfianza mientras Sanzu le ofrecía el vaso y la pastilla sin mirarla a los ojos. - Es para la resaca - explicó de manera brusca.

Senju miró la pastilla con recelo, su mente aún nublada por el dolor de cabeza y la confusión. Pero Sanzu no se molestó en tranquilizarla.

- No te preocupes, no es una de mis pastillas - dijo con una voz distante, poniéndose de pie.

Senju lo miró a los ojos, buscando alguna señal de calidez, pero Sanzu mantuvo su expresión fría. Finalmente, Senju tomó la pastilla y se la tragó con un sorbo de agua.

- Gracias - dijo, su voz apenas audible.

Sanzu asintió levemente y se dirigió hacia la puerta. - No hay de qué - dijo sin mirar atrás.

- ¿Y mi ropa? - preguntó Senju, mientras se cubría con las sábanas, sintiendo una mezcla de vergüenza y ansiedad.

Sanzu se encogió de hombros. - Te ensuciaste cuando dormías... así que te la quité. Se está secando - dijo con un tono cortante, sin mirarla a los ojos.

Senju se sintió un escalofrío al recordar la noche anterior. ¿Qué había pasado exactamente? Pero Sanzu no parecía dispuesto a darle más explicaciones.

- Bien - dijo Senju finalmente, sintiendo una mezcla de alivio y frustración.

Sanzu asintió levemente y salió de la habitación.

Senju se levantó de la cama, decidida a encontrar algo para cubrir su cuerpo. Pero gruñó al darse cuenta de que no había nada que le sirviera. Frustrada, salió de la habitación sin nada que la cubriera, envuelta en su propia dignidad.

Al entrar al salón, notó que estaba vacío. Se dirigió a la cocina, esperando encontrar a alguien que le pudiera dar alguna explicación sobre lo que había pasado la noche anterior. Y ahí estaba Sanzu, sin camisa, buscando algo para desayunar en la nevera.

- ¿Qué quieres? - preguntó Sanzu fríamente, sin mirarla a los ojos.

- Solo tengo hambre, eso es todo - respondió Senju, intentando mantener la calma.

La tensión entre ambos era palpable. El aire estaba cargado de electricidad, y Senju podía sentir el peso de la mirada de Sanzu, aunque no la estaba mirando directamente. Se acercó a la mesa de la cocina, intentando ignorar la sensación de incomodidad que la invadía.

Senju se sentó en la mesa, intentando ignorar la tensión que aún reinaba en el aire. Sanzu se acercó a ella, su mirada distante.

- Ahí algo de comer en la nevera, busca ahí - dijo, sin mirarla a los ojos.

Senju asintió, sin responder. Pero luego preguntó, con un tono sarcástico:

- ¿Algo más que quieras decir? -

Sanzu se detuvo, su mirada intensa.
- Vete de mi departamento en cuanto tu vestido esté seco... no quiero que vean a un miembro de otra pandilla aquí - dijo, su voz fría.

Senju se encogió de hombros.
- Como sea... tampoco tengo ganas de estar aquí contigo - respondió, mirando a Sanzu con desdén.

Sanzu se irritó, su rostro tensándose.
- Pues yo tampoco contigo, princesa - dijo, su voz llena de desprecio.

Senju se rió, sin humor. - idiota.- dice mientras lo mira

- Tonta mimada - respondió Sanzu, irritado. La miró con una mezcla de fastidio y exasperación, como si ella fuera un peso que no podía soportar.

La tensión entre ellos era palpable, y Sanzu sabía que no podía seguir así por mucho tiempo. Algo tenía que cambiar, y pronto. Pero mientras tanto, se conformaba con mantener las distancias y evitar cualquier confrontación que pudiera empeorar las cosas.

Senju lo miró con una expresión de desdén. Era frustrante tener que estar en el mismo lugar que él, y más con la tensión que había entre ellos. La atmósfera estaba cargada de electricidad, y Senju podía sentir la ira y la frustración creciendo en su interior.

- Imbécil - dijo mientras miraba a otra parte, intentando ignorarlo.

Sanzu rodó los ojos, exasperado. No la soportaba. Su actitud, sus palabras, todo de ella le resultaba insoportable. Se acercó a ella, su voz baja y amenazante.

- ¿Sabes qué? Estoy harto de tus insultos - dijo, su rostro cerca del de Senju. - ¿Por qué no te callas de una vez? -

- Por qué no quiero - dijo Senju, cruzando los brazos y mirando a Sanzu con desafío.

Sanzu suspiró, frustrado. - Eres tan irritante - dijo, sacudiendo la cabeza.

Y tú tan molesto - respondió Senju, con una sonrisa sarcástica.

- Por qué no mejor te vas a fastidiar a Takemichi, eh? Quizás él sí te da la atención que necesitas - dijo Sanzu, con una mirada burlona.

Senju se rió. "No necesito que Takemichi me dé atención", dijo.

La discusión seguía subiendo de tono, y parecía que no había fin a la tensión entre ellos. Sanzu se estaba volviendo cada vez más irritado, y Senju parecía disfrutar de su frustración.

Sus rostros estaban demasiado cerca, la tensión entre ellos era casi palpable. Sanzu podía sentir el calor de la piel de Senju, y su corazón latía con fuerza.

- Pues parece que hace algunos días atrás morías por que Takemichi te diera atención... incluso me reclamaste cuando lo golpeé... no te hagas, Senju - dijo Sanzu, su voz baja y sarcástica.

Senju miró a otra parte, evitando su mirada. - No era así... Takemichi es solo mi amigo - dijo, su voz débil.

Sanzu se rió, su aliento cálido en el oído de Senju. - Pues parece que tú no lo querías como amigo, o sí - dijo, su voz ronca y provocativa.

Senju se sintió un escalofrío. - Cállate haruchiyo - dijo, su voz firme, pero Sanzu podía escuchar el temblor detrás de ella.

Sanzu la puso contra la pared, su cuerpo presionando contra el de Senju. - Admite de una vez que estás enamorada de él - dijo, su voz baja y urgente, mientras su mano se posaba entre los muslos de Senju, enviando un escalofrío por su cuerpo.

Senju intentó empujarlo, pero Sanzu era demasiado fuerte. - No estoy enamorada de él - dijo, su voz temblando, mientras intentaba evitar la mirada intensa de Sanzu.

Sanzu se rió, su aliento cálido en el oído de Senju. - No te hagas la tonta, Senju. Sé que sientes algo por él. Y sé que no es solo amistad - dijo, su mano acercándose más a su piel.

Senju se sintió atrapada, sin saber cómo escapar de la situación. La mano de Sanzu era como un fuego que la consumía, y su mirada era como un abismo que la atraía hacia el vacío.

~ODIO Y DESEO~ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora