3 SEND A RAVEN (ENVÍA UN CUERVO)

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3 SEND A RAVEN (ENVÍA UN CUERVO)

Cuando Nun abrió los ojos, el hombre seguía ahí... no era tan alto como otros Gigantes de hielo, de hecho, Rochi casi lo rebasaba por un par de centímetros. Pero le hablaba tan familiarmente, con el porte tan majestuoso, envuelto en una elegante capa de pieles, usando una especie de tiara cristalina, que parecía hecha de hielo, pero seguro estaba elaborada con cuarzo, o quizá con un enome diamante artísticamente tallado y que lo coronaba con un par de atrevidos y translúcidos cuernos. El hombre tenía la apariencia de la raza Aesir... quizá Vanir, porque era extremadamente atractivo, carecía del color celeste en la piel, tampoco tenía ojos de fuego, sino un par de esmeraldas brillantes, que resaltaban con su impecable piel de leche... tenía muy poco de Jötunn, pero al mismo tiempo, los dos tenían un aire familiar... principalmente en la forma angulada de sus rostros, en su negro cabello, en su esbelto y elegante porte y en la voz...

También descubrió a un oficial de los ejércitos Jötnar, ese sí era un Gigante de hielo, con rasgos fuertes, pero no toscos, alto, piel celeste y tatuajes  vivos en su rostro y manos, vestía el peto y las calzas militares, y una capa ligera sobre el hombro derecho, mostrando que poseía un alto rango. También él hablaba con Rochi con familiaridad, y lo miraba de una forma tan intensa, que Nun sintió una incomodidad en la boca del estómago, algo muy parecido a un golpe de celos, aunque en realidad, no supo a que atribuirlo exactamente...

Rochi le agradaba, es más, aceptaba que le gustaba y mucho, admiraba su valor y su arte en batalla, no tenía sentido disgustarse porque otro lo miraba con peculiaridad. Cuando intentó sentarse, fue que recordó que tenía una herida grande en el hombro, y el dolor lo hizo desistir del esfuerzo, se dió cuenta, además, que llevaba un vendaje y sin duda, un Sanador le había realizado alguna curación, porque ya no sangraba.

-¡Nun, no te muevas!- exclamó Rochi al verlo despierto- Debes descansar un poco más... tu hombro estará bien, pero necesitas tomártelo con calma.

-¿Dónde estamos, Rochi? ¿Quienes son ellos?

Rochi miró al hombre, que asintió levemente, y entonces, se acercó al muchacho rubio, intentando poner un semblante de tranquilidad.

-Estamos en el Palacio de Gastropnir, y quiero presentarte al Soberano de Jötunheim, el Rey Loki Laufeyson... mi Padre...

-¿Tu padre... es el Rey?- preguntó Nun, recordando de golpe que su pueblo y el de los Jötnar no eran amigos- Nunca me lo dijiste...

-No necesitabas saberlo. En Helgafjell no hay castas ni clases sociales, todos somos iguales para los espíritus del templo.

-Pero... me trajiste aquí sin mi consentimiento, ya no estoy en terreno neutral... ¿Te das cuenta que me arriesgué demasiado para ir al templo y ahora, quizá he perdido mi oportunidad para siempre? ¿Por qué estoy en este Palacio? ¿Qué sucedió?

-Los dos estaban en un riesgo muy grande- dijo el Rey Loki, calmando los ánimos algo exaltados del rubio tan solo con el tono de su voz- El ataque sorpresivo de los Kronanos nunca debió suceder, estás a salvo, descansa y prepárate para regresar a tu hogar.

Loki hizo una señal y el oficial abrió la puerta, debía ir tras el Rey, pero se tomó un instante para dirgirse a Rochi y decirle al oído que se cuidara, que los Asgardianos no eran de fiar, pues eran seres egoístas, y que él estaría atento por su seguridad. Rochi le despidió con una elocuente sonrisa, y Nun volvió a sentirse incómodo.

-Hijo de Loki... ¡Quién lo hubiera sospechado! Allá afuera parecías solo un muchacho Jötunn normal, no un Príncipe- declaró Nun, una vez a solas con el otro- Pero he de aceptar que es tu padre igual a como siempre escuché hablar de él... en Asgard, se dice que no parece un Gigante de hielo, y que su belleza es impresionante... lo confirmo.

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