Eight..

366 34 1
                                    

Con el paso de las horas, Jane se daba cuenta que la mordida comenzaba a causar efectos en Rose. Su tez se había puesto cada vez más pálida, la mordida pequeña que antes se encontraba en el hombro, se expandía por toda la espalda llegando a causar cierta impresión.

Elena y Jane se encontraron en el pasillo, la pelicastaña se dirigía a la sala igual que la Salvatore.

—¿Verdad, Elena? —Damon sonrió falsamente hacia la Gilbert. Jane solo podía mantener la mirada fija en Rose porque a pesar de todos los años que tenia, ella merecía tener una vida feliz.

Rose se giro levemente dejando ver su rostro pálido hacia Elena.

—Amm... Nada mal —Mintió Elena lo cuál no le gusto tanto a Jane. Pues, Rose no merecía que le mintieran así.

Damon y Elena comienzan a hablar sobre Isobel a lo que Jane no tiene la menor idea de quien es, sin embargo, se acerca a Rose.

—¿Que tal te sientes? —Pregunto la pelinegra con preocupación tomando la mano de Rose. Al poco tiempo de conocerse se habían agarrado cariño.

—Hagan de enfermeras. —Señalo Damon a Jane y Elena. Sin problema alguno accedió de inmediato, su prioridad en aquel momento era cuidar a su amiga.

"Debe de haber una cura" Pensó Jane.

—No es necesario. —Negó Rose amablemente, en eso, Damon vuelve a hablar:—Claro que lo es.

—Elena es una bienhechora, no puede evitarlo y Jane es tu amiga, jamás te dejaría sola aquí. —Damon se fue del lugar dejando solas a las tres mujeres en la casa Salvatore.

Jane se quedó al lado de Rose, no la dejaría sola por nada del mundo porque si era cierto lo que decían. Entonces a Rose no le quedaría mucho tiempo de vida y era algo que la Salvatore no asimilaba, no estaba acostumbrada a perder familiares ni amigos (además de Damon y Stefan).

Elena y Jane comienzan a dejar a Rose en su habitación, la preocupación en la habitación era palpable tanto así que la ojiazul se mantuvo en la puerta mirando.

—No quiero morir de una enfermedad. —Dice Rose cansada, acostándose en su cama.

—No vas a morir.

—Qué humana, gracias.

—¿Jamás habías entrado en su habitación? —Rose le preguntó hacía Elena al ver como ella miraba el cuarto.

Elena no responde ante la pregunta de Rose, en cambio Jane solo mira la reacción de Elena, desde que despertó había estado en las habitaciones de sus hermanos un montón de ocasiones, a veces para hablar, otras para molestar y algunas para dormir a su lado.

—Es solo una habitación. —Responde Elena, sentándose al lado de Jane.

—Tal vez esperaba sabanas de seda. —Bromeo Elena haciendo reír a las dos jóvenes que la acompañaba.

—A Dai le falta refinar su gusto. —Rió Jane, mientras acariciaba el cabello de Rose.

Se podría decir que la Ojiazul aún estaba en negación por la muerte de su reciente amiga, ella no quería verla morir.

—Tienes tanta suerte. Jamás nadie me ha amado como a ti. 

—No es cierto. —Jane hablo rápidamente. —Yo si te amo, como amiga, pero a pesar de que nos conocimos en circunstancias difíciles en todo este tiempo te quiero Rose, así que por favor no digas esas palabras.

La chica solo miró a Jane sonriendo con tristeza, amó la idea de que conoció una amiga en sus 500 años de vida. Para ella Jane en ese momento era como un angel preocupándose por alguien como ella, que casi la vende a un destino que no merece.

𝐒𝐎𝐔𝐋 ▎ 𝗞𝗹𝗮𝘂𝘀 𝗠𝗶𝗸𝗮𝗲𝗹𝘀𝗼𝗻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora