Hechizada. (jenlisa)

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La venganza es un plato que se sirve frío. Pero, al final, solo te deja un vacío más profundo.

Marcel Proust.

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JENNIE KIM.

—Digamos que el simple hecho de llevarme bien con mi familia es complejo, Jennie —expuso Aderith, avanzando a mi lado—. Una hermana mayor problemática, padres muertos y una tía que me soporta por el dinero que pongo en su mano.

—Pensé que sí venías de una familia muy unida —supuse—. A juzgar por tu forma de ser.

—El libro siempre es juzgado por su portada, y no te puedo decir que sí, parece que vengo de una familia increíble, pero lo cierto aquí es que no —bajó la mirada a sus pies— Hubiese querido crecer en un ambiente menos tóxico.

—¿Alguna vez pensaste en irte del país?

—Lo hice, muchas veces, pero eso no resolvería nada —se encogió de hombros—. Aquí tengo mi vida, mi trabajo y no gano mal. Tengo todo lo que deseo, mientras mi hermana no se meta en mis asuntos.

—No puedo creer que la odies tanto —dije.

—No la odio, solo que su simple presencia me molesta. Es capaz de hacer lo que sea para conseguir lo que considera suyo, siempre ha sido así, estoy cansada de su forma de ser u actuar —retomó su respiración—. Quiero tener algo que ella no se sienta con derecho a tomar.

Entrecerré la mirada, analizando las expresiones de Aderith y el cómo decía las cosas, su voz cambiaba cuando mencionaba a la hermana, parecía convertirse en una persona diferente, pero no de mala manera, sino que, detestaba el simple hecho de hablar de ella.

¿Miedo? Lo más probable, pero me gustaría saber más que eso, estaba siendo una intrusa, la conocía hace horas y ya me creía con el suficiente derecho para preguntar o suponer cosas de su vida que no eran de mi incumbencia.

No obstante, no quita el que sienta interés por su persona.

Habíamos estado dando vueltas por el parque hacía horas, después de salir de dicho restaurante, lo único que habíamos hecho era hablar y hablar sobre nuestras familias, y una que otra cosa sobre nuestra persona, pero no más de allí. Quizás estaba interesándome más por lo que se escondía detrás de ella, que por la persona con la que estaba teniendo un tema de conversación.

—¿Por qué me miras así? —inquirió-. Es como si intentaras leer mi mente.

—A veces lo intento, pero eres compleja.

—Mejor háblame de ti —me miró con una sonrisa—. ¿Quién es Jennie Kim?

—Una chica sencilla —respondí sin más que añadir.

—¿Así? Eso es muy aburrido, ¿no tienes aficiones o hobbies?

—Me gusta cantar, bailar, soy fanática de los deportes, tanto así que me encanta el golf —contesté.

—Así que te gusta el golf, qué coincidencia, porque resulta que yo tengo un amigo que tiene un campo de golf. Ya sé donde será nuestra próxima cita —se giró para caminar de espalda a la calle y de frente a mí—. Porque esta no será la última, ¿cierto?

—Por supuesto que no, tendremos muchas más, estoy casi segura de que nos llevaremos muy bien —suspiré.

—No lo dudes, por cierto, hoy hiciste un trabajo excelente para ser tu primer día, yo espero poder seguir colaborando para que mejores —llegamos a su coche y Aderith abrió la puerta—. ¿Me deja guiarla a su casa, bella dama?