Hechizada. (jenlisa)

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En un beso, sabrás todo lo que he callado.

Pablo Neruda.

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LALISA MANOBAL.

—¿Cuándo será que dejarás de ver la vida como si fuera un juego? —increpó Dahyun—. Mírate, ahora casi mueres, no eres inmortal.

—¿Qué diablos quería que hiciera? Era eso o que mataran a Aderith —me puse de pie—. Además, no sé quién diablos de la fiesta fue el que provocó todo eso.

—¡Ninguno, Lalisa, nadie lo hizo porque yo vigilaba todo! —Dahyun echó la cabeza hacia atrás—. Deja de comportarte como si nada te importara.

—Es que nada me importa —formé una mueca de dolor al sentir una punzada en mi hombro—. Tú no comprendes todo lo que pasa por mi cabeza.

—¡No, ni quiero comprenderlo!

—No eres nadie para reprenderme.

—¡Te he visto pasarla mal! —vociferó, desgarrando sus cuerdas vocales—. Yo he visto todo, incluso tus pesadillas, ¿y tienes el maldito descaro de decirme que solo no soy nadie? ¡Pues sí soy, maldita sea, Lalisa, sí lo soy, y estoy cansada de ver como la mujer a la cual le he tomado cariño todos estos años se juega la maldita vida!

—Lo dices como si te murieras por mí –bufé—. Déjame, Dahyun. Nadie lo haría, nadie moriría por mí.

—Yo sí, ¿tanto te cuesta creerlo? —resopló—. Claro, siempre eres tú la que salva.

Pasó por mi lado, cerrando de un portazo, miré hacia allí, pero no fui detrás de ella. No corría detrás de las personas, pero con Dahyun sentí un impulso que no cumplí. Me dejé caer en mi cama y de frente a un espejo, miré mi hombro vendado.

Y lo recuerdo de la noche llegaron a mi mente, la voz de Jennie y su rostro. Solté un largo suspiro.

*****

—Otra vez el hombro —dije tratando de aligerar mi propio dolor a base de bromas.

—Deberías tener más cuidado con tus hombros —contestó en ese tono ligero, dulce.

—Quédate... quédate conmigo —dije retomando mis fuerzas para hablar—. Con o sin lentes eres preciosa, Jennie.

Con los ojos entreabiertos pude distinguir sus ojos, como ellos brillaban, lo hacían con miedo, pero ni muriéndose por dentro dejaba de mostrarme lo espectacular que podía llegar a ser.

*****

Sé perfectamente quién está detrás de todos estos desastres, me hago la tonta, pero yo más que nadie sé perfectamente quién es la causante de todo lo que ha estado pasado estos últimos días. El peligro, los disparos, todo lo que ha llegado a mí es por alguna razón.

Y hasta que no me rinda a los pies de esa persona, no dejara de amenazarme con lo que ella sabe que es mi punto débil. Quería hacer las cosas bien, pero terminaba haciéndolas mal, alimentando el pecado dentro de mí y ahuyentando a las personas.

No sé qué tan bueno sea eso, pero no permitiré que mi orgullo quede de lado, que las personas que son mis enemigas se conviertan en la parte más fuerte cuando siguen por debajo de mí.

Caminé hasta mi ventana, añorando el sol de la mañana, pero que ya no existía por las nubes grises que cubrían el panorama. Mis ojos se abrieron de par en par cuando vi a Jennie bajar de un taxi, y su comportamiento siendo dudoso. Tenía miedo de entrar a mi casa.