Caníbal

Capítulo 4

"Larita, Larita, bienvenida a mi juego"

Marco:

Suspiro.

HICE 3, 3 MALDITAS ENTREVISTAS, ME MERESCO UN DESCANZO DE 2 SEMANAS.

Ya casi eran las 6. Tengo la casa sola porque mis padres se han ido a una reunión en quién sabe dónde, ni me importa.

¡DIN DON!

Es sorprendente el ruido de esa campana, llega hasta aquí, eso que estoy bien alejado del campanario.

Salté asustado al oír que un vaso se cayó. —Genial se ha roto, para rematar el favorito de mi madre, me van a matar —Estoy frito.

—Morirás literalmente —Volví a saltar, agarré un cuchillo con rapidez, me di la vuelta, que instinto de supervivencia tan bueno ¿eh? No es el momento de bromear. Sacudí mi cabeza.

¿Quién fue el que habló?

La casa estaba algo oscura, admito que tengo algo de miedo. Entonces sonó la puerta. —Hoy no será tu día —Escuché nuevamente, esta vez la voz fue más aterradora.

Tragué saliva. Abrí la puerta.

—Que ¿Qué haces con un cuchillo en la mano? —Preguntó mi hermana.

—Escuché un ruido raro. Me has salvado, jeje —Menos mal llegó mi hermana fastidiosa, quizás solo fue mi imaginación, este pueblo es tranquilo y yo no tengo enemigos, nada de qué preocuparme.

La dejé entrar.

—¿Qué es eso?

Era una carta, no la había visto ahí antes. La recogí. Quedé con los ojos abiertos. Estaba escrito con sangre. —Muriras —tiene escrito.

Miré para todos lados, no puede ser. Alguien está tras de mí, me quiere matar. Mi hermana siguió de largo agarrando el vaso que supuestamente había visto romper.

—¿Qué? —Me preguntó la rubia.

—N-nada —Alguien me quiere matar, es lo único que se venía a mi mente. Y el vaso que acabo de ver romperse está completamente bien. ¿Me estoy volviendo loco?

***

Lara:

Estaba comiendo, ya casi es la hora de dormir nuevamente. Me preocupa que papá aún no ha llegado, se está demorando más de los normal.

—Mamá. ¿Cuándo llegará? —Sabe a quién me refiero.

—No lo sé, tu sabes que él está trabajando —Es obvio.

—mmm... ya ha pasado mucho.

—Solo 3 días, no es para tanto.

Para mi si es mucho tiempo.

Me deseó las buenas noches. Seguía cansada así que voy a dormir bien bueno esta noche. Estaba haciendo demasiado frio, me arropé.

Tardé un poco para dormirme, pero por fin quedé dormida...

***

¡DIN DON!

Me levanté enseguida, ya eran las 12. Esa campana a veces lo asusta a uno, más cuando vives cerca de ella. Espera. ¿Por qué rayos a sonado?

Tenía ganas de orinar. Justo cuando toqué el piso sentí agua y cuando miré al suelo. Quedé con los ojos bien abiertos.

—¡No puede ser! —Sangre.