Capítulo 8

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Había dejado a Luke encerrado con tantos candados y barras de seguridad que sólo un experto de la CIA y él mismo, por supuesto, podrían abrir. Después de retirar el dinero de Luke, lo escondería en alguna parte del pequeño apartamento bajo siete llaves. Sin embargo, había dejado el dinero suficiente para la comida que necesitaba, sin mencionar alguna ropa de segunda que le compraría a Luke adivinando, pues no sabía su talla.
Después de unas horas, volvió a casa.

-Mierda- se dijo a sí mismo al abrir la puerta. Luego de entrar, cerró la puerta, sin dejar de mirar a Luke, quién estaba en el diván con una sonrisa en la cara y una lata de cerveza en la mano.

-Acabas de llegar y ya insultas...

-No te dije a ti...¿estás borracho?

-¿Yo?... Pfff- soltó una carcajada. La lata de cerveza cayó y rodó cerca de los pies de Michael.

Michael negó con la cabeza, tiró el dinero sobre la pequeña mesa y con la otra mano tendió la pizza que había comprado.

-Te dejo apenas una hora y haces esto- le reprendió al rubio- Te he traído algo de ropa y comida- dejó la bolsa con ropa sobre el diván- No puede ser... Eres peor que un niño pequeño. Te has tomado mi colección de cervezas y ni siquiera...- se detuvo, pues se percató de que estaba hablando solo.

Luke estaba allí tendido, con sus ojos levemente cerrados en un descanso profundo. Hermoso. Muy bonito. Quizá había sido por algo que había terminado escogiendo al único chico de entre esas mujeres. Quizá alguien intentaba decirle algo. Pero no quería ponerse a pensar en eso... Solo el tiempo lo diría. Michael cargó al rubio entre sus brazos, intentando no despertarlo. Los borrachos eran más pesados que una piedra gigante, pero aún así tuvo cuidado. Sus manos se aferraron a las piernas y espalda de Luke, sosteniéndolo firmemente. Caminó hasta la habitación, abriendo la puerta con un pie. Sus músculos se tensaron cuando tuvo que acostarlo sobre las sábanas en el suelo. "Toda mi colección de cervezas...", pensó el peli teñido. Una leve sonrisa se expandió en sus labios.

-Lo siento...- dijo el rubio, abriendo sus azules ojos suavemente. Michael se tensó.

-¿Por qué?

-Por tomarme tu colección.

-No importa.

-Pero dijiste que te molestaba.

-Ahora te digo que no me importa- comenzó a alejarse, pero las tibias manos de Luke se lo impidieron.

-No te vayas...-le pidió en susurros el rubio. Michael lo miró a los ojos, era inevitable no hacerlo. Luke se sentía tan bien cuando lo miraba tan intensamente- Vamos... Quédate- murmuró ahora, acariciando los brazos del peli teñido. Michael lo sintió tan exquisito... Observó los blancos y largos dedos de la mano de Luke acariciarle el brazo. Mierda. ¿Cómo podía un simple toque del rubio ponerlo tan tenso?

-¿Para qué?- le preguntó, sin querer saber la respuesta. Solo deseaba quedarse allí.

-No lo sé...- Luke lo atrajo hacia si, esta vez para que se acostara a su lado. Michael cayó tendido. Las fuerzas parecían habérsele ido. De pronto, se encontraba hechizado por aquellos electrizantes ojos azules y las suaves caricias de las manos del rubio- ... Tal vez para que me digas tu nombre.

-Pensé que lo sabías- el peli teñido dobló sus brazos y los puso bajo su cabeza- Michael. Michael Clifford.

-¿Y por qué lo de ayer?- preguntó el rubio.

-¿Qué cosa?

-Te detuviste.

Y una cosa era cierta. Los borrachos eran los más sinceros del mundo. Nunca mienten.

-Tú no querías- respondió Michael sin sobresaltarse. No valía la pena enojarse de nuevo.

-¿Cómo lo sabes?- Luke se giró, cayendo sobre el pecho de Michael. Él volvió a hacer contacto visual. Esta vez si que tenía muchas ganas de hacerlo suyo... Lo deseaba con toda su puta alma. Se relamió los labios. Necesitaba hacer suyo cada centímetro de su sensual boca. Morder aquellos labios y aquel aro hasta que sintiera el sabor de la sangre del rubio.

-¿No es así?- preguntó curioso Michael. Lo abrazó su cintura, haciendo que sus cuerpos quedaran mucho más cerca. Pecho con pecho.

-Pues no...- respondió Luke. Mierda, ¿lo decía solo porque estaba borracho, o por qué de verdad pensaba eso?- Michael...- una oleada de deseo se apoderó del teñido cuando lo escuchó decir su nombre. Se lo imaginó gritándolo, con la voz ronca, gimiendo con toda su fuerza, al ritmo de sus caderas, cubierto de sudor, entregándole todo, hasta la última gota- Bésame...- pidió suplicante el rubio. Sí y mil veces sí. Luke lo estaba volviendo loco.

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Hi there!

Después de muuuuucho tiempo, he vuelto.

Originalmente tenía planeado subir esto para el cumpleaños de la rubia oxigenada but entré en depresión... ¡LUCAS NO PUEDE TENER 19!

Whatever, aquí está. Luke se puso caliente con su cumpleaños... JUST SAYING :p

Buaaaano, disfrútenlo y escuchen el nuevo single She's Kinda Hot porque es malditamente perfecto y el Lucrecio tiene una voz hermosa ♡.♡

Cuídense, y las veo en el infierno demonias :D

Muke♡

Stockholm Syndrome [Muke Clemmings]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora