LA ROSA DEL ADIÓS

17 EL TRONO DE ASGARD (Bajo el signo del amor, parte 2)

17. EL TRONO DE ASGARD.
Loki tomó el brazo que galantemente le ofrecía su amado compañero, mientras se dirigían a sus habitaciones, lugar donde solían cenar juntos y a solas, Loki le contaba con detalle cada momento del día y principalmente, cada travesura y cada gesto que Torden hacía.

Thor pudo percibir con facilidad, que el pelinegro hablaba mucho para aturdirse y evitar pensar en Rochi, pero en su interior, agradecía a lo eterno por el esfuerzo que hacía para acostumbrarse y superarlo. El rubio Dios confiaba en que pronto, el joven Rey de Jötunheim superara su duelo y perdonara a su padre. Después de todo, pasó su niñez y juventud añorándo al progenitor ausente y saberlo muerto a manos de su otro padre, no debía ser sencillo.

Suspiró sin querer, todavía faltaba, esa misma tarde, una visita que sin duda, iba a alterar la paz que diariamente disfrutaban.

-Me voy a asegurar que Torden ya está dormido y te alcanzo, cariño, puedes indicar que sirvan la cena... te prometo que no tardaré.

Loki se desvió a la alcoba de su pequeño y el rubio entró a la antesala, donde se topó con la figura todavía imponente, aunque por el momento, bastante relajada, del noble Odín, quien sonrió y se puso de pie apenas lo vió, para acercarse y darle un abrazo.

-Ya lo esperaba, padre- dijo Thor, devolviendo el abrazo con sincero afecto- ¿Nos acompañará a cenar?

-Si la carne de la cena está bañada por un buen vino, por supuesto. Además, me permitirás darle este obsequio a tu esposa- dijo Odín, mostrando una capa dorada, con cuello de zorro plateado y con herretes de diamante.

-¿Para quién?- preguntó Thor, procesando que el anciano Rey al parecer, no estaba enterado de todo lo sucedido en los últimos años.

-Para Sybil, por supuesto... ¿Dónde está ella? Sería bueno saludarla antes de ir a la mesa...

-Padre... ¿Acaso Nun no le contó nada cuando lo visitó?- Odín hizo un gesto de extrañeza, arqueando la ceja encima del parche de su ojo faltante- Sybil y yo nos divorciamos hace tiempo. El matrimonio fue bueno mientras duró, nos separamos en términos amistosos... si la capa es para ella, con gusto se la haré llegar.

-¿Divorciados? Pero ¡Diez mil demonios! ¿Cómo es que ha sucedido eso? ¿Por qué no fui tomado en cuenta para esta decisión?

-Porque fue decisión nuestra, de nadie más. Yo estoy feliz, tengo a mi lado a una nueva pareja... y decir nueva es solamente un adjetivo, porque es en realidad a quien siempre he amado, por quien vivo y quien llena mi vida. Padre, tengo un hijo pequeño y mi hijo mayor, y su familia, complementan perfectamente la mía.

-Thor... que no sea quien yo estoy pensando...

Loki entró en ese momento, ya prevenido por el guardia de la visita del noble Odín. Volver a encontrarse con el padre adoptivo que de alguna manera, jamás lo quiso bien, que lo usó o intentó usarlo como moneda de cambio y por quien sufrió la separación del hombre que amaba, no le sentaba para nada. Pero sabía que tarde o temprano ocurriría y debía comportarse con toda la serenidad y dignidad que se requería.

Así pues, con la testa bien alta, con la mirada soberbia y una sonrisa en los labios, entró. Odín se puso rojo y después pálido, en otros tiempos, habría explotado, gritado y ordenado a su hijo que se desligara de inmediato del Jötunn... pero aquella ya no era su casa, ni su reino, ni su corona. Thor era libre de tomar sus decisiones y retomar su relación con Loki, aunque no le gustara, era algo que, al menos de momento, no podía cambiar.

Loki conocía el protocolo, Odín era un Rey Emérito, estando por encima de su presencia como concubino del Rey de Asgard, aunque eso no le restó su aire de elegante nobleza, se acercó y lo saludó con una zalema pequeña, para después darle la bienvenida. Odín no supo responder y un silencio pesado se formó, pero Thor lo rompió antes que pasara a mayores, tomando la capa y mostrando lo bien que se le daba la diplomacia.