Novena Parte

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-¿Manu?- escuchó la voz de Seba que le llamó- ¿Qué haces aquí?

El rubio levantó la cabeza del césped y vio a Seba parado a unos metros de él, observándolo curioso. Le había seguido sin que se diera cuenta.

-Ah... nada, no podía dormir así que me vine para aquí- contestó, acostando su cabeza sobre el césped nuevamente, el cielo invitaba a ser observado.

El moreno caminó de forma lenta y se acostó a su lado sobre la suave hierba. Se quedaron mirando las estrellas en silencio por varios minutos. Estrellas que brillaban mucho más en la villa que en la ciudad, gracias a la ausencia de contaminación lumínica. Ambos muchachos tenían sus ojos fijos en los astros azules que adornaban el firmamento, rodeados por un silencio que solo era interrumpido por el cantar de los grillos y uno que otro búho.

-Y... ¿algún motivo especifico por el cual no puedas dormir?- le preguntó el oji-café, rompiendo el silencio, sin sacar su mirada del cielo.

-Mm, no ninguno...-dudó el blondo al responderle al mayor-... solo estoy pensando en algunas cosas.

-¿Pensando en cosas? si es lo que pasó hoy con aquellos idiotas, no te preocupes, te prometo que no dejaré que te vuelvan a poner una mano encima Manu, te lo aseguro- le dijo con una seguridad y una certeza que demostraba que hablaba en serio.

Manu se sorprendió al escuchar lo que el oji-café le había prometido, la forma en que lo dijo. Simplemente no se lo esperaba, no se esperaba que al mayor le importase tanto su seguridad.

-Eh, gracias por eso...-soltó el rubio un tanto incomodo-... pero no es en eso lo que estoy pensando- agregó casi susurrando, sin sacar su mirada de las estrellas.

"¿Por qué dije eso? ¿Acaso me está agarrando un ataque de sinceridad?" se preguntó el ojiverde indignado internamente. No tenía ganas de hablar de sus pensamientos, sin embargo, su boca parecía no querer hacerle caso.

-Ah ¿no es eso? Entonces... ¿en qué piensas tanto?

-Es...es solo que...

Manu dudó seguir hablando ¿Estaba listo para hablar de lo que sentía, de lo que le venía pasando estos últimos días? ¿Acaso Seba era alguien indicado para hablar del tema? Al rubio le quemaba esa extraña necesidad de contárselo a alguien, pero al mismo tiempo el miedo a no ser comprendido le hacía dudar. Sobre todo porque ni él mismo se comprendía.

-Es que...- el rubio tragó saliva y se dispuso a seguir- últimamente me estuve sintiendo algo... raro.

-¿Raro? ¿Te duele algo?- le preguntó el mayor girando su cabeza para observarlo- quizás es por la comida de mi mamá, uno tarda en acostumbrarse.

-No, no es eso- contestó rápidamente el ojiverde, sin sacar su mirada del cielo- no es raro de malo, es raro como...raro de distinto- hizo un pequeño silencio antes de seguir, ante la atenta mirada de Seba- siento como... -suspiró- siento como si no pudiera encontrar un lugar ¿Entiendes?, como si simplemente no encajara en la definición de un chico "normal", hago y pienso cosas que lo único que hacen es desorientarme y confundirme más, pero no lo puedo evitar, por mucho que quisiera. A veces pienso que es algo temporal, pero luego me doy cuenta que posiblemente no lo sea, y eso me asusta, me asusta en lo que pueda evolucionar, yo solo quiero vivir mi vida de manera tranquila.

El rubio soltó otro suspiro antes de seguir, uno mucho más largo y profundo.

-Es como si...- la garganta se le cerró, dificultándole el habla. A pesar de eso siguió -... es como si me sintiese que soy igual a otra gente de mi edad, pero en el fondo sé o siento que soy diferente en algún sentido. Intento analizarlo, pensarlo para poder entender y así sentir que tengo cierto control, que no voy a la deriva y no estoy a merced de estos sentimientos, pero simplemente no puedo comprenderlo. No logro encontrar una explicación a porque me siento así de raro, entonces me doy cuenta que estoy indefenso...- Manu giró su cabeza y vio que el castaño le observaba fijamente con sus ojos marrones, completamente atento.

-... jeje no me hagas caso, estoy hablando tonterías, de seguro no me entiendes- agregó el ojiverde con una risa, que en realidad era para disimular lo incomodo y avergonzado que se sentía.

-Si te entiendo- le dijo Seba de forma seria, girando su rostro de nuevo hacia el cielo – es como si hubiera una parte de ti que te dijera que te alejes de ese impulso o pensamiento extraño, pero otra parte simplemente es la que se deja llevar, y cuando eso sucede, se siente tan bien... pero luego te cuestionas esas sensaciones placenteras que son fuera de lugar, dejándote confundido, algo extraño ¿Por qué sucede? ¿Hay alguna forma de evitarlo? ¿Quieres evitarlo? Son preguntas que se te vienen a la mente, pero la última es la que más te desconcierta y la que más te hace dudar, dudar de cosas que nunca dudaste.

Mi suerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora