Parte ocho

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Era su culpa.

Era su culpa.

Era su culpa.

Era su culpa ser tan débil.

Todo empeoró cuando su quirk apareció, lo sabía cuando a los cuatro años comenzó a hacer pequeñas explosiones, cuando su madre lo miraba con desaprobación o su padre lo ignoraba la mayoría del tiempo. Lo sabía pero no lo aceptaba.

¿Qué estaba mal?, no lo entendía, no comprendía, ¿Había algo mal con él?, quizás cuando escuchó a su madre quejándose, de que ella jamás quiso un hijo y su esposo lo sabía a la perfección, pero simplemente por la sociedad tuvieron uno, oh, eso dolió bastante.

Quizás cuando empezó a llorar o a molestar a Deku, el no quería, pero por lo poco que le habían enseñado sus padres sobre el mundo, debía dominar a los más débiles. Aunque intentó resistirse ante eso, era su amigo, su compañero, era el único ser que sentía que lo quería, aunque en algún momento sus otros compañeros lo hicieron cambiar de opinión, metiendole ideas en la cabeza.

Era su culpa, toda su vida, era su maldita culpa, ¿Entonces por qué?, ¿Por qué su profesor le mostraba ese lado paternal que nunca vio en su propio padre?, ¿Por qué sus amigos se acercaban a él si los ignoraba?, ¿Por qué Izuku lo consolaba cuando no se sentía bien?, ¿Por qué?

No a tenido noticias de Kurogiri desde hace unos días, cuando encontró una carta arriba de su escritorio, preguntando si seguía sintiéndose mal y que jamás hubiera imaginado que todo eso pasaría, estaba preocupado, un villano, estaba preocupado por él, apenas tuvieron interacción, pero se notaba en aquel papel toda la preocupación, ¿Por qué?

Lo comprendió, siempre se sintió mal con todo, siempre fue cobarde e incompetente, su secuestro fue lo que derramó el vaso por completo, como si sus pensamientos hubieran salido de su cabeza y estarían allí, atormentandolo

Quería ser un héroe, pero en ves de salvar a las personas estaba destruyendo todo a su paso, algo estaba mal con él.

Lluvia, hace tiempo no escucha ese sonido, pero no le gusta, odia por completo cuando hay una tormenta, porque le recuerda que nadie estuvo para el cuando tenía miedo, cuando quería llorar y esconderse en el pecho de alguien, buscando calidez.

Izuku, miró su teléfono de reojo, ¿Debería ir a su habitación?, ¿Estaría durmiendo?, era plena madrugada, claramente estaría durmiendo, aunque necesitaba confirmarlo por su cuenta, estaba dudando demasiado, iba a molestarlo, aunque el pecoso siempre le decía que jamás sería una molestia, suspiró varías veces para después salir de su propio cuarto.

Se dirigió hacía la habitación del peliverde, obsevando la puerta y dudando ahora si sobre debería tocar o no, respiró hondo y tocó la puerta.

—¿Kacchan? — la puerta fue abierta de forma rápida, dándole el indicio de que yacía despierto, liberó el aire que había estado conteniendo, dudando ahora de sus propias palabras.

—¿No puedes dormir?, ¿Es por la lluvia? — se apresuró a darle varías ideas, para después ver como el más bajo asentía ante eso, lo dejó entrar a su habitación con una leve sonrisa.

—¿Qué haces despierto? — se ánimo a preguntar con un tono leve y a la ves curioso, el contrario lo invitó a sentarse en su cama y el simplemente accedió.

—Estaba mirando videos de all might, mañana me quedaré aquí así que aprovechaba el rato — comentó sutilmente mientras aún sonreía.

Silencio, Midoriya podía notar que algo estaba severamente mal, algo pasaba, pero no sabía que era exactamente, tampoco podría descubrirlo por su cuenta o Bakugo se iría de su cuarto y era lo que menos quería en ese momento.

—Era un imbecil, pensé que molestarte en la escuela media estaba bien, ya que eras débil y nadie estaba de tu lado, pensaba que eso estaba bien, que al ser fuerte debía tener el control sobre todo, pero al entrar aquí y conocer personas amables como tú, me di cuenta que todo lo que pensaba estaba mal — expresó de forma leve mientras sentía sus ojos arder, las lágrimas amenazaban con salir en cualquier momento.

—Lo sé, por eso nunca pude odiarte, Kacchan, jamás logré eso, sabía por todo lo que estabas pasando, noté los pequeños cambios que tuviste cuando conociste a tus amigos.

—No es una excusa, no puedes odiar a nadie, yo no puedo cambiar el pasado, si tan solo me hubieras dado un golpe..

—¿Y arruinar tu rostro tierno?, realmente no me gusta esa opción — comentó mientras notaba el leve sonrojo en las mejillas del rubio, rio levemente hasta cuándo sintió un pequeño golpe en su hombro.

—Acuéstate y durmamos, esto ya es vergonzoso.

Sábado, ¿Qué se supone que haga un sábado por la mañana?, la mayoría de sus compañeros no se encontraban allí, Deku seguramente dormía, ya que por la madrugada quedaron hablando bastante rato, fue el primero en dormirse y despertó sobre el pecho del contrario, su vergüenza fue mucha pero lo suficiente para irse de la habitación.

—Buenos días, bro — se detuvo de hacerse un café para darse la vuelta con algo de curiosidad al haber reconocido esa voz.

—Ah, buenos días, Denki — respondió el saludo aún manteniendo su semblante tranquilo y terminar de hacer su desayuno.

Kaminari ocupó la cafetera minutos después y se sentó cerca suyo, callado, sin decir nada, mirándose de reojo, antes podían hacerse bromas mutuamente y ahora no sabían ni que decirse.

—Y...¿Cómo has dormido? — preguntó llamando la atención del cenizo, quien simplemente pudo voltear su mirada, indicando que algo sucedió.

—Dormí bien, ¿Y tú? — respondió para después volver a mirarlo de forma curiosa.

—Bien, gracias — dio un sorbo a su café y nuevamente el silencio los invadió, eso si que era incómodo, los dos pensaban exactamente lo mismo, las cosas si que eran diferente en la actualidad.

—¡Buenos días! — una tercera presencia rompió su silencio, el ojimiel respondió su saludo y el ojirubi simplemente se dedicó a asentir ante la presencia de Kirishima.

—Hey Kiri — ladeo su cabeza de lado, señalando al ojirubi quien alzó una ceja y el pelirrojo lo miró confundido para después reaccionar o acordarse de lo que iba a hacer o decir.

—Hey Bakugo, con Kami pensabamos ir al acuario, por si quieres invitar a Midoriya — propuso con una sonrisa un tanto ansioso por eso, el menor parecía pensarlo para después asentir.

—Claro, vayamos — respondió con media sonrisa ante eso. Los pocos que quedaban en las instalaciones comenzaban a despertarse, incluyendo Izuku, quien al escuchar la propuesta del acuario no dudo en aceptar.

La tarde se presentó rápidamente, dando lugar a aquellos cuatro para ir al acuario. El lugar se encontraba bastante tranquilo, no había demasiada gente así que podían pasearse por el lugar de manera cómoda.

Katsuki no se separaba de Izuku en ningún momento. Katsuki permanecía pegado a Izuku durante todo el camino. Katsuki no quería separarse de Izuku. Katsuki aún le teme estar por breves segundos sólo y que todo acabe otra ves. Katsuki apenas estaba aceptando las cosas luego de dos meses, pero aún el miedo era su emoción central en sus pensamientos.

Bakugo se mantenía pegado a Midoriya, observando con cautela y entusiasmo todo el acuario, logró distraerse bastante, por otro lado Kirishima y Kaminari chocaban las palmas de sus manos con algo de sigilo, su plan comenzaba a funcionar al ver a su amigo feliz, hace tiempo deseaban verlo otra ves sonriendo, eran futuros héroes y harían cualquier cosa para lograrlo.

Porque sí, eran conscientes de las veces que el cenizo se perdía en sus propios pensamientos, como cabezeaba algunas veces durante las clases, como se saltaba los entrenamientos que antes le encantaban, como apenas comía siquiera o algunas veces en todo el día no probaba bocado, como iba a la enfermería la mayoría de las veces, como las explosiones en sus pesadillas le impedían dormir de forma pacífica y como por eso se terminó enfermando, se enteraron por parte de Aizawa (aunque su propio profesor tuvo que mentirles para no decirles que su amigo intentó suicidarse), eran bastante conscientes.

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