10 MENTIR SIEMPRE TRAE CONSECUENCIAS (Parte 1)

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10 MENTIR SIEMPRE TIENE CONSECUENCIAS.
Una guerra silenciosa, terrible y sin tregua comenzó dentro del Palacio de Valhalla, en Asgard. Declarada y encabezada unilateralmente por Sybil, quien lejos de derrumbarse ante los rumores acerca del pasado entre Thor y su hermano adoptivo, se propuso estudiar muy bien el campo de batalla antes de dar pelea, pues no podía acusar de nada a nadie, mientras no tuviese pruebas contundentes del engaño.

No le fue difícil encontrar la información de aquellos tiempos, pues para nada era secreta, sencillamente, de tanto no mencionarla, se fue quedando en el olvido... en los suntuosos libros de la biblioteca principal, Sybil encontró el tomo que hablaba del reclamo del Rey Laufey al Rey Odín, exigiendo la devolución de su hijo Loki, tomado, según el Jötunn decía, por la fuerza, mientras intentaban ocultarlo de los invasores Asgardianos en un templo de la ciudad de Gastropnir.

Ahí comprobó que Loki realmente era hijo adoptivo del anterior Padre de Todo, que para evitar la guerra, se rindió a las demandas del Gigante de hielo y devolvió al joven con sus padres biológicos y tomó el título de Príncipe heredero. Poco meses más tarde, se pactó una alianza matrimonial. El contrato era tan tentador y conveniente, que Laufey aceptó... todo parecía ir bien, hasta que los Soberanos tuvieron diferencias políticas y la sombra de la guerra nuevamente los cubrió, esta vez, sin poder ser detenida. Asgard y Jötunheim entraron en conflicto, y cuando terminó, ambos Príncipes, cuyo compromiso fue roto, rehicieron sus vidas, cada uno por su lado, cada uno en su mundo...

Justo ahí, Sybil entró en la vida de Thor, se casó con él y tuvieron el hijo que los dos amaban y que ahora, como capricho de las Nornas del destino, se encontraba sumiso bajo el mando del joven Rey Jötnar, mientras que Loki, amparado por su antiguo hermano y prometido, se atrevía a vivir bajo el mismo techo de la esposa... antes de saberse engañada, Sybil necesitaba avanzar paso a paso.

¿Era Loki el amante al cual Thor rogaba con aquellas cartas que el cuervo llevaba y traía? ¿Era el Rey Jötunn quien lo castigaba con su silencio? De pronto casi todo cobraba sentido... retomar una relación rota por la distancia y el tiempo, debía ser complicado, principalmente cuando ninguno de los dos era libre, y aún así, se las estaban arreglando para involucrarse a sus espaldas. Si Thor era culpable de infidelidad con su propio hermano adoptivo, entonces era la voluntad de ella, como Reina, como consorte, como mujer, quien tenía la ventaja, podía muy fácilmente dominar la situación... tenía opciones, y si conservaba la cabeza fría, elegiría la mejor para obtener una muy satisfactoria ventaja que estropeara los planes de su esposo y de su amante, ella humillaría antes de ser humillada, heriría antes de ser herida, denunciaría antes de ser burlada...

***

Loki la sorprendió caminando por su hermoso jardín de rosas, cuando él regresaba del entrenamiento con khali, ejercicio que retomaba para distraer su ansiedad cotidiana y para pasar el tiempo mientras Thor atendía sus deberes reales. La observó mientras revisaba las flores, admirando su color, su aroma y la esmerada distribución en el sendero. Sybil era una mujer hermosa, de figura gentil y rostro armonioso, sus ojos algo rasgados y su nariz respingada, le daban un aire de travesura que casi lo enterneció... ella no le había hecho nada, y por lo mismo, no le deseaba ningún mal. Además, era la madre de Nun, el hijo de Thor y compañero de Rochi. Sintió un malestar incómodo en la boca del estómago al verla caminar y comentar a sus dos damas de compañía... el palacio de Valhalla fue su casa cuando niño, cuando adolescente, ese era el jardín que su madre Frigga creó pensando solo en él... pero definitivamente... ese ya no era su hogar, era el hogar de Sybil, y Sybil era la esposa de Thor.

-Sé muy bien que tu instinto de mujer te dice que desconfíes de mí- murmuró Loki para sí mismo- Y tienes razón en hacerlo, soy yo quien se entromete en tu matrimonio, pero... Yo le amaba antes que tú, y le amaré después de tí... ¡Perdóname, Sybil, por el mal que te hago! Porque este amor va más allá de todas mis fuerzas, de toda mi razón, de todo mi entendimiento...

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