𝓓𝓸𝓫𝓵𝓮 𝓥𝓲𝓭𝓪 𝓤𝓷 𝓒𝓸𝓻𝓪𝔃𝓸𝓷

Revelaciones del Dragón: El Peso de la Verdad

-Narra Ryu-

Desde que tengo uso de razón, siempre ha habido un sueño que me ha definido: proteger a los que amo a toda costa. Desde mi infancia, me inculcaron la idea de que mi destino sería ser un líder. "Serás uno de los grandes reyes de este reino", me decían. Me llamaban prodigio, alguien destinado a dejar una huella en la historia de nuestra tierra. Pero con los años, las palabras de los demás se volvieron pesadas, como una carga que se aferraba a mi ser, hasta el punto en que dejé de escuchar mi propio corazón.

Volver a Noche, el reino que sobrevivió al embate del Rey de las Sombras, es regresar a una parte de mí que siempre estuvo latente. No fue tanto un ataque como una manifestación de las sombras que tratamos de contener, y al final, esas mismas sombras cubrieron el reino de Ligth. A pesar de todo, Nigth permanece, un recordatorio del equilibrio que se debe mantener entre la luz y la oscuridad.
Volver a Nigth también significa reconectar me con ese legado de sombras que tanto he tratado de comprender. Mi entrenamiento, mis habilidades, todo está conectado a esa profecía antigua que me persigue. No puedo ignorarla, pero tampoco puedo dejar que me consuma. Mi vida está destinada a algo más grande, algo que aún no alcanzo a comprender del todo, pero sé que tiene que ver con proteger a los que amo y guiar a este reino hacia un futuro mejor.

Aquel día, bajo un cielo tan oscuro como el reino de Nigth, tomé mi decisión. No sería otro peón más en el juego de los dioses ni seguiría ciegamente las palabras escritas en algún libro polvoriento. Enfrentaría mi destino, no como el rey que todos esperaban, sino como el hombre que soy, con mis propios principios y mis propias reglas.

El reino se tambalea, las sombras avanzan, y sé que muchos de los que me rodean esperan que siga el curso predicho. Pero yo no estoy aquí para cumplir expectativas ajenas. Estoy aquí para proteger a aquellos que verdaderamente importan. No soy un simple heredero, soy Ryu, y si mi destino es enfrentar las sombras, lo haré a mi manera.

Todo empieza en un día casi normal, aunque decir "casi" no le hace justicia. Es un día que lo cambia todo, uno que quedará grabado en mi memoria para siempre, pues hoy revelaré uno de mis mayores secretos a las personas que más amo. No es una decisión que tomé a la ligera; he pasado noches sin dormir, sopesando los riesgos, las consecuencias... pero ya no puedo seguir ocultando lo que soy, lo que llevo dentro. Hoy, debo enfrentar mi verdad.

El sol apenas comienza a asomarse entre las nubes grises, dándole al cielo una tonalidad melancólica, como si el propio día presintiera la gravedad de lo que está por venir. El aire es denso, cargado de una calma inquietante. Camino por los pasillos del castillo, observando a mi alrededor con la misma sensación que tendría un guerrero antes de entrar a la batalla. Pero esta no es una guerra contra enemigos visibles; es una lucha contra mis propios miedos, contra la duda de si aquellos que amo podrán aceptar la verdad que he ocultado durante tanto tiempo.

Miro a mi viejo amigo, el pequeño dragón, Aggelos. Me da gracia que algunos lo llamen "mascota", como si no supieran la profundidad de nuestra conexión. Él no es una simple criatura domesticada, es mi compañero, mi amigo desde hace mucho tiempo. Siempre ha estado a mi lado, compartiendo conmigo las sombras y la luz de este camino que elegí recorrer. Con un suspiro, me dejo caer en un sofá elegante, uno de esos que parece más adecuado para los grandes señores y reinas, pero que en este momento me brinda un respiro necesario.

Aggelos se acomoda a mis pies, enrollando su pequeño cuerpo mientras me observa con esos ojos brillantes e inteligentes. Lo acaricio distraídamente, sabiendo que pronto las cosas cambiarán. Hoy es un día de revelaciones, no solo para mis amigos, sino también para mi madre.

No pasa mucho tiempo antes de que Ashina, mi madre, entre en la sala. Su presencia siempre ha sido imponente, pero con una dulzura que solo las verdaderas reinas poseen. Cuando nuestros ojos se encuentran, su mirada se ilumina con una calidez familiar, y me devuelve la sonrisa que no puedo evitar.