Cap 13. Un libro negro

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Esa tarde fui a la comisaría, serían las 14.50 horas y me acerqué a la mesa de Connor. Tenía todos los papeles por encima de la mesa desordenados... muy desordenados.

-Vente conmigo - le dije. Llevaba una camisa larga apretada y un vaquero marrón, Tenía el pelo destrozado y su cara como si hubiera bebido 10 tazas de café y le hubiera dado un ataque.

-No puedo - dijo levantando los papeles que tenía en las manos.-La señora Wilson a visto que estaba en... otra cosa que no fuera trabajo y me ha puesto a digitalizar los papeles que enviamos desde Sao Paulo. -Echo un suspiro-Parecían muchos menos cuando los escribí.- Yo cogí la mitad de lo que tenía en su mesa y encendí mi ordenador que estaba en la mesa de al lado.-¿Qu,... qué haces?

-¿Qué crees que hago? Pues ayudarte, parece que no hayas dormido en semanas y que te hubieras quedado enganchado jugando con la consola.

-¡¡Gracias Edward!! Te juro que te besaría ahora mismo.

-Cállate o te dejo de ayudar.- Nos pusimos a digitalizar todos y cada uno de los papeles, archivos... De todo. Eran las 15.40 horas cuando acabamos, pensaba que no llegaba ni de coña a la biblioteca.

-¡Vámonos!-Le chille a Connor mientras se ponía la chaqueta.-Vamos a llegar tarde Connor. 

Llegamos al aparcamiento y había un deportivo oscuro. Era de una marca extranjera, seguramente muy poco conocida,  la verdad no sabía ni de donde lo había sacado. Él me lanzó las llaves, las cogí al vuelo. 

-Conduce tu, quieres. -Me subí en el deportivo, estaba forrado de cuero; super cómodo.

- ¿De dónde has sacado este deportivo? - Él me dijo que mirara las llaves. Es justo cuando le di atención al llavero. Era una rosa con los colores de una bandera, una bandera que conocía muy bien, la de España. Arranque el motor. Sonaba fuerte, rudo, llamativo. Me hacía vibrar todo el cuerpo. Tenía emoción, como un niño apunto de montar en la atracción más grande de la feria. Y le di tan fuerte al acelerador que parecía que se iba a romper el pedal. Fui a toda velocidad por las calles de Londres mientras que Connor me chillaba que bajara la velocidad hasta llegar a la biblioteca. 

-¡¡¡¡Pero que cojones hacemos en la biblioteca siendo las... 16h!!!

-He quedado con Danielle.

-¿Con quién?- Me preguntó.

-Con la Caballera de Fuego.-Entramos por la ventana de uno de los pasillos. -Busca la sección de asesinatos y crimen, tiene que haber un libro negro, con unas alas blancas dibujadas en el lomo.

Nos pusimos a buscar por todos los pasillos hasta que encontramos la sección de asesinatos y crimen, que por lo que parecía, eran 3 pasillos llenos  los estantes de libros de todos los tamaños. 

-No acabaremos nunc...¡Anda, ASESINATO PARA PRINCIPIANTES!-Mientras que Connor hablaba de su vida, yo estaba mirando los libros de la estanterías de detrás de una columna - Por este libro empecé a querer este puesto de trabajo...

Y es entonces cuando lo vi. Era un libro fino, pero estaba enfundado en un cuero negro. Tenía bordado unas alas blancas en el lomo del libro. Tiré de el y pasó algo que no me podía imaginar, una parte de la estantería bajó hasta el suelo mostrando unas escaleras de caracol.

-¡Connor lo he encontrado! 

Bajamos las escaleras y detrás nuestra se cerró la estantería. Estaba muy oscuro hasta que pudimos ver una luz. Era una sala pequeña, hogareña se le podría haber llamado de no ser por los papeles con información por las paredes y hilos rojos atados entre ellos. Y solo había una mesa rodeada de unas sillas. Había tres individuos en la sala. Había un chico levantado con una coleta y frustrado, fulminándonos con la mirada; el otro chico estaba mal sentado en la silla también mirándonos. Y detrás de ellos, había una chica con su pamela y su chaqueta, viéndonos con esos ojos castaños del color café que abducían con locura y pasión.

-Hola Edward, Connor; llegáis tarde.



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