Capítulo 16

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"Daré todo de mí, te protegeré con mi vida"

Lara:

Aburrida. Aburrida. Aburrida. Aburrida. Aburrida...

Estaba tan aburrida que me puse hacer una plana con la palabra "aburrida" no estábamos haciendo nada en clase. Bueno, yo no estaba haciendo nada, estábamos en evaluación, la cual ya había terminado hace 30 minutos y nadie más lo ha podido hacer.

Santi me contó lo de anoche, ya no tenía gafas y casi toda la mañana se le hizo difícil ver. Creo que lo más justo es que yo le regalé unas gafas, el me dio una cicla, yo le tengo que dar algo también.

Todo estaba tranquilamente aburrido, hasta que empezó.

Un leve sismo que muy pocos sintieron, fue algo realmente corto, pero se sintió un poquitico, por esa razón nadie se descontroló, menos mal. La profesora apenas alzó la cabeza, pero ella no se dio cuenta, muy pocos lo sintieron.

Volvió a suceder una vez más. La profe se levantó preocupada. Esta vez varios alzaron la cabeza.

—Solo es un maldito sismo —dije mentalmente mientras puse mi cabeza sobre el pupitre. ¿Por qué le temen a eso? Ni que fuera terremoto.

Y entonces, todo pasó de ser pacifico a descontrol total.

Inmediatamente otro sismo se presenció, pero este no era algo normal, esto sí que ya era definitivamente un terremoto, todo se movía exageradamente. La profesora alcanzó a esquivar el televisor que por poco le cae en la cabeza.

Todas las niñas empezaron a gritar como locas, todo lo que tenía en mi pupitre cayó al piso. —Muchachos, tenemos que salir —dijo la profe, pero nadie la escuchó. Todo estaba descontrolado y el terremoto seguía.

Todas las ventanas se rompieron, algunos sufrieron daños. Era la única que no gritaba, pero si tenía un poco de miedo. Ahora mismo me doy cuenta que lo único que de verdad me deja sin moverme es el caníbal.

Por fin se detuvo, algunas paredes se agrietaron.

—Tranquilos. Por favor fila por fila salgan de inmediato, pero con cuidado —Todos corrían lo más rápido posible. Obviamente el inútil de Marco ya se había ido y eso que es de la última fila. Desgraciado.

Nuevamente, otro más, Lucas me salvó, el techo se empezó a caer y él me empujó, me salvó de que me aplastaran, pero me hice daño en la cadera contra un pupitre.

—Lara, vámonos del salón, ya no importa el orden, esto esta descontrolado —Tenía razón, esto ya es serio y todo seguía moviéndose como loco.

Todo era un desorden total, las paredes estaban a punto de colapsar, el techo ya empezaba a desmoronarse y caía al suelo. Por fin Salí del salón, pero había un desorden terrible, muchos estudiantes me impedían el paso.

Los casilleros empezaron a caer, algunos terminaron atrapados por estos. Quería ayudar, pero mi propósito ahora es ir al punto de encuentro, el cual quedaba lejísimos. Por poco la pared me aplasta, alcancé a esquivarla e inmediatamente rodé para esquivar los casilleros que también casi me espichan.

Todos corrían como locos, pero yo no podía correr porque no podía movilizarme muy bien con todo ese movimiento, me caí unas cuantas veces, me volvía a levantar, la otra cosa complicada era que me empujaban.

El techo, paredes, todo se estaba agrietando. Si no salgo de aquí, terminaré aplastada por el colegio. Seguí luchando para no caer, aún faltaba mucho camino.

¡DIN DON!

¿Eso ha sido una campanada?

No escuché muy bien, lo dudo, además estoy entre el público y el caníbal no ataca de día. Esta vez empecé a correr, ya me podía controlar mejor aún con todo ese movimiento, solo era esquivar los casilleros y las paredes desmoronándose.

CaníbalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora